martes, mayo 22, 2007

Instrucciones para perder un paraguas

Lo primero que debe usted hacer es esperar pacientemente la llegada de la lluvia. Es importante que las primeras gotas le sorprendan en su propia casa. Ponga atención y deléitese con la nitidez del tintineo de las primeras gotas al despertar. Descorra las cortinas y observe a los peatones descubiertos correr desesperados de un lado a otro de la calle encogiendo los hombros y levantando las solapas de sus abrigos mientras que los previsores peatones protegidos por paraguas avanzan con paso más calmado. En este momento, taza de café en mano, usted decidirá “hoy me llevo el paraguas”.

Usted se vestirá y saldrá de su casa satisfecho de su alarde de previsión balanceando el paraguas de delante atrás con ritmo allegro ma non troppo. Saludará a los vecinos que encuentre en la escalera y el portal mostrando orgulloso su paraguas, báculo de sus seguridad y buen hacer.

Siga ahora los pasos que le proponemos con cuidado.

Una vez que abra el portal se parará en el quicio de la puerta y procederá a la apertura del paraguas. Primero hará salir el artilugio y posteriormente, con un movimiento gracioso, se pondrá usted justo debajo del centro mismo del círculo que forma la tela. Camine ahora sujetando el instrumento por la base curva con la mano derecha en frente de su nariz. No tema, el ángulo de visión que pierde no es muy significativo.

Seleccione una esquina de gran tráfico y sitúese en el borde de la acera junto a un charco, de manera tal que facilite a los coches que circulan mojarle.

Llame un taxi. No nos vale cualquier taxi, lector. Debemos conseguir uno que lleve una exótica luz verde en el techo y que ésta no se apague repentinamente en la esquina anterior a la nuestra.

Salúdelo con ímpetu y decisión con la mano izquierda mientras sujeta y agita levemente el paraguas con la derecha. Incline la cabeza y ensaye una cara de pánico que mueva a la conmoción al conductor. Este acto puede llegar a repetirse varias veces hasta conseguir que se produzca la extraña combinación de encontrar un taxi libre que además pare. El tiempo de espera variará aleatoriamente pero siempre será el suficiente para asegurar que usted llegará tarde a su cita.

El taxi parará exactamente en medio de un profuso charco en el que usted tendrá que introducirse si quiere acceder al vehículo. Abra la puerta, sujétela con la anfibia pierna izquierda mientras inclina el paraguas hasta una posición horizontal. Una vez conseguida la horizontalidad del utensilio, deslice la mano derecha hasta el cierre metálico de la estructura y presione varias veces hasta conseguir que ceda el mecanismo, procurando no pillarse la yema del dedo al deslizar el armazón metálico. Este momento coincidirá siempre con el de mayor aguacero, de manera tal que usted podrá quedar completamente calado mientras realiza la operación de cierre de la tela. Si el momento álgido de la cortina de agua no ha sido suficiente, al meterse con el artefacto en el estrecho habitáculo, la tela empapada se le pegará a los pantalones, salpicará completamente el asiento del vehículo y le clavará la punta entre el zapato y el tobillo, encharcando de este modo su calcetín derecho, que había a la sazón escapado del charco.

Introdúzcase en el taxi con soltura y alegría e indique la dirección al profesional que lo conduce no sin antes comentar “Buf, cómo llueve. Menos mal que he traído paraguas”, a lo que el taxista responderá acelerando el coche y subiendo el volumen del programa deportivo que se emite en la emisora seleccionada.

Inevitablemente dejará de llover durante el trayecto. Usted se percatará de esto porque el limpiaparabrisas empezará a emitir un monocorde chillido de fricción y comenzará a ver por la ventana cómo los peatones convierten sus paraguas en bastones. El sol saldrá con decisión justo en el momento de llegar a su destino.

Este es el momento más importante para la consecución de nuestro propósito, desocupado lector. Pague la carrera con una gran sonrisa y baje del taxi lo más rápidamente que pueda. Disfrute del incipiente sol con ambas manos en los bolsillos durante veinte metros hasta que comiencen a caer de nuevo las primaverales gotas.

(Escrito por Iracundia, pseudónimo de concurso de K + este Lagarto, hará unos tres años)




Un libro para leer en ese taxi: Historia de Cronopios y Famas, de Julio Cortázar

Una película para ver después de dejar el taxi: La hija de Ryan, de David Lean

Una canción para escuchar en el taxi: Have you ever seen the rain, de la Credence Clearwater Revival

32 Comments:

Blogger Arcángel Mirón dijo...

Me recordó al día del recital de Sabina en la cancha de Boca. Seis horas abajo de una lluvia omnipresente, sin paraguas ni taxi libre.

Te juro que fue un infierno.

Jamás volveré a la cancha de Boca.

mayo 22, 2007 9:06 p. m.  
Blogger Mandarina azul dijo...

Me gusta ir en coche cuando llueve, me gusta mucho. No quiero bajarme del taxi, aunque eso me suponga no perder mi paraguas. Así que, Señor Taxista, ¿lleva el depósito lleno? Pues adelante.

:) Un beso.

mayo 22, 2007 9:13 p. m.  
Blogger AnA dijo...

Fantástico...y mejor la CCR que la Cope, en el taxi claro.
Besos!
A

mayo 22, 2007 9:51 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

¡Qué buena pareja hacen ustedes! La verdad que ha dejado una buena muestra de nuevo de lo que da de sí Iracundia, en este caso muy cortaziana desde luego (y real como la vida misma). No puedo por menos que imaginarme a Robert Mitchum apoyado en una ventana como un Sir Jagger cualquiera cantando:
"And the rain fell down
The cold grey town
And the phone kept ringing
And we made sweet love
Everybody´s dreaming
Everybody´s scheming
Until the rain fall down..."

mayo 22, 2007 11:12 p. m.  
Blogger Miss Missing dijo...

¡Fantástico! Jajaja. Ahora lo perderé con decisión y maestría. Gracias NoSurrender. :P

Eso me recuerda una vez que perdí el paragüas de la forma más tonta. Porque aunque no llueva basta con que parezca que lo vaya a hacer para perderlo en el cercanías de camino a Alcalá de Henares. Con lo que me gustaba... pero ahora tengo uno mejor. Jeje (se abre y se cierra solo) :D.
Un beso.

mayo 23, 2007 12:03 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Eso debe ser parte del espectáculo, arcángel. Yo veré en el Calderón a los Rolling Stones dentro de poco, espero que no me pase.

Mandarina, claro que sí. Lo malo es bajarse, ya no sólo por mojarse, sino por el ejercicio de fe que hay que hacer para abrir la puerta, ya que con tanto cristal empeñado uno nunca sabe dónde ha ido a parar. Uno beso

Admirada Ana, bailemos a la CCR bajo la lluvia. Ponte una camiseta sexy ;) besos

Gracias Ladydark. Pero ya puestos, si los Stones nos quieren cantar algo sobre la lluvia, prefiero que sea eso de I was born in a cross Fire hurricane, que es como más clásico ;)

Miss missing, los paraguas sirven para perderlos. Es su función más esencial ;)

mayo 23, 2007 10:49 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Muy divertido y real como la vida misma.
A mi no me gustan los paraguas, los detesto y evito siempre que me sea posible, supongo que será por eso por lo que también soy una experta en dejarlos en taxis, restaurantes, oficinas, y demás lugares estratégicos a los que cuando se llega siempre sale el sol.

Besos Lagartijo

mayo 23, 2007 11:20 a. m.  
Blogger Sintagma in Blue dijo...

(jo, en el video a él apenas se le ve... cuánto favoritismo ¡por diosss!)

mayo 23, 2007 12:36 p. m.  
Blogger Antígona dijo...

Entre otras cosas, vuestra historia me ha recordado que entre los inéditos de Nietzsche se encontró una nota manuscrita que simplemente decía: "He olvidado mi paraguas". Aunque parezca increíble, a esta frase se le han dado después mil vueltas bajo el supuesto un tanto dudoso de que podía tener algún sentido oculto para la interpretación de su filosofía. Y ello en parte porque poco después Freud consideraría los paraguas como un símbolo fálico, de manera que tal vez, a su juicio, el inocente hecho de perder un paraguas podría no ser realmente tan inocente.

Me pregunto qué diría entonces de estas instrucciones para perderlo. ¿Una nueva forma de perversión? :P

Muy buena la historia.

Un beso a los dos

mayo 23, 2007 5:31 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Peliculón el que nos dejás!

No soy de usar paraguas, tampoco taxis. Ayer en menos de 10 metros (corriendo) me cayó un baldazo de agua que venía sacudiendo medio España torrencialmente.
Me gusta la lluvia.

Besos!!!

mayo 23, 2007 5:55 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Precioso y sencillo!
A mi tampoco me gustan mucho los paraguas, me encanta mojarme y sobre todo el olor a lluvia... justo en esos momentos en los que empiezan a caer las gotas.... ahora mismo se huele eso aqui...

mayo 23, 2007 8:55 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Claro, Mavi. De alguna manera los paraguas unen a la humanidad: el otro día perdí uno que alguien había olvidado en mi oficina. Supongo que alguien lo habrá encontrado y lo habrá vuelto a perder. Hay paraguas que deben tener historias maravillosas.

Sintagma, las quejas a Woody Allen, que es quién decidió cada plano :) ¿pero no es precioso? Claro que sí

Antígona, es buenísimo, parece un gag de Allen :), pero ahora que lo dices... Por qué se pierden tanto los símbolos fálicos? Bolígrafos, paraguas, ... un beso

Artemis, pues si te gusta te lo estarás pasando muy bien, porque vaya días que llevamos! Es una gran película, sí. Pero el otro día comentaba con alguien que no aporta mucho más que Delitos y Faltas, que me parece mejor película (eso sí, donde esté mi amada Scarlett...)

Los paraguas son incomodísimos, piden a gritos ser olvidados después de usarlos (ejem, me acuerdo ahora de lo del símbolo fálico que decía Antígona...) Me gusta el olor a ozono y tormenta, es de mis preferidos.

mayo 23, 2007 9:36 p. m.  
Blogger atikus dijo...

Tengo pero no llevo nunca paraguas, es la mejor forma de que te encuentres en situaciones como la de Scarlet, recuerdo una vez, grrrr, no era ella eh!...y no acabo así...soy demasiado timido!!

y esa lluvia en el concierto de los Rolling en el ´82, nada más salir con truenos y todo, si hubieran sacado todo el mundo su paraguas..., mejor en los taxis!!

El relato brillante, aunque a mi no me pase, jeje...

mayo 24, 2007 12:59 a. m.  
Blogger Helena dijo...

Son realmente complicadas las relaciones con los paraguas, yo que recuerde he perdido, al menos, dos. Y te prometo que uno de ellos se quedó en un taxi en Madrid. La verdad es que lo has reflejado perfectamente, no sé si en las Leyes de Murphy está recogido lo del charco antes de entrar al taxi y tantas otras cosas que has narrado, pero si no lo están, deberían.

A pesar de la muchísima envidia (y del todo insana, jeje) te deseo que disfrutes muchísimo en el concierto de los Rolling... ¡Y que no llueva!... Yo me he quedado sin entradas, llegué tarde :-(

Muchos besos.

mayo 24, 2007 4:37 a. m.  
Blogger laonza dijo...

que bueno Neo, la verdad es que radiografías la realidad mas cotidiana de una manera única, una sonrisa de principio a fin. y el libro que recomiendas... para quedarse en casa leyéndolo cuando llueve (y cuando se puede). besos, besos

mayo 24, 2007 9:20 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Que buena idea! un paraguas como nexo de unión entre diferentes personas con diferentes historias.
Es usted un genio, ¿lo sabía?

Besos!

mayo 24, 2007 10:31 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Yo fui adicta a los paraguas más o menos hasta el momento en que escribimos este relato. Pensando en las cosas que te pasan cuando llevas uno en la mano me di cuenta de que hoy en día en realidad es absurdo usarlos, salvo contadas y honrosas excepciones. No es por ser agorera ni siniestra, pero en los entierros suelen venir bien. Nunca deja de llover mientras estás en la iglesia.

Por otra parte, solo una vez en mi vida he perdido un paraguas, lo que da una muestra de mi comportamiento obsesivo-compulsivo con los símbolos fálicos...

Yo también me alegro de que os guste. Como muy bien habéis adivinado, el mérito es todo del señor lagarto, pero siempre era un honor escribir con él.

Gracias a todos :)

mayo 24, 2007 11:05 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Buena idea, Atikus, cuando salga a comer no llevaré paraguas a pesar de la que está cayendo. Saldré en camisa y gritaré “Scarlett, que ya estoy aquí!”. Me perdí ese concierto del 82, aún lo llevo como un trauma de mi adolescencia.

Helena, los taxis son los grandes depositarios de paraguas, como los aviones lo son de libros. Haré una crónica del concierto de los Stones por aquí, ¡si es que por fin tiene lugar! ;) muchos besos

Laonza, gracias en el nombre de k y en el mío. Nos quedó bien la cosa, nos quedaban bien estas cosas. El libro es maravilloso, si alguien aún no lo ha leído ya puede ir corriendo a su librería.

Mavi, soy un genio, estoy forrado de millones y además estoy buenísimo. Compréndelo, es que tiene que haber de todo en la vida :P

K, tu condición de gallega te acerca mucho al fascinante mundo del paraguas, claro. Por otra parte, como representante del género masculino, te agradezco en el nombre de todos el respeto que tienes por los símbolos fálicos ;)

El mérito es compartido, k. Y el honor mío. Y las risas, que nos reímos muchos escribiéndolo, también. Gracias a ti.

mayo 24, 2007 12:34 p. m.  
Blogger Ana dijo...

No conozco otra utilidad para un paraguas que dejármelo en cualquier sitio. Prefiero no hacer paralelismos con los falos, para evitar suspicacias :)

Cuanto más bonitos, antes se pierden (los paraguas, digo).

Ahora llevo sombrero cuando llueve, ya me cansé. De los paraaaaguas!!!!

Chulo relato, muy cortazariano, como ya han dicho antes. Te lo deberían haber premiado, lo hicieron??

Un beso.

mayo 24, 2007 2:42 p. m.  
Blogger MALEFICABOVARI dijo...

Yo es que cuando llueve procuro no salir de casa, nunca cojo taxis, y no tengo paraguas... así que dime, qué hago??? Pues me voy a tu post anterior, que es lo suyo.
Mazizawoman se despide, rajado, te mando besos castos y de abuela¡

mayo 24, 2007 3:55 p. m.  
Blogger MK dijo...

Que casualidad de tema. El otro día diluviaba en Barcelona . Mi recorrido diario a pié és de unos 25 minutos desde que aparco el coche y no llevaba paraguas. Fué plantarme en la acera y aún no había iniciado el gesto cuando paró un taxi a mi lado .
Casi ni abrir la puerta. "Donde te llevo? ". Me costó unos segundos contestar.Bueno quizás fué más tiempo , pero la cosa no éra para menos.Podía ver su mirada , el arco de su espalda al volverse, el ángulo que formaba su mandíbula al formular una pregunta. Pensé que debía ser así siempre .Cuando formulaba una pregunta.Arrancó el coche sin dejar de mirarme .Balbuceé la dirección.Sonrió divertido y volvió a mirarme , levantando los ojos hacia el retrovisor . Entonces escuché la música.Notó que la reconocía y volvió a sonreirme . "¿Te gusta esto?" , ¿Prefieres que lo cámbie?".
"No ...está bién así".
Noté que volvia a mirarme desde el retrovisor.Entonces sonreí yo y desvié la vista hacia los cristales que empezaban a empañarse . Fuera el mundo iba adquiriendo un precioso e irreal color gris azulado.
Y como si supiera lo que estaba pensando me dijo :"Hoy todo el cielo parece un cuadro de Cezanne".
Observé que en el asiento de al lado había dos paraguas.
Le dije que alguien los había olvidado , por partida doble. Me respondió que los días de lluvia suele pasar. Que los deja en el coche , por si alguien los necesita, ya que nunca reencuentra al propietario para devolvérselo.
Cuando me apeé seguía lloviendo sin piedad y me pidió por favor que escogiera uno.
Con una condición ...Que lo olvidara en algún otro taxi otro día de lluvia. Se despidió deseándome que tuviera un día magnífico y yo le correspondí deseándoselo a él también.

mayo 24, 2007 4:55 p. m.  
Blogger MK dijo...

Bueno ...me lo acabo de inventar todo.La verdad és que me mojé miserablemente .No encontré un puñetero taxi en todo el recorrido. Llegué tarde al trabajo y la máquina de café se estropeó delante de mis narices.
Pero yo tambien soy un puto genio , estoy forrada de millones y además estoy buenísima.

mayo 24, 2007 4:58 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Ay, un árbol, no me haga paralelismos excesivos que luego los hombres se me acomplejan por tamaños. La que ha montado Antígona con su freudiana observación! ;) Quedamos finalistas con ese relato, creo recordar. Una pena.

Maléfica, besos lascivos a cambio de tus castos ¡Que no se diga! :P

Mk, lo que me has hecho reír :) lo del taxista que te comenta la textura Cezanne del Cielo ya ha sido demasiado :))) gracias.

mayo 24, 2007 8:19 p. m.  
Blogger Lunarroja dijo...

Otra vez genial.
¿Por qué me gustas tanto?

mayo 25, 2007 2:46 p. m.  
Blogger desconvencida dijo...

Me gusta cómo escribís (escribíais) el tandem K + lagarto...

mayo 25, 2007 7:33 p. m.  
Blogger Le Mosquito dijo...

Me gustó.
;)

mayo 27, 2007 6:42 a. m.  
Blogger Le Mosquito dijo...

Me gustó.
;)

mayo 27, 2007 6:42 a. m.  
Blogger Peggy dijo...

la verdad no necesito tanta parafernalia para perder paraguas en mies muy habitual ....y no te digo los mecheros :) kiss

mayo 27, 2007 10:11 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Está genial, yo sigo diciendo que Iracundia debe volver a escribir para disfrute de tod@s :-)

mayo 27, 2007 9:16 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Lunarroja, no lo sé, quizás por mi físico de Adonis, Psé :P

Gracias, desconvencida. Era un buen equipo, sí

Gracias, le mosquito

Peggy, lo de los mecheros también es tremendo. Yo tengo ahora dos, que no recuerdo de dónde han salido, la verdad :)

Sonámbula, a lo mejor es una buena idea.

mayo 28, 2007 12:03 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

increible lo bien que sabes plagiar. una idea muy original, me gustó más instrucciones para llorar.

junio 17, 2007 1:28 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Anónimo, qué feo suena lo del plagio.

No es un plagio; es un homenaje con toda la ironía a Julio Cortázar, desde el título hasta la conclusión, sin dejar de mentarle y con un texto 100% original.

Un saludo.

junio 17, 2007 12:21 p. m.  

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