Sueño dylaniano número 2
Hoy es mañana
Hasta ayer, mañana era nunca. Un mero juego léxico, un concepto-trampa que servía a políticos, madres, filósofos y amantes para disolver responsabilidades con sonrisas y miradas perdidas a un cielo eterno, tan distante de sus zapatos como ese mismo mañana que nunca llegaría.
Pero hoy ha sucedido algo especial. Nadie lo esperaba pero por fin ha llegado. Hoy es mañana. Ha amanecido como cualquier otro día. Nubosidad variable, con humedad relativa del noventa y tantos por ciento. Brumas matinales con tendencia a dispersarse. Suave viento (idiota) del este. Tráfico denso.
En todas las radios han leído el comunicado: Hoy es mañana. Nos han recomendado calma y que actuemos con normalidad. Nos pedían seguir con todas nuestras rutinas, aunque es recomendable que estemos siempre localizados o en contacto con algún familiar cercano. Por si acaso.
Los periódicos, las pizarras de los colegios, los calendarios de los talleres mecánicos y los teléfonos digitales marcan la fecha en negrita en su esquina superior derecha. No es día veintiuno ni es el mes de diciembre; el único texto que figura hoy anotado es: MAÑANA.
Así que ya es inevitable. En pocos minutos ocurrirá todo aquello que nos había sido prometido para el día de hoy; esto es, mañana.
Veremos hecatombes nucleares y crecidas imposibles de los océanos. Aquiles agarrará del gaznate a la inquietante tortuga, patrocinada por una conocida marca de refrescos. Nos cambiarán de jefe y recibiremos astronómicos aumentos salariales con los que podremos comprar el perdón que nunca pedimos. La solución del hambre en el mundo y la curación del cáncer aparecerán en un poema pintado en el muro de una fábrica abandonada. Inaugurarán una colonia humana en Marte y un motel con nombre de mujer en la Luna. Se llenarán de polvo todos los corazones que serán por fin abandonados en la carretera. Una presidenta, negra y lesbiana, se instalará en la Casa Blanca y comerá hamburguesas que no engordan mientras en la televisión el Correcaminos será despedazado a dentelladas por un coyote desengañado. Millones de hombres dejarán de fumar llevando a la quiebra a cientos de empresas, millones de bolígrafos anotarán tu nombre de piedra.
Santos, doctores, juglares y genios serán descubiertos como farsantes en una orgía de perspectivas mientras Sísifo clavará con furia su bota militar sobre la maldita piedra hasta hundirla en las entrañas de la colina. La vida y el mundo cantarán la misma canción y la fuerte lluvia caerá, por fin.
Se nos darán todas las respuestas, pero alguien cambiará en ese momento todas las preguntas. Y yo, como cada día, iré a pasear al parque para tener mi encuentro borgiano conmigo mismo y ver qué tal me ha sentado la vejez.
Una canción para mañana: When tomorrow comes, de Eurythmics
Un libro para mañana: El Aleph, de Jorge Luis Borges
Una película para mañana: Atrapado en el Tiempo, de Harold Ramis
Hasta ayer, mañana era nunca. Un mero juego léxico, un concepto-trampa que servía a políticos, madres, filósofos y amantes para disolver responsabilidades con sonrisas y miradas perdidas a un cielo eterno, tan distante de sus zapatos como ese mismo mañana que nunca llegaría.
Pero hoy ha sucedido algo especial. Nadie lo esperaba pero por fin ha llegado. Hoy es mañana. Ha amanecido como cualquier otro día. Nubosidad variable, con humedad relativa del noventa y tantos por ciento. Brumas matinales con tendencia a dispersarse. Suave viento (idiota) del este. Tráfico denso.
En todas las radios han leído el comunicado: Hoy es mañana. Nos han recomendado calma y que actuemos con normalidad. Nos pedían seguir con todas nuestras rutinas, aunque es recomendable que estemos siempre localizados o en contacto con algún familiar cercano. Por si acaso.
Los periódicos, las pizarras de los colegios, los calendarios de los talleres mecánicos y los teléfonos digitales marcan la fecha en negrita en su esquina superior derecha. No es día veintiuno ni es el mes de diciembre; el único texto que figura hoy anotado es: MAÑANA.
Así que ya es inevitable. En pocos minutos ocurrirá todo aquello que nos había sido prometido para el día de hoy; esto es, mañana.
Veremos hecatombes nucleares y crecidas imposibles de los océanos. Aquiles agarrará del gaznate a la inquietante tortuga, patrocinada por una conocida marca de refrescos. Nos cambiarán de jefe y recibiremos astronómicos aumentos salariales con los que podremos comprar el perdón que nunca pedimos. La solución del hambre en el mundo y la curación del cáncer aparecerán en un poema pintado en el muro de una fábrica abandonada. Inaugurarán una colonia humana en Marte y un motel con nombre de mujer en la Luna. Se llenarán de polvo todos los corazones que serán por fin abandonados en la carretera. Una presidenta, negra y lesbiana, se instalará en la Casa Blanca y comerá hamburguesas que no engordan mientras en la televisión el Correcaminos será despedazado a dentelladas por un coyote desengañado. Millones de hombres dejarán de fumar llevando a la quiebra a cientos de empresas, millones de bolígrafos anotarán tu nombre de piedra.
Santos, doctores, juglares y genios serán descubiertos como farsantes en una orgía de perspectivas mientras Sísifo clavará con furia su bota militar sobre la maldita piedra hasta hundirla en las entrañas de la colina. La vida y el mundo cantarán la misma canción y la fuerte lluvia caerá, por fin.
Se nos darán todas las respuestas, pero alguien cambiará en ese momento todas las preguntas. Y yo, como cada día, iré a pasear al parque para tener mi encuentro borgiano conmigo mismo y ver qué tal me ha sentado la vejez.
Una canción para mañana: When tomorrow comes, de Eurythmics
Un libro para mañana: El Aleph, de Jorge Luis Borges
Una película para mañana: Atrapado en el Tiempo, de Harold Ramis
6 Comments:
Buen cuento futurista...
Me gusta tu MAÑANA :)
En una de esas gráficas pintadas que empapelan los "tigres" de Suburbia leí (y fotografíe) una cita apropiada para tu texto:
"Es tiempo es un cabrón que me robó el ayer y no me presta un mañana..."
La poesía urbana elige extraños lugares para manifestarse.
Una película para mañana: "Cuando el destino nos alcance"
Gracias, desconvencida y alex. Es todo un lujo para mí teneros por aquí.
Don’t fall apart on me tonight es una de las mejores canciones de mi padre espiritual, Bob Dylan. El estribillo dice:
Yesterday’s just a memory / tomorow is never what supposed to be
Vamos, que sólo hay un eterno presente. Aunque éste es tan fugaz y volátil, que a lo mejor tampoco: lo que es, ya fue.
Un lío, vamos :)
Hoy es mañana... de hecho yo vengo aqui, desde el futuro. Pero no te asustes, que no soy la chica de la lejía :P
Es cierto, el mañana nunca será lo que se supone que tendría que ser, nunca...
Y ya que estamos atrapados en el tiempo, ¿no habrás visto por un casual a Bill Murray? Quedó en llevarme a conocer Tokio... Me temo que se me ha adelantado la rubia. Voy a por el Delorean... :P
Disculpa mis bromas, NoSurrender. Sabes que me encanta como escribes, describes y prescribes :) Solo me falta leer ese libro de Borges ;)
Gracias!
ja ja. Eres genial!
Tu si que lo eres :)
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