De leyes, brazos y justicias
El personaje Roy Bean, de la grandísima película de John Huston El juez de la horca , solía confundir en sus discursos de ahorcamiento de reos la expresión “la justicia es el brazo derecho de la ley” con la de “la ley es el brazo derecho de la justicia”. El juez Bean nunca sabía cuál de las dos sentencias era la correcta. Tengo que confesar que yo tampoco.
Las leyes son nefastas de por sí, aunque la naturaleza humana (o su condición social, que es lo mismo, lo siento amigo Rousseau ) exige que existan. Y esto lo sabían bien los griegos; en Atenas, Aristóteles propuso en su Graphe Paranomon que se castigara con penas muy severas a aquél que forzara a la polis a tener que dictar una nueva ley. Obligar a la sociedad a legislar era uno de los más graves delitos que se podían cometer contra el Estado. “Dictar una ley es contaminar el mundo con una regla más y es necesario hacer pagar al responsable”.
En Esparta iban incluso un paso más allá. El legislador Licurgo castigaba al reo, no por el hecho moral de haber cometido un delito, sino por forzar a la sociedad a tener que pillarle y juzgarle.
The Times publicó hace poco un artículo muy interesante con lo que ellos consideraban las “25 leyes más absurdas vigentes”. Entre ellas figura una muy curiosa que rige en el estado de Kentucky (donde los pollos, sí): Es ilegal llevar armas ocultas que excedan de los dos metros de largo.
Esta ley no me afecta personalmente, ya que no tengo la costumbre de ocultar entre mi ropa armas de más de dos metros de longitud. Y menos en el estado de Kentucky. Así que no debería preocuparme mucho la cosa. Creo que hoy dormiré tranquilo, sabiendo que soy una persona (casi) legal en (casi) todo lo que hago.
A.G. es un médico en un gran hospital público. Su mujer se la pegaba con otro médico del mismo hospital. Decidieron separarse. Ella, obviamente, se quedó con el piso, los hijos los bienes y la mitad del sueldo del médico. Pronto, su amante se fue a vivir a la casa que aún está pagando A.G., quien lógicamente no tiene dónde caerse muerto. El otro día, el amante, en el hospital, le recriminó al exmarido que arreglara de una vez las cañerías de la casa, que no se podía vivir así, en esas condiciones. Y es que tanto la Ley -que es el brazo derecho de la justicia- como la justicia -que es el brazo derecho de la Ley-, están de parte del amante. Por supuesto.
Una película para los amantes de la Ley: La ley del deseo, de Pedro Almodovar
Una canción para los amantes de la Ley: Rain dogs, de Tom Waits
Un libro para los amantes de la ley: El orden del discurso, de Michel Foucault
Las leyes son nefastas de por sí, aunque la naturaleza humana (o su condición social, que es lo mismo, lo siento amigo Rousseau ) exige que existan. Y esto lo sabían bien los griegos; en Atenas, Aristóteles propuso en su Graphe Paranomon que se castigara con penas muy severas a aquél que forzara a la polis a tener que dictar una nueva ley. Obligar a la sociedad a legislar era uno de los más graves delitos que se podían cometer contra el Estado. “Dictar una ley es contaminar el mundo con una regla más y es necesario hacer pagar al responsable”.
En Esparta iban incluso un paso más allá. El legislador Licurgo castigaba al reo, no por el hecho moral de haber cometido un delito, sino por forzar a la sociedad a tener que pillarle y juzgarle.
The Times publicó hace poco un artículo muy interesante con lo que ellos consideraban las “25 leyes más absurdas vigentes”. Entre ellas figura una muy curiosa que rige en el estado de Kentucky (donde los pollos, sí): Es ilegal llevar armas ocultas que excedan de los dos metros de largo.
Esta ley no me afecta personalmente, ya que no tengo la costumbre de ocultar entre mi ropa armas de más de dos metros de longitud. Y menos en el estado de Kentucky. Así que no debería preocuparme mucho la cosa. Creo que hoy dormiré tranquilo, sabiendo que soy una persona (casi) legal en (casi) todo lo que hago.
A.G. es un médico en un gran hospital público. Su mujer se la pegaba con otro médico del mismo hospital. Decidieron separarse. Ella, obviamente, se quedó con el piso, los hijos los bienes y la mitad del sueldo del médico. Pronto, su amante se fue a vivir a la casa que aún está pagando A.G., quien lógicamente no tiene dónde caerse muerto. El otro día, el amante, en el hospital, le recriminó al exmarido que arreglara de una vez las cañerías de la casa, que no se podía vivir así, en esas condiciones. Y es que tanto la Ley -que es el brazo derecho de la justicia- como la justicia -que es el brazo derecho de la Ley-, están de parte del amante. Por supuesto.
Una película para los amantes de la Ley: La ley del deseo, de Pedro Almodovar
Una canción para los amantes de la Ley: Rain dogs, de Tom Waits
Un libro para los amantes de la ley: El orden del discurso, de Michel Foucault
45 Comments:
Ja!
Cuando digo que la vida está dirigida por Almodóvar, a este tipo de cosas me refiero.
Un post muy didáctico, yo tampoco recordaría cuál de las dos sentencias es la correcta. Pero lo que sí es muy cierto que uno no puede escapar de otras leyes... la ley de la gravedad... la ley del honor... la ley de la supervivencia... la ley del amor...
Un placer leerte.
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Siempre he pensado que las leyes son una manera como otra cualquiera de ponerle vallas al campo. El campo, naturalmente, es la naturaleza humana. No obstante, supongo, sólo supongo, son necesarias. ¿Lo son? Suelen beneficiar a los amantes, es decir a los vencedores, a los que ostentan el poder.
El deseo sí que tiene sus leyes, pero son las universales, las no fabricamos los humanos, tal vez por eso son a las únicas que hacemos caso.
No soporto una película entera de los hermanos Marx (doy dinero por no ver al mudito salido¡), pero reconozco que a trozos son geniales. Bueno, el genial es Groucho, los demás son mera pantomima. En vez de los hermanos Marx hubiera sido mejor Groucho y sus hermanos, a la manera de aquella maravillosa Rocco y sus hermanos. Claro que Alain Delon (diosssss, cómo está en esa película¡), nada tenga que ver con el inefable Groucho.
Me encanta La ley del deseo, me enamoré de Eusebio Poncela en esa película. Pena mora de su homosexualidad..., aunque no importa, ¿está escrito en algún sitio que los homosexuales no sean atractivos para una mujer? Eusebio Poncela sigue siéndolo para mí.
Sobre la canción y el libro... si me los tarareas... jejeje
Un besazo, lagarto
Torrente el brazo tonto de la ley, ya te digo!
Besame como odian los amantes...
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He sido yo que había duplicado el comentario, perdón :)
Desde luego, Arcángel, el deseo es algo mucho más humano y asumible que muchos trucos de abogado. No es Almodóvar mi director preferido, pero La ley del deseo me parece una de sus mejores películas.
Ah Sibyla, pero esas son las leyes de la naturaleza, claro. Como el propio dolor y la pérdida lo son también. No podemos negar nuestra esencial más vital, nuestra condición de personas débiles y apasionadas. Supongo que las leyes del sexo, del amor, de la frustración… sí las podemos entender todos. Gracias por pasarte por aquí, me alegro de verte :)
Los pasos, Foucault decía (y no es el único ni el primero ni de broma, claro) que las leyes están para mantener las estructuras de poder y moral contra el propio individuo. No me quiero poner ácrata, pero creo que sí es obvio que la sociedad necesita mantener un equilibrio -sea este estable o inestable- para que puedan perpetuarse las relaciones de poder. Porque la ley no tiene porqué tener nada que ver con la ética, y mucho menos con imperativos categóricos universales. Creo que eso es más que obvio.
Y los heterosexuales también podemos ser muy sexys, eh :) Besos.
Lokita, yo creo que Torrente sabía más de brazos que de leyes y de justicias ;) no estoy seguro de saber cómo odian los amantes pero mis besos envenenan despacio, eh ;)
Se que ahora me tacharán de todo, pero no me equivoco cuando digo que ahora (en el momento que nos encontramos) el hombre (masculino) es culpable de serlo y la mayoria de las leyes (por mor de eso que llamamos politicamente correcto) favorecen a la mujer. Encima lo llaman discriminación positiva. Yo soy el señor de ese caso que cuentas, aunque en mi caso al menos no tengo que encontrarme con el amante. En todo lo demás, sí, a mi me pasa lo mismo. Pago la casa y al amante, cuando la infiel fue ella. Y a eso le llaman justicia... Así estamos.
Marino
Y encima un@ no debe alterarse ante un comentario así, vaya a ser que confirme razones de la más profunda rumorología y de pie a comentarios tipo:
"¿Tú l@ has visto? No me extraña que l@ dejara por otr@"
Marino, te comprendo perfectamente. Eso es la Ley, no la justicia. Estoy seguro de que algún día cambiará, como en su momento cambiaron las Leyes que marginaban a las mujeres y las trataban como cosas propiedad de sus machos, literalmente.
Evolucionaremos, sí. Evolucionaremos lo suficiente como para que no tengas que escribir anónimamente acerca de semejante injusticia por miedo a la androfobia que acompaña mediáticamente estas situaciones muchas veces.
Creo que la Ley de Custodia Compartida de los hijos es un paso adelante en los Derechos Humanos del hombre separado. Pero aún muy escaso, ya que -hoy por hoy- sólo compensa cuando los recursos económicos son enormes y la relación en la ex-pareja es mínimamente afectiva.
Un saludo.
Tamaruca, a muchos hombres y a muchas mujeres les cuesta aceptar que somos iguales, o que debería tratársenos como si lo fuéramos. Tanto en el trabajo, como en el juzgado, como en la calle. Es un tema muy delicado, y lleno de aristas y de circunstancias en cada caso particular. Pero creo que debemos mantener el respeto y la dignidad de todos, de los hombres y de las mujeres. Al final, estas leyes discriminatorias lo que hacen es querer poner de manifiesto legalmente una “minusvalía” en uno de los miembros de la pareja que no tiene realmente; ese es el verdadero sexismo. Dignidad es la respuesta, sea del sexo que sea. Pienso.
Si el marido hubiera arreglado todo lo que hacía aguas en su casa, un poco antes...
Eso, como decia Ulpiano, según ponía en los libros de Derecho que estudiaba en mi juventud: Iustitia est constants et perpetua voluntas ius suum cuique tribuere, vamos que la justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo; que para el caso es lo que hacían nuestros amigos Groucho y Chico a su manera y lo que no hacen en ocasiones los jueces, porque no siempre los jueces actuan con ecuanimidad o la ley es buena para practicarla.
Por supuesto, surrender, dónde se ponga un heterosexual..., será porque yo lo soy, claro, jaja
Creo que Foucault tiene algo escrito sobre las relaciones de dominación o, incluso, sobre sadomasoquismo, no estoy segura..., me voy a poner a buscarlo, a ver si lo encuentro.
En cuanto al comentario sobre los supuestos beneficios legales de los que disfrutamos las mujeres..., en fin, como que hay que puntualizarlo.
En España las mujeres (las que encuentran trabajo, claro) ganan un 33% menos que los hombres a igual trabajo y a igual responsabilidad. Las mujeres son asesinadas, normalmente cuando intentan separarse de sus agresores, sin que hasta la fecha se hayan tomado realmente medidas contra tales delitos. Medidas como la publicación de la fotos de sus maltratadores, por poner un ejemplo, como se hace con los terroristas, pues de terrorismo hablamos. Este es un país en el que los jueces suelen dar la razón al machismo imperante, y si no le dan la razón siempre hay alguna excusa (el carácter sumiso de la mujer, la infidelidad de la misma -la del hombre parece no importar-, etc, etc) que aminora la pena de los agresores.
En este país hay un porcentaje altísimo de padres que no pagan, o retrasan, las pensiones de manuntención a los hijos, mientras que son las madres las que nos volvemos locas intentando trabajar y criar a nuestros hijos tras el divorcio.
¿Custodia compartida? pues depende, lagarto. Para compartir una custodia hay que ser responsable: ¿cuántos hombres están dispuestos a perder privilegios laborales para quedarse con sus hijos pequeños cuando están enfermos? No es más que un ejemplo. La custodia compartida no es dejarle a la abuela los niños, la custodia compartida es compartir el cuidado de los hijos entre el padre y la madre. Y, en fin..., aún estamos a años luz de que el trabajo doméstico sea compartido al 50%, y los niños, sobre todo cuando son pequeños, tienen mucho que ver con el trabajo doméstico.
Con estas diferencias y discriminaciones, me parece un sarcasmo y una burla decir que la mujer goza de mayores derechos que los hombres. ¡Por favor¡ más da la impresión de que a muchos les jode la búsqueda de la igualdad porque de esa manera perderían todos los beneficios que el sistema patriarcal les ha otorgado.
No dudo que haya casos sangrantes, los hay y son injustos y denigrantes, claro que sí. Y es que de discriminación e indignidades las mujeres sabemos mucho.
Un besito,
Bueno, escéptico, la vida a veces no deja segundas oportunidades. Y no podemos vivir en un continuo “si hubiera”. La felicidad está en la búsqueda de la felicidad, en encontrar fuerzas para tirar pa’lante.
Atikus, a mí el acuerdo de esta escena de los hermanos Marx me parece muy bueno y muy justo :) , pero hay casos donde es simplemente imposible dar a alguien lo que le corresponde. Es imposible, por ejemplo, devolver la vida de un asesinado. Las cosas son muy complejas y llenas de intereses.
Llevo un buen rato pensando si debo entrar o no en este debate, Los pasos. No era mi intención derivarlo hacia la cuestión que tú expones, sino plantear la diferencia entre ley y justicia que existe en la sociedad en que vivimos, desde un punto de vista más general.
Me duele que por mi condición sexual de hombre me llenes de este tipo de apriorismos. En mi vida he maltratado a nadie, ni he asesinado a nadie, ni hago diferencias entre la infidelidad de un hombre o de una mujer, ni dejo de pagar la barbaridad de dinero a la que estoy obligado (por una jueza y no por un juez, por cierto), ni me considero irresponsable, ni mi posición laboral tiene nada que ver con el hecho accidental de tener polla. Me parece injusto que se defienda una ley que me presupone ser así. Me gustaría tener, a pesar de ser hombre, los mismos derechos que cualquier asesino en serie: el derecho a la presunción de inocencia.
Me gustaría proponerte el ejercicio de sustituir la palabra “hombre” por la de “negro” o “judío” en algunos de los comentarios que haces respecto a los seres humanos con polla. Creo que te darás cuenta de que no se puede generalizar de esa manera. Somos personas también.
Besos.
Lagarto, siento que te hayas dado por aludido, nada más lejos de mi intención que personalizar, entre otras cosas, porque no te conozco. De hecho mi respuesta iba más para anónimo (no creo que tenga que hablar clandestinamente) que a tí. Simplemente quería dejar constancia de una realidad: la mujer, en términos generales, no disfruta de los mismos derechos que los hombres, ni laborales, ni morales, ni sociales..., a pesar de lo que diga anónimo.
Si mis palabras te han molestado, de veras que lo siento, y te pido disculpas por ello, pero me parecía que estas cosas había que recordarlas, más que nada para que todos hablemos con datos en la mano y no con historias personales.
Por favor, no lo tomes como un ataque a tu persona, sino como la constatación de una realidad social.
Otro besito,
Gracias, Los Pasos.
Pero creo que es importante ser conscientes de que yo también soy una realidad social. Quiero decir con esto que deberíamos ser más escrupulosos con las generalizaciones. Porque detrás de las estadísticas hay seres humanos, hombres y mujeres con dignidad y confianza que creen en sí mismos.
Yo no he conocido en mi vida a la "mujer en general", sino a María, Azucena, Teresa o Andrea... no podemos olvidar que somos personas. Creo que es importante no generalizar por cuestiones de sexo o raza para vivir en una sociedad más libre y solidaria.
te decía que me estaba pensando si responder o no. Si decidí hacerlo es porque confío plenamente en tu inteligencia y en tu sensiblidad, Los Pasos, y que podemos aportarnos mutuamente ideas, argumentos y perspectivas que nos hagan avanzar.
otro beso.
Lagarto, después de leer tu comentario y todos los post, sigo reafirmada en mi creencia en que la justicia nunca es justa para todos.
El hecho de tener que legislar para una mayoría obliga a la generalización y supongo que entonces ocurre como el cálculo de una media, casi nunca coincide exactamente con los valores individuales pero tampoco se aleja demasiado.
Un beso lagartijo.
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Es inevitable la discrepancia en la exposición de las ideas... y en el enriquecimiento mutuo, máxime en un tema tan espinoso y tan sensible. De hecho, creo que los hombres y las mujeres no somos tan diferentes, otra cosa es como se han montado las sociedades y lo difícil que es desmontar algunas situaciones, sean masculinas o femeninas.
Otro besito (mucho besito, no te parece?, jajajja)
Caray, NoSurrender, ¡qué casualidad!, ¿te puedes creer que anoche mismo vi la película de John Huston? :)
Una película estupenda, y aunque Paul Newman confunda, verbalmente, las dos frases, estoy convencida de que él, en su personaje, representa a la primera, aquella según la cual la ley es el brazo de la justicia. Al menos de su propia justicia personal. No se puede olvidar que las leyes sólo son, y deben ser, instrumentos al servicio de un bien más alto, incluso podría decirse de un ideal que nunca alcanzaremos, pero que no podemos perder de vista. Porque cuando las leyes pretenden identificarse plenamente con la justicia, cuando se nos vende la idea de que lo justo es lo que dicta la ley, es cuando nos vemos vendidos a un sistema normativo que todo lo iguala y allana y se erige en principio supremo de ámbitos de la vida que no pueden sujetarse a ley alguna sin que en el camino se pervierta el verdadero sentido de la justicia.
Razón tenía Aristóteles, y también Licurgo, al condenar a quienes forzaran a dictaminar una nueva ley. Porque las leyes nos encorsetan y enclaustran, fuerzan a una normativización que además siempre degenera en un ejercicio de violencia contra el individuo. Tampoco yo me voy a poner ácrata ni a negar su necesidad en un mundo además cada vez más complejo. Pero creo que hemos perdido la perspectiva de que hay terrenos que deben permanecer incontaminados de leyes, y de que la injerencia de una ley en las esferas más íntimas y privadas de nuestra vida constituye siempre un atentado contra la libertad y la individualidad.
En cuanto al debate que habéis montado, no puedo dejar de ponerme, pese a ser mujer, del lado del hombre cuyo caso concreto relatas. La igualdad de derechos que, como personas, con independencia de nuestro sexo, todos deseamos no se ve precisamente respetada en las leyes que actualmente rigen en los casos de separación. Y no creo que este tipo de conflictos se deban mezclar con los casos de agresiones a mujeres o con cualquier otro tipo de tropelías que, eso es innegable, el sexo masculino ha infligido históricamente a la mujer. Totalmente de acuerdo, en este sentido, con lo que señalas en cuanto a la presunción de inocencia en el hombre, tantas veces menoscabada, así como con la cuestión de que devolver a la mujer la dignidad que siempre se le restó no puede pasar por unas leyes que, paradójicamente, refuerzan su percepción como ser inferior o incapaz de valerse por sí mismo.
En fin, espero que ninguna mujer considere lo que digo como un alegato "machista". Simplemente, como he dicho otras veces en otros contextos, me siento antes persona que mujer y pienso que los conflictos entre personas no pueden dirimirse de tal modo que, en lugar de tender a la eliminación de la guerra de sexos, la agraven aún más.
¡Un beso, NoSurrender!
Ay, menudo rollo me he vuelto a tirar, perdona, es que tiendo a los excesos y a veces soy incorregible ;)
¡Otro beso!
Otro día te lo cuento, con más calma...pero respecto a los tuyos, lo tendré en cuenta ;)
Desde luego este tema es muy complicado, y la justicia no resuelve la vida de la gente, menos todavía impide los actos injustos. La ley además va siempre por detrás de la realidad social, porque es una respuesta a los problemas que surgen de ella. Así que respiremos hondo y esperemos que los jueces sean cada vez mejores y que la distancia entre realidad social y leyes sea menor.
Evidentemente la cuestión de las injusticias, sean del tipo que sean, están presentes, más o menos en cualquiera con un poco de conciencia -creo- vamos el famoso Derecho Natural...
Claro mavi. Es exactamente como dices: en muchas ocasiones el aparato burocrático-judicial actúa con criterios ajenos a cualquier concepto de justicia (a favor de un grupo mayoritario por cuestiones electorales, a favor de adinerados por intereses económicos, mediáticos, costumbristas…). Se pueden mantener leyes tan absurdas, inmorales, anacrónicas y esperpénticas como las que cita The Times y que hacen de la convivencia social una broma macabra. Un beso, mavi
Los pasos, es muy difícil desmontar clichés sociales que impregnan la cultura de la sociedad que vivimos, claro que sí. Cuesta una barbaridad dar cada paso. Pero, gracias a Dios, cada vez que conseguimos entre todos dar un paso hacia una sociedad más justa y solidaria, las fuerzas más reaccionarias (casi) nunca consiguen volver atrás, por mucho ruido que hagan. Como sigas con esos besos, voy a acabar erectando :P
Antígona, espero que te gustase la película. El personaje del juez Bean me parece muy importante en toda su polémica; porque a veces es más moral matar a alguien por la espalda, que hacerse con unas tierras por medio de unos papeles olvidados. ¡matemos a Kant! :P
Como siempre, me parece muy inteligente y medido lo que dices. Cuando la ley empieza a regular la intimidad de las personas llegamos al fascismo. Y eso ocurre en algunos estados de América, donde se consideran delito determinadas prácticas sexuales. O en Europa, donde se pregunta con quién se acuesta uno para poder adoptar o no un hijo. Dos besos para ti ;)
Lokita, menos mal que cuando te leo nunca estoy conduciendo :)
Atikus, tienes toda la razón. No debemos hacer un Dios Todopoderoso de la ley de los hombres, tan mundana y variable. Además, la naturaleza es de por sí bastante injusta. Quizás tenemos un exceso de “voltaireanismo” en el subconsciente que nos empuja a no querer ver como “normal” la existencia de la injusticia.
Buenoooooooo, estás de un serio ultimamente.... que acojonas...
Ahora fuera de bromas... creo que la ley es una mierda, y creer en ellas otra mas grande, y cobijarse en el rebaño sobre el cual recaen estas leyes, peor todavía. Y la justicia... por dios... yo sólo creo en la tomada por uno mismo, ya sabes, tu me la haces, por mis cojones que la pagas. Sí, soy un poco siciliana... será la sangre de los antepasados...
Me ha hecho gracia lo del marido que no arregló nunca las cañerías, y esa mujer pérfida, que se lo quedó todo, será porque yo no me quedé nada, y me fuí a un pisito de alquiler, para nunca tener que deber nada a nadie, que es mi máxima. Pero viendo el perfil de la tipa, es normal que pida arreglos de cañerías y ni se preocupe dónde duerme el padre de sus hijos. Estas historias son de risa... pero supongo que habría que oir las dos partes, no?....
Brillantes los hermanos Marx....
Un abrazo, estoy esperando el pulpo a la gallega... La 105 no le pone pegas....
Bssssssssssssssssssssssss
(Cada día estoy mas frivolona... échale la culpa a las malas compañías ponecopas... ).
Yo creo que lo mejor de todo y para zanjar la cuestión, sería que yo conociese al Lagarto y luego le contase mis impresiones a Los Pasos. Creo que no queda más remedio que hacerlo así.
(Por cierto, el día 6 de sept. estaré en Madrid :-) )
Nadie dijo que la ley sea justa...
El Digesto de Justiniano, como mucho se atreve a llamarla "dura"...
Mucho más cerca de escuchar a Tom Waits que de entender el uso que hacen los jueces de la ley...aplicarla con sentido común es algo previsto, el espiritu de la ley no es una psicofonia....
Es sentido común¡¡
B x C
Pd. Casi siempre que hablamos de hombre y mujeres como colectivos, la liamos. Tal vez sin hacer equipos...
Me parece una gran idea, querida mía (qué haría yo sin tí?¡), siempre es conveniente una avanzadilla..., que con estos saurios nunca se sabe en qué laberintos se puede meter una. No queda otra, no...
(Y el día 6 ya nos contamos, jeje)
habría que ver cúanta relación tiene el principe de machiavelo y el Leviatan.
Tienes una buena máxima, maléfica. Los que no debemos nada a nadie dormimos muy bien todas las noches. Que no te vea yo con ponecopas, eh. Iré a por el pulpo, vosotras podéis ir depilándoos :P
Bueno, sintagma, ya me avisarás de lo del día 6. Me dejaré investigar. ¡Pero púdicamente, eh!
Viuda, me encanta Tom Waits. Rain Dogs es la banda sonora de Bajo el peso de la Ley, de Jim Jarmush, una película que me encantó. Lo malo de ese sentido común particular de cada juez/a, es que puede llevar a sentencias como las que hemos visto algunas veces (p.e. aquel violador que quedó libre porque ella iba con minifalda)
Los pasos, soy un lagarto. ¿Es que un lagarto no tiene ojos? ¿Es que un lagarto no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no está nutrido de los mismos alimentos, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un cristiano? ¿Si nos pincháis, acaso no sangramos ? ¿Si nos cosquilleáis, acaso no reímos? ¿Si nos envenenáis, acaso no morimos? Y si nos ultrajáis ¿no nos vengaremos? :P
es curioso, Mari. Pero si miro mi estantería veo juntos al Príncipe de Maquiavelo y al Leviatán de Auster ¿querrá decir algo? :)
Bueno, bueno... lagarto, los ojos a los lados, que a saber a dónde mirais; si os pinchamos, la sangre es fría y la cola (ejem) si se os corta se os regenera... muy normales, muy normales no es que seais. Y a ultrajaros... quién osaría? siempre os he visto carilla de mala leshe, la verdad.
;)
como jurista, opino que.... mmmm
pasapalabra!!
La Ley es una cosa. La Justicia es otra. Lex sed lex y todo eso, pero... opino, como la male, que en tanto justicia es un concepto abstracto en mayor o en menor medida restringible a unos rasgos, y por ellos definible, no existe una, sino varias. Y, por lo tanto, cualquier idea de plasmar la justica en la ley, es ciertamente complicado.
La ley ordena. No imparte justicia. Al que hay que darle la patada en el culo es a quien hace la ley y a quien la aplica. No les concedamos a los borricos del senado y del congreso de los diputados el honor de mezclarles con la Justicia.
Yo hubiese puesto el video de Philadelphia, con Denzel y Tom ("qué es lo que mas le gusta de su trabajo?"/ "que, en contadas ocasiones, uno tiene el raro privilegio de ver como se hace justicia")
Vaya tostoooooon te he soltao
No puedo ir contra la evidencia: el ser humano necesita del bozal de la ley para no morder: homo homini lupus. Por otra parte, la justicia es representada como figura ciega, y sin el báculo del amor, la justicia puede que llegue a ser equitativa como una romana equilibrada, pero... es sólo eficacia lo que necesitamos para vivir en paz?
Un saludo.
"Quien hace la ley, inventa la trampa".
Se intenta proteger a la mujer, y no siempre se hace justicia.
Los de Kentucky son muy raros, sí. Tienen prohibición de llevar lagartijas a la Iglesia , jaja... (así que no te acerques que eres de la familia)
Un beso, no surrender
Ese brazo a veces sufre una brutal amputación cuando quien en su ejercicio profesional hace un abuso de ese margen que se llama "la libre interpretación de..." y escriben sentencias tan disparatadas como poco...profesonales
Saudos
Oye, que el ponecopas está hoy en su casa, castigado, ya me tiene hasta los huevos, y yo aquí solita. Y que yo no me depilo así cómo así... tengo antes que comprobar que me vale la pena coger la cuchilla y hacerme unos cuantos cortes... así que déjate de leches, compra el pulpo, y veremos... yo es que ando un poco hasta los cojones del género masculino, este capullo del barman, me hace odiarlo.....
Bueno, bocagrande, que me gusta a la gallega, el pulpo...
Bsssssssssssssssss
Es lo qe tiene vivir llenos de reglas y peor aún, elegir a personajes para que sigan rigiendo nuestras vidas.
Saludos y gracias por la sonrisa.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Los pasos, ¿carilla de mala leche, yo? ¿Cómo lo bueno e inocente que soy? :) la verdad es que yo siempre he estado más cerca de Hamlet que del mercader de Venecia, pero la cita me venía mejor así :)
Santo Job, es muy interesante todo lo que dices. Eso de que la “ley ordena” creo que es la clave de ese arrebato ácrata que me daba con Foucault :) en cuanto a la película, me parecía mejor rebajar la cosa con una comedia. También pensé esa otra americana, de Peter Hyams con Michael Douglas, que se llamaba los Jueces de la Ley; como película no es ninguna maravilla, pero va directa al asunto de la división entre justicia y ley.
Mityu, es que los hobbesianos somos legión :) para vivir necesitamos ilusión, supongo. Cada uno que la busque donde y como pueda. Yo hoy sí la tengo :) un saludo.
Bueno Valeria, si para “proteger” a una mujer se elimina el habeas corpus de todos los hombres… pues no, yo a eso no lo llamaría justicia, la verdad (las comillas vienen a cuento de que todos somos conscientes de que la ley no funciona como se esperaba y se siguen cometiendo asesinatos pasionales) Un beso
e-catarsis, desde luego todos tenemos en la cabeza autos judiciales de los mas surrealistas. Dios nos guarde muchos años fuera de los tribunales :) saludos
maléfica, no entiendo otra manera de servir el pulpo que no sea a la gallega, por supuesto ;) en cuanto al barman…. Que no me entere yo, ¿eh? :) besos
Isa, nos sobran la mayoría de las reglas. El mundo está contaminado de reglas. Si las personas tuvieran menos miedo irracional las unas de las otras, podríamos prescindir de casi todas. Creo. Un saludo, y gracias a ti por pasarte por aquí.
Con lo difícil que es "entrar" en la ley ¿la cuestionas? Mira:
""Ante la ley
Franz Kafka
Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita que le permita entrar en la Ley. Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo entrar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde lo dejarán entrar.
-Tal vez -dice el centinela- pero no por ahora.
La puerta que da a la Ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado, el hombre se inclina para espiar. El guardián lo ve, se sonríe y le dice:
-Si tu deseo es tan grande haz la prueba de entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que soy poderoso. Y sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón también hay guardianes, cada uno más poderoso que el otro. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo mirarlo siquiera.
El campesino no había previsto estas dificultades; la Ley debería ser siempre accesible para todos, piensa, pero al fijarse en el guardián, con su abrigo de pieles, su nariz grande y aguileña, su barba negra de tártaro, rala y negra, decide que le conviene más esperar. El guardián le da un escabel y le permite sentarse a un costado de la puerta.
Allí espera días y años. Intenta infinitas veces entrar y fatiga al guardián con sus súplicas. Con frecuencia el guardián conversa brevemente con él, le hace preguntas sobre su país y sobre muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y, finalmente siempre le repite que no puede dejarlo entrar. El hombre, que se ha provisto de muchas cosas para el viaje, sacrifica todo, por valioso que sea, para sobornar al guardián. Este acepta todo, en efecto, pero le dice:
-Lo acepto para que no creas que has omitido ningún esfuerzo.
Durante esos largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida de los otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la Ley. Maldice su mala suerte, durante los primeros años audazmente y en voz alta; más tarde, a medida que envejece, sólo murmura para sí. Retorna a la infancia, y como en su cuidadosa y larga contemplación del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, también suplica a las pulgas que lo ayuden y convenzan al guardián. Finalmente, su vista se debilita, y ya no sabe si realmente hay menos luz, o si sólo lo engañan sus ojos. Pero en medio de la oscuridad distingue un resplandor, que surge inextinguible de la puerta de la Ley. Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte comienza a endurecer su cuerpo. El guardián se ve obligado a agacharse mucho para hablar con él, porque la disparidad de estaturas entre ambos ha aumentado bastante con el tiempo, para desmedro del campesino.
-¿Qué quieres saber ahora? -pregunta el guardián-. Eres insaciable.
-Todos se esfuerzan por llegar a la Ley -dice el hombre-; ¿cómo es posible entonces que durante tantos años nadie más que yo pretendiera entrar?
El guardián comprende que el hombre está por morir, y para que sus desfallecientes sentidos perciban sus palabras, le dice junto al oído con voz atronadora:
-Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para ti. Ahora voy a cerrarla. ""
Incluso cuando se desea infringir la ley es necesario antes conocerla bien.
Yo aplaudo a Quevedo, que ya nos dejó dicho que "donde no hay justicia, es un peligro tener razón".
:)
Nos faltaba Solón en este post tan griego :) Kafka es un genio. Un precursor de la sociedad moderna, tan kafkiana, claro que sí! gracias por pasarte por aquí.
Hola Mandarina! Bueno, yo no infrinjo más leyes que aquellas hechas para serlo :)
Me gusta la frase de Quevedo, supongo que esa idea es uno de los motores de la historia.
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