Cambio de rumbo
Los trabajos de recoger hielo de las lunas de Júpiter había comenzado tres siglos antes. Millones de toneladas eran transportadas hasta Marte en lonas kilométricas arrastradas por naves de carga como la Sad Eyes, que pilotaba el capitán Ramrod desde hacía más de veinte años.
Había agua suficiente para llenar de océanos profundos los valles del planeta rojo y poder así hacerlo apto para la vida. Enormes masas de hielo se desplazaban por el espacio ingrávido y silencioso durante años hasta alcanzar su objetivo. El coste era razonable para los patrocinadores de las colonias marcianas y el planeta estaría preparado para generar recursos biológicos propios en unos cien años: Ramrod aún viviría para verlo.
Las agrupaciones de ecologistas del Sistema Solar estaban en contra de los traslados, por supuesto. Las campañas y las consignas del tipo “dejad Júpiter en paz” habían calado hondo en la opinión pública y la gente se mostraba aterrorizada del paso de esos continentes de hielo sucio por una órbita a escasa distancia de la Tierra. Cualquier error en los cálculos del centro de masa o de los vectores de impulsión podría generar una catástrofe planetaria. Los políticos debatían acerca de la idoneidad del proyecto una y otra vez mientras Ramrod pasaba su vida flotando en el espacio sin más tarea que sentirse a sí mismo.
La vida del capitán Ramrod durante aquel tiempo de ausencia y silencio se perdía en libros antiguos y en la recién descubierta música de Strauss, que interpretaba con su viejo violonchelo. El capitán era feliz en su solitaria nave errante en medio del vacío, en un viaje tan largo hacia fuera como hacia dentro.
Los ordenadores de a bordo funcionaban autónomos y nunca, en todos esos años de viajes interplanetarios, había tenido que tocar un solo botón. La Sad Eyes era una nave de última generación preparada para surcar el vacío durante siglos sin requerir atenciones ni energía adicional.
- Capitán Ramrod, aquí Base Huston. Ha habido un cambio de planes. ¿me recibe? -
- ... -
- ¿Me recibe, Sad Eyes? Debe usted abandonar la carga en Ganímedes. La operación queda cancelada ¿me recibe? ¿Sad Eyes, me recibe? -
- ... -
- Aquí base Huston. Debe usted regresar a la Tierra inmediatamente. Repito, abandone la carga y regrese a la Tierra inmediatamente -
- ... -
El capitán, por primera vez en su vida, puso en modo manual los mandos de la nave y cambió la dirección. Pero no a la podrida Tierra llena de ruidosos seres humanos. Puso rumbo al horizonte limpio de tiempo y espacio, a los confines del Sistema Solar. Viviría solo con sus libros, con Strauss y con su violoncelo sin regresar nunca más. Ramrod no volvería nunca más a oler la lluvia ni a sentir el frío del amanecer.
- ¿Qué está ocurriendo? Capitán Ramrod ¿me recibe? -
- ... -
un libro del espacio: Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury
una canción del espacio: Space Oddity, de David Bowie
una película del espacio: Alien, el octavo pasajero, de Ridley Scott
Había agua suficiente para llenar de océanos profundos los valles del planeta rojo y poder así hacerlo apto para la vida. Enormes masas de hielo se desplazaban por el espacio ingrávido y silencioso durante años hasta alcanzar su objetivo. El coste era razonable para los patrocinadores de las colonias marcianas y el planeta estaría preparado para generar recursos biológicos propios en unos cien años: Ramrod aún viviría para verlo.
Las agrupaciones de ecologistas del Sistema Solar estaban en contra de los traslados, por supuesto. Las campañas y las consignas del tipo “dejad Júpiter en paz” habían calado hondo en la opinión pública y la gente se mostraba aterrorizada del paso de esos continentes de hielo sucio por una órbita a escasa distancia de la Tierra. Cualquier error en los cálculos del centro de masa o de los vectores de impulsión podría generar una catástrofe planetaria. Los políticos debatían acerca de la idoneidad del proyecto una y otra vez mientras Ramrod pasaba su vida flotando en el espacio sin más tarea que sentirse a sí mismo.
La vida del capitán Ramrod durante aquel tiempo de ausencia y silencio se perdía en libros antiguos y en la recién descubierta música de Strauss, que interpretaba con su viejo violonchelo. El capitán era feliz en su solitaria nave errante en medio del vacío, en un viaje tan largo hacia fuera como hacia dentro.
Los ordenadores de a bordo funcionaban autónomos y nunca, en todos esos años de viajes interplanetarios, había tenido que tocar un solo botón. La Sad Eyes era una nave de última generación preparada para surcar el vacío durante siglos sin requerir atenciones ni energía adicional.
- Capitán Ramrod, aquí Base Huston. Ha habido un cambio de planes. ¿me recibe? -
- ... -
- ¿Me recibe, Sad Eyes? Debe usted abandonar la carga en Ganímedes. La operación queda cancelada ¿me recibe? ¿Sad Eyes, me recibe? -
- ... -
- Aquí base Huston. Debe usted regresar a la Tierra inmediatamente. Repito, abandone la carga y regrese a la Tierra inmediatamente -
- ... -
El capitán, por primera vez en su vida, puso en modo manual los mandos de la nave y cambió la dirección. Pero no a la podrida Tierra llena de ruidosos seres humanos. Puso rumbo al horizonte limpio de tiempo y espacio, a los confines del Sistema Solar. Viviría solo con sus libros, con Strauss y con su violoncelo sin regresar nunca más. Ramrod no volvería nunca más a oler la lluvia ni a sentir el frío del amanecer.
- ¿Qué está ocurriendo? Capitán Ramrod ¿me recibe? -
- ... -
un libro del espacio: Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury
una canción del espacio: Space Oddity, de David Bowie
una película del espacio: Alien, el octavo pasajero, de Ridley Scott
2 Comments:
Me gusta. Sin más.
Gacias, miss missing :)))
(me pones contento)
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