No Surrender
Hicimos una promesa que juramos siempre recordar/
Nunca nos echaremos atrás, nunca nos rendiremos/
Como soldados en una noche de invierno con un objetivo que defender/
Nunca nos echaremos atrás, nunca nos rendiremos/
No Surrender es una de las canciones, para mí, más emocionantes de Bruce Springsteen. Lo que es, para mí, lo mismo que decir una de las más emocionantes del mundo. Tiene dos “versiones oficiales”; una lenta que atraviesa el corazón como un cuchillo cálido y otra rápida que atraviesa las tripas como una bala de metal. Las buenas canciones aguantan bien distintos formatos, siempre ha sido así. Hoy me quedo con esta versión:
No Surrender es una historia de héroes a quienes la vida les ha dejado sin fuerza ni para levantarse de la cama, y que no entienden qué carajo les ha pasado, ni porqué, ni cuándo se equivocaron ni en qué. Pero que se esfuerzan cada día, cada puto día, en seguir intentándolo. Porque tiene que haber una manera de crecer jóvenes de nuevo (queda mucho mejor en ingles, me parece intraducible ese “to grow young again”), de encontrar un sitio, un puto sitio, en el que sentirse tan bien, tan seguro de ti mismo, tan vivo, como cuando éramos niños y jugábamos en la alameda y escuchábamos que nos llamaban a comer a gritos desde el otro lado de los árboles. Tiene que haber un sitio. Tiene que haberlo, tío, sé que tiene que haberlo.
No Surrender fue el discurso que Bruce Springsteen dedicó a los votantes americanos cuando había una posibilidad de sacar a George Bush de la Casa Blanca y acabar con toda la locura neocon que trajo esa espantosa guerra. Perdió con ella.
No Surrender es la canción que le grabé a mi mejor amigo en unos walkman para que se la pusieran los médicos de la UCI cuando estaba en coma en un hospital tras un brutal accidente de coche. Despertó con ella.
Una canción para ese sitio que tiene que existir: Alive and Kicking, de Simple Minds
Una película para ese sitio que tiene que existir: La Misión, de Roland Joffe
Un libro para ese sitio que tiene que existir: Las uvas de la ira, de John Steinbeck
Nunca nos echaremos atrás, nunca nos rendiremos/
Como soldados en una noche de invierno con un objetivo que defender/
Nunca nos echaremos atrás, nunca nos rendiremos/
No Surrender es una de las canciones, para mí, más emocionantes de Bruce Springsteen. Lo que es, para mí, lo mismo que decir una de las más emocionantes del mundo. Tiene dos “versiones oficiales”; una lenta que atraviesa el corazón como un cuchillo cálido y otra rápida que atraviesa las tripas como una bala de metal. Las buenas canciones aguantan bien distintos formatos, siempre ha sido así. Hoy me quedo con esta versión:
No Surrender es una historia de héroes a quienes la vida les ha dejado sin fuerza ni para levantarse de la cama, y que no entienden qué carajo les ha pasado, ni porqué, ni cuándo se equivocaron ni en qué. Pero que se esfuerzan cada día, cada puto día, en seguir intentándolo. Porque tiene que haber una manera de crecer jóvenes de nuevo (queda mucho mejor en ingles, me parece intraducible ese “to grow young again”), de encontrar un sitio, un puto sitio, en el que sentirse tan bien, tan seguro de ti mismo, tan vivo, como cuando éramos niños y jugábamos en la alameda y escuchábamos que nos llamaban a comer a gritos desde el otro lado de los árboles. Tiene que haber un sitio. Tiene que haberlo, tío, sé que tiene que haberlo.
No Surrender fue el discurso que Bruce Springsteen dedicó a los votantes americanos cuando había una posibilidad de sacar a George Bush de la Casa Blanca y acabar con toda la locura neocon que trajo esa espantosa guerra. Perdió con ella.
No Surrender es la canción que le grabé a mi mejor amigo en unos walkman para que se la pusieran los médicos de la UCI cuando estaba en coma en un hospital tras un brutal accidente de coche. Despertó con ella.
Una canción para ese sitio que tiene que existir: Alive and Kicking, de Simple Minds
Una película para ese sitio que tiene que existir: La Misión, de Roland Joffe
Un libro para ese sitio que tiene que existir: Las uvas de la ira, de John Steinbeck
27 Comments:
Que cuando consigas llegar a ese sitio que tiene que existir no dejes de corretear por él. Y que no me tengas que mandar una postal desde allí, que yo también haya llegado.
La canción me pone los pelos de punta, y como comprenderás no lo digo solamente para que sepas que no soy alopécica.
Ay, la voy a escuchar otra vez.
¡Besos!
Ojalá supiese el inglés suficiente para poder entenderla. Gracias por la traducción, también llegan esas letras...
Borges decía "que el cielo exista aunque mi lugar sea el infierno".
Mil veces No surrender, entonces.
Y mil veces gracias a vos (hoy está nublado y hace un frío inverosímil para un febrero argentino, y este post me vino como una taza de café bien cargado).
Qué emocionante... cómo me habría gustado volver de la anestesia con esa energía...
Impresionante entrada, mil gracias por compartirla :)
¡Un besico!
Algunos seguimos buscando desesperadamente nuestro sitio, sin rendirnos. Y sin entender como, entregándote en cuerpo y alma a la vida, las cosas no salen a menudo como esperamos.
Lo siento... sábado tristón :(
Oh, ya sé que no eres alopécica, mandarina: se te ve en el avatar ese pelo rosa con raya al medio, tan sexy ;) Pero me encantará invitarte a un café cuando estemos allí. ¡Voy a ir ahorrando! Me gusta que te guste la canción, mandarina.
Durrell, no quería traducir la canción directamente, pero si la quieres te la mando. Lo importante es lo que llega con esa letra, no la letra en sí. Toda esa épica se entiende ¿verdad?
Arcángel, el Cielo está a veces dentro de nosotros mismos; en ese caso, sólo tenemos que escarbar bien a fondo y esforzarnos por reír un poco más.
Tamaruca, a veces también ese “Cielo” está en el recuerdo de la electricidad de un cuerpo en tus manos, o en cualquier otro sitio fuera de nosotros mismos; en ese caso es mejor es mejor pensar en otra cosa :) sábado tristón, sí. Aquí también.
Y una melodía atraviesa mi pantalla como un destello de tormentas.
la canción "fetiche", siempre hay una. una que nos representa mejor que cualquier otro documento.
¿o no, NO SURRENDER?
(never give up)
Me encantó. Y me gustó saber el porqué de ese nombre.
Un abrazo.
Buen regalo al ciberespacio. Energia, intensidad y calidad.
Un saludo.
Es que está bien claro el mensaje: no rendirse. Ni aún cuando pensemos que no nos quedan fuerzas. Siempre nos quedan canciones como estas para recordárnoslo
Cuando todos sean infieles
nosotros permanecremos fieles,
para que siempre tengáis a alguien,
compañeros de nuestra juventud,
imagen de tiemnpos mejores,
para vosotros, seremos fieles,
para lso que nos ensñásteis
a vivir por amor,
a morir con amor.
:-)))
Permíuteme la broma, lagartijo... pero es que el tema es antiguo...
un abrazooooooooooo
Una larga búsqueda,confío en no fracasar y continuar con ella.
Tanto si ese lugar está dentro de nosotros mismos o está fuera aún conservo la esperanza de llegar hasta allí con los ánimos intactos.
Muchos besos!!
Sintagma, espero que la tormenta haya iluminado tu día ¿bailas? :)
Z, mi canción fetiche cambia con las circunstancias. Hay días y días. Pero hay que seguir intentándolo cada día, sean éstos buenos o malos... qué fácil es de decir ¿verdad? :)
Portorosa, sea usted muy bienvenido. Un honor que le guste.
Itoiz, gracias por pasarte por aquí. Es un placer compartir el regalo contigo.
Claro, detective. Las canciones ayudan al alma a llorar, a gritar o a mecerse. Y si lo acompañamos de un millón de euros, ¡pues mejor!
Ah, yunque... no hay nada inventado en los últimos mil años. Pero lo contemporáneo conecta mejor con las emociones; tenemos una nueva mitología.
Lo importante es seguir buscando, no encontrarlo, mavi. La vida es búsqueda. Sólo eso. Pero llegar con los ánimos intactos... ¡eso sí que lo veo difícil! :)
Yo la verdad no se si ese sitio al que pretendes llegar existe. Pero hace tiempo que asumi que lo bueno del viaje no es el destino sino el camino. Lo importante es levantarse todos los dias y andar un poco ese camino, en el todos somos iguales con las suelas de las botas gastadas de tanto caminar.
PD: Si es con un libro de Steinbeck el camino es de calidad.
El honor es mío, y llevo disfrutando de él ya un par de semanas.
Un saludo.
Detrás de una gran canción siempre suele haber una historia interesante... muy bonita la historia de tu amigo :)
Gracias por este post que emociona y por la versión tan visceral de este tema.
Me alegro de que tu amigo se recuperase.
Me quedo con todo, pero especialmente con la canción, el seguir intentándolo (siempre), despertó con ella y las uvas de la ira.
Sigo pensando que no son horas... seré consecuente con ello.
EMOCIONANTE...
... ese NO SURRENDER
para TU AMIGO.
Al leerlo, sentí la piel.
Tu lo has dicho tío, tiene que existir ese puto sitio, ya sea físico o mental!!!Hoy estaba sólo en casa pensando cosas chungas cuando de repente me ha venido la frase "NO SURRENDER", luego he metido la frase en google y me he encontrado el enlace a la canción de Springsteen y a tu blog y me a gustado mucho lo que dices tio!Ese es el espiritu! NO SURRENDER!!!!
UN ABRAZO
JUAN
Adoro esta canción desde un noche de agosto, en un concierto en que sonó la versión lenta, acústica y tocó partes intangibles de mi (con toda la contradicción que puede encerrar la frase) que no sabía que tenía...
Entro, de puntillas, para darte las gracias por tu canción. Yo también la aplico como bálsamo contra el dolor de mis amigos. Bruce-NoSurrender / NoSurrender-Bruce... Tanto monta, monta tanto :)
Un abrazo, bella persona
Querido "lagarto", siempre se puede comenzar de nuevo y crear infinitas posibilidades. La vida nos da esa maravillosa oportunidad. Lamentarse es una perdida de tiempo inutil.
Besos, Filippa.
qué sorpresa ver te por aquí! besos!
Aun queda un sitio si me quieres acompañar...no se por dónde, ni como empezar... siempre en la barricada... no surrender!
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