martes, octubre 02, 2007

Wendy, let me in

“Todos los niños crecen, excepto uno. No tardan en saber que van a crecer y Wendy lo supo de la siguiente manera. Un día, cuando tenía dos años, estaba jugando en un jardín, arrancó una flor más y corrió hasta su madre con ella. Supongo que debía estar encantadora, ya que la señora Darling se llevó la mano al corazón y exclamó:

-¡Oh, por qué no podrás quedarte así para siempre!

No hablaron más del asunto, pero desde entonces Wendy supo que tenía que crecer. Siempre se sabe eso a partir de los dos años. Los dos años marcan el principio del fin.

Como es natural, vivían en el 14 y hasta que llegó Wendy su madre era la persona más importante. Era una señora encantadora, de mentalidad romántica y dulce boca burlona. Su mentalidad romántica era como esas cajitas, procedentes del misterioso Oriente, que van unas dentro de las otras y que por muchas que uno descubra siempre hay una más; y su dulce boca burlona guardaba un beso que Wendy nunca pudo conseguir, aunque allí estaba, bien visible en la comisura derecha.”

(Peter Pan, James Matthew Barrie)


Mañana salgo para Londres. Hace meses que el trabajo no me acerca a esa ciudad que tantas veces he pateado. Me gustaría encontrar dos horas libres en mi agenda, bajar Bayswater hasta Lancaster Gate, y entrar en Kensington Gardens. Allí, junto a la parte alta de Serpentine, está él, Peter Pan.

Peter Pan es la persona más traicionada jamás conocida. Todos le hemos abandonado. Todos hemos aceptado el chantaje del mundo: respetamos al señor Darling y tomamos té con la respetada madre de Peter. Y crecemos y nos convertimos en ellos. Y cerramos la ventana para que no entren las hojas del otoño que estropean nuestras alfombras de Ikea. Y firmamos un contrato laboral con Garfio S.A. de catorce pagas. Y nos informamos en los periódicos locales que los científicos han descubierto que los besos que se guardan en la comisura de los labios caducan en una semana, y que el Ministerio de Sanidad, que tanto nos cuida, ha prohibido su uso.

No, no es que sea malo crecer. Lo que es deprimente es descubrir, al final, que somos igual que ellos, igual que el señor Darling, igual que la madre de Peter. (“Y después de todo este tiempo / descubrir que somos como ellos / extraños en el parque / forzados a confesar / que nos escondíamos en los callejones / en los callejones donde nos jurábamos amistad eterna hasta el final /”)

Pero Campanilla sigue siendo un gran mito erótico para mí, eso nunca cambiará. Y me fascina la historia de amor no contada entre Wendy y Peter, contra el tiempo, en soledad freudiana, en dolor de abandono y ansia (“La autopista está atascada de héroes rotos que lo intentan por última vez / Todo el mundo ha salido esta noche / Y no hay ningún sitio donde esconderse / Juntos, Wendy, viviremos la tristeza / Te amo con toda la locura de mi alma / Algún día, Wendy, no sé cuándo / Llegaremos a ese sitio / Donde siempre quisimos estar / Y caminaremos bajo el sol / Hasta ese día, vagabundos como nosotros, cariño, hemos nacido para correr”)

Sí. Me gusta ir a ver a Peter cuando tengo tiempo libre en Londres. Levanto la vista y le observo, allí entre las copas de los árboles. Y pienso. No, no me parezco tanto. No. No creo. Esta vez creo que no. O sí.





Un libro para Wendy: El tambor de hojalata, de Gunter Grass

Una canción para Wendy: Born to Run, de Bruce Springsteen

Una película para Wendy: Hook, de Steven Spielberg

42 Comments:

Blogger k dijo...

Lagarto, acabas de reconciliarme con la niña tonta que ha llorado hoy por sus entradas.

Un libro para Peter: El principito, de Antoine de Saint-Exupéry

Una canción para Peter: The promised land, de Bruce Springsteen.

Una película para Peter: Thelma y Louise, de Ridley Scott.

(Gracias.)

octubre 02, 2007 7:34 p. m.  
Blogger Arcángel Mirón dijo...

Pero nuestra capacidad lúdica sigue. Los juegos son otros, pero el espíritu es (o debería ser) el mismo.

"La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño" (Friedrich Nietzsche).

octubre 02, 2007 10:26 p. m.  
Blogger Antígona dijo...

Siempre me fascinó esta novela de James Barrie, lamentablemente aplanada por Disney, como es habitual en esta factoría. La leí ya de adulta y fue entonces cuando descubrí que si Peter Pan no podía crecer era porque no tenía memoria, por su incapacidad para recordar durante mucho tiempo aquello que le sucedía. Me conmueve ese fondo de tristeza que se adivina en Peter Pan por su falta de memoria, tristeza que por suerte no puede durarle mucho, porque pronto la olvida, pero que de alguna manera parece también cosida a su sombra. E igualmente esa historia imposible de su amor con Wendy, hacendosa y esforzada por quererlo tal y como es pero sin realmente llegar a lograrlo. O sólo en parte. Y Campanilla, uff. Todos ellos forman el trío amoroso más tierno de la historia de la literatura.

¿Traicionamos realmente a Peter Pan? En efecto, no podemos hacer otra cosa. A diferencia de él, tenemos memoria, y no sé si yo misma estaría dispuesta a renunciar a ella por una infancia eterna. Pero entonces resulta inevitable que condenemos a Peter Pan a una soledad que debe sentir muy hondo allí donde se encuentre, pese a que tampoco pueda remediar olvidarla apenas aflora.

Como apunta Arcángel, tal vez la única manera de reconciliarnos con él, pese a nuestra condición adulta, sea la de recordar -nosotros no podemos sustraernos a ello, mejor aprovechémoslo y pongámoslo a nuestro favor- quiénes fuimos en nuestra infancia y tratar de conservar siempre algo de ella. Fundamentalmente la capacidad de ilusionarnos y la percepción de la realidad como algo que en cada momento puede revelarse nuevo y preñado de misterio.

Aunque me parece que yo no debería decir nada de esto, me temo que tengo más de Peter Pan de lo que realmente desearía.

Genial el post, Nosurrender.

¡Un beso!

octubre 02, 2007 10:32 p. m.  
Blogger Lunarroja dijo...

Buen viaje,amigo.
Y a ver si tienes suerte y te tropiezas con Campanilla, que tiene su punto!!!!

Te esperamos pronto.

octubre 02, 2007 10:34 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

qué envidia...quiero volver para traerme una bonita casa de muñecas, que me han dicho que allí son divinas.

(Esta historia me persigue)

octubre 02, 2007 11:12 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

buen viaje!

octubre 02, 2007 11:13 p. m.  
Blogger Ana dijo...

Cuando leí esa novela no tenía más de once o doce años y me hizo llorar.
Hoy casi, al recordar leyéndote.

Vuelve de Londres entero y con ganas de ser adulto y consecuente pero sólo a tiempo parcial.

Sería un crimen perder el encanto de la inocencia perversa.

Siempre me sentí muy Wendy, muy madre, muy controlona... pero mis reacciones siempre fueron más propias de Campanilla.
Creo que sigo igual, pero por alguna extraña (extraña?) razón, me jode crecer.

Precioso el post, Lagartito.
Un beso.

octubre 02, 2007 11:32 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

No falla. Los hombres cumplís los 40 y entrais en plena crisis aguda del síndrome de Peter Pan.

Menos mal que al menos es Campanilla tu mito sexual, me llegas a decir que Wendy... y no sé. ;), no obstante, ese morbillo que te da la historia jamás contada de Wendy y Peter no es más que un síndrome de Edipo a lo bestia. Lo que a Peter le gusta de Wendy es lo que le falta en Nunca Jamás: una mamá.

Vale, venga, y para que veas que a mí también me encanta el cuento, me quedo con Hook, es una gran película.

Buen viaje, y dale recuerdos a Peter¡

octubre 02, 2007 11:35 p. m.  
Blogger Sintagma in Blue dijo...

¡¡Viva el Capitán Garfio!!

octubre 03, 2007 12:25 a. m.  
Blogger Valeria dijo...

Nunca sospeché que los besos tuvieran caducidad... Será por eso que yo reparto tantos :)
Feliz viaje, y recuerdos a Peter.

PD: Entre Tamaruca y tú me habeis hecho reir un rato recostada en el diván...
Un beso, Lagarto

octubre 03, 2007 7:20 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Da gusto leerte, lagarto.

octubre 03, 2007 10:01 a. m.  
Blogger Lokita dijo...

Ay Lagartillo, que malos los 40, dios!
Yo aún estoy para algún callejón rapidito, y no para jurar amistad eterna precisamente, también te lo digo :)
Y sabes, los besos que te doy, ni de coña tiene fecha de caducidad, así que guárdalos en cajitas,
o si prefieres en esa maleta que llevas en tu viaje.
(otra cosa, yo tengo 15 pagas, pero sigue haciéndome la
factura sin IVA por favor).
Tu mito erótico la de dibujos o Julia Roberts, que tonto no eres tampoco…aish!
Besos en la comisura de tu boca
Loka

octubre 03, 2007 1:38 p. m.  
Blogger Tamaruca dijo...

Ay no, Peter Pan no, qué manía le tengo... Menos mal que Wendy reacciona y pasa de él, espero que Peter acabe con esa hada celosa infantil y propensa a las rabietas que era Campanilla, se merecen uno a otro :D

Disculpa la maldad, en parte es envidia de imaginarte paseando por Londres. Pero sólo en parte.

¡Muchos besos!

octubre 03, 2007 2:39 p. m.  
Blogger Margot dijo...

Ummmm precioso, me dejó usted patidifusa y semicorchea!

Peter Pan era uno de mis libros de infancia pero nunca llegué a entender porque él no quería crecer, yo tenía tantas ganas!! Y ya ves... ahora lo entiendo. Paradojas del tiempo, o son del conocimiento?

Me gusta pensar que la esencia es la misma en nosotros, sólo que nos han domesticado (nos hemos) pero en situaciones "primarias": dolor, miedo, deseo... aflora con la misma facilidad con la que tú observas esa estatua.

A este lado del paraíso, poco consuelo da el saberlo. Cantó alguien más listo que yo...

Que tengas buen viaje y saludas de mi parte a Peter!

octubre 03, 2007 6:27 p. m.  
Blogger Lula Fortune dijo...

Ya decía yo que eso de llevar leotardos era muy sospechoso, Lagarto.
Me roe la envidia y estoy verde de rabia!!!!!!! Ten un fugaz pensamiento para mí si vas a la British Librery. Besos campanilleros.

octubre 03, 2007 6:44 p. m.  
Blogger Luigi dijo...

A mi me gusta el cocodrilo que se come a Garfio. Que le den con sus malditas catorce pagas.

Ale.

octubre 03, 2007 7:27 p. m.  
Blogger Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

¡Ay!, y yo que sueño con ser Campanilla desde que era una pequeña Vaudeville y
siempre me enamoro de hombres con el "síndrome" de Peter Pan...

Un libro para Campanilla: Viva Peter Pan, de Xesús Pisón
Una canción para Campanilla: “Children arrive”, de la banda sonora de Kaczmarek para la película Descubriendo Nunca Jamás.
Una película para Campanilla: La educación de las hadas, de Cuerda.

P.D. Lánzele un besito a Peter de mi parte. Otro para usted, soñador lagarto.

octubre 03, 2007 7:54 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Feliz regreso a Londres NoSurrender, vague usted por las calles y empápese de su lluvia (abrigado no nos coja un resfriado), visite los lugares del recuerdo y disfrute de nuevas aventuras en Nunca Jamas. Y como recomendación, antes de subirse al avión, regálese "Los jardines de Kensington" de Rodrigo Fresán, verá como pueden convivir Peter Pan y Bolaño en un sólo libro. Un beso de los guardados para el niño que sigue habitando en usted.

octubre 03, 2007 9:23 p. m.  
Blogger Peggy dijo...

Pasese por la galeria Tate en mi nombre .Campanilla , yo aun no la mate y no crea pago por ello .

kiss

octubre 03, 2007 10:27 p. m.  
Blogger Loredana Braghetto dijo...

feliz te habría seguido a Londres.
quiero conocerla!

octubre 04, 2007 2:21 a. m.  
Blogger AnA dijo...

Ayy Lagarto!Mi hijo hizo de Peter Pan en un musical....
a veces cuando visito "Nunca Jamás" pienso si Peter está enganchado a un recuerdo, a un sueño o al recuerdo de un sueño bonito.
Adoro la novela y lo reconozco(ME ENCANTA LA VERSIÓN DISNEY)
Bonito , muy bonito!!!
Besos
AA

octubre 04, 2007 11:55 a. m.  
Blogger e-catarsis dijo...

No pluralices querido...
:P

octubre 04, 2007 3:50 p. m.  
Blogger Sibyla dijo...

Cuando estés frente a frente con Peter Pan, podrías decirle:
"Mis zapatos vacíos
están llenos de planes de viaje
y conocen rodeos
que todos conducen a tí"
Günter Grass.
Feliz viaje.

octubre 04, 2007 4:04 p. m.  
Blogger dany dijo...

de alguna manera, somos las dos cosas, pero cuando sufrimos inevitablemente, logramos ser pequeños y añoramos la falda de nuestra madre..
y luego del dolor existe ese segundo en que decidimos jugar un rato...

octubre 04, 2007 7:43 p. m.  
Blogger dany dijo...

de alguna manera, somos las dos cosas, pero cuando sufrimos inevitablemente, logramos ser pequeños y añoramos la falda de nuestra madre..
y luego del dolor existe ese segundo en que decidimos jugar un rato...

octubre 04, 2007 7:43 p. m.  
Blogger MALEFICABOVARI dijo...

Estamos vendidos, no hay cuenta atrás, ni regreso al país de nunca jamás, pero en ese trueque obligatorio con la vida, digo yo, que algunos dan mas que otros, y los que dan, es porque están menos vendidos. De eso se trata, de poder seguir siendo nosotros mismos, y que siga viviendo en nosotros el niño ese capullo que tanto echamos de menos a veces, cuando la realidad esta del curro, las facturas, y demás mierdas, nos nublan el horizonte.
De todas maneras, yo a ti te veo hecho un Peter Pan de la leche... vamos, que de corrupto... lo justo y necesario...
Bsazos, besa Londres por mi, ya sabes, lascivamente.....jejeje
Male

octubre 05, 2007 12:17 a. m.  
Blogger Mityu dijo...

Ese tinte pesaroso cambiará de dirección en cualquier momento. No imagino a nosurrender dejándose convencer por el argumento de un igual, y cediendo la bandera. O tal vez no es tan fuerte como parecía, y el niño que lleva dentro está llorando.
Hay besos que nunca se olvidan y otros que ni siquiera llegan a ser.
Me gustaría leer un post tuyo rebatiendo la fecha de caducidad de un beso. O cualquier otra postura que tengas al respecto, claro.
Un saludo.

octubre 05, 2007 4:01 a. m.  
Blogger Joan Torres dijo...

Te aplaudo con las manos, con las piernas, con las plantas de los pies. Lo intento con las orejas pero al comprobar la cara de imbécil que se me queda, desisto.

Yo también crecí, casi de golpe: cuando mi padre me echó de casa. Luego cuando nacieron mis dos hijos pasó un velo de eternidad por mis ojos que me transportó al niño que fui. Aún lo tengo, pero sé que sólo es eso: un velo; y me da algo de pena.

Buen viaje. Y un abrazo.

octubre 05, 2007 6:37 a. m.  
Blogger BACCD dijo...

Es un post precioso, Lagarto. Desde luego que lo único que nos queda es la memoria de la niñez, y sobre todo hay que procurar no perderla. Porque si no, entonces sí que nos quedamos en el País de Nunca Jamás, pero no el del cuento, sino el de aquí, donde se acaba perdiendo la propia identidad.

Me pasa un poco como a Escéptico, cuando tienes niños vuelves a tomar conciencia más clara de tu propia niñez. Claro que se marca también más la diferencia entre infancia y adultez, aunque a menudo lo noto porque los "juegos" que nos pueden gustar a él y a mí son diferentes. Y no puedo negar que, aunque tener un niño te haga vivir más en la responsabilidad del mundo adulto, por otra parte es como un viento fresco que te hace considerar las cosas desde otro ángulo. Confieso que estoy disfrutando de cosas que ni en mi niñez habría soñado.

octubre 05, 2007 12:32 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

No te apures por tus entradas, k. Algo me dice que nos veremos en el concierto. Tus regalos para Peter son estupendos, aunque no me imagino al de los pantalones verdes gritando eso de “I’m not a boy, no, I’m a man”. Y como decía el poeta indio Tagore, “no llores, o las lágrimas no te dejarán ver los culos de las chicas” (o algo así)

Arcángel, supongo que lo común entre esos viejos juegos y estos nuevos debería ser la alegría y la sensación (cade vez más imposible) de aventura y compromiso con la excitación. Peter Pan nunca tenía miedo; podía tener sensación de tristeza y desamparo, pero no miedo. Quizás la vida (y la memoria, que es ajena al personaje de Barrie) nos va regalando dosis de miedo y son éstas las que nos alejan de nuestro niño.

Desde luego, Antígona. Pienso que Peter Pan es una novela para adultos. Para adultos, además, conscientes de su madurez irreversible, de que el tipo que les mira desde el espejo les ha robado su propio Yo y se lo ha cambiado por alguien a quien no acaban de reconocer. Es muy interesante lo que dices de la memoria y no tengo muco más que apotar a eso, salvo volver a leerte y mover la cabeza de arriba de abajo. En algún sitio he leído alguna teoría freudiana sobre las tres mujeres que rodean a Peter Pan (Wendy, Campanilla y Tigridia) y que representan tres distintas aproximaciones al amor de pareja, pero creo que ya me puse bastante freudiano el otro día ¿no? ;) Un beso, doctora Antígona!

octubre 07, 2007 12:58 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Lunaroja, no encontré a Campanilla; todas eran un poco más grandes y con más estrías en las piernas. Pero ha sido un buen viaje, sí. Y con un tiempo estupendo.

Sofía, no he visto casas de muñecas allí. Si tienes mucho interés, estoy seguro de que podrás encontrar al go por la red. Eso sí, la libra está carísima!

Un árbol, deberías leerla otra vez. Descubrirás que no captaste la mitad de las cosas importantes. Como le decía a la doctora Antígona, creo que es un libro para adultos. He vuelto entero de Londres, sí. No me he dejado nada, más que algunas libras en cerveza ya digerida. Lo malo no es crecer; puede ser hermoso crecer, una verdadera aventura. Lo malo es acabar siendo lo que nunca quisimos ser. Aún estamos a tiempo. Ya sabes, No surrender! Un beso ;)

octubre 07, 2007 12:58 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Los Pasos, ¿era necesario recordar aquí mi avanzada edad? :P Wendy representa lo edípico, sí. Pero también el mor romántico y el compromiso. Campanilla representa las pasiones, lo posesivo... el Ello que diría Freud. Pero eso, sí ¡¡qué piernas!! Hook es una gran película, sí. Y Spielberg dio en toda la puta línea de flotación de cosas muy importantes, aúnque luego desarrollara la acción desde un punto de vista más comercial.

No me digas, Sintagma, que te pone el capitán Garfio ;) joé, es que eso del gancho acojona para ciertas actividades ¿no? Tú misma, tú misma... :P

Valeria, los besos hay que soltarlos. No sé si realmente caducan o no, pero sí que queman cuando no los entregas. O, como decía el doctor Sabina, “hasta los huesos sólo calan los besos que no has dado” Valeria, vente al diván con Tamaruca y conmigo. Ya se nos ocurrirá algo que hacer entre los tres :P

octubre 07, 2007 12:58 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Gracias, anónimo. No sé quien eres, pero bienvenido/a a esta página.

Campanilla-lokilla ;) los callejones son muy incomodos para ciertas cosas. Y a estas edades los riñones podrían resentirse terriblemente. La velocidad la dejaré a tu gusto, pero lo que tenga que hacerse, mejor en el diván :P Mi mito erótico es tu avatar, por supuesto! Besos arriesgados.

Claro, Tamaruca. Esa es la historia; Wendy no se deja (no puede) atrapar en la red de Nunca Jamás porque conserva la memoria. El recuerdo es lo que nos hace personas, lo que más nos apega a la realidad. Lo que pasa es que tú tienes la cabeza muy bien puesta (y muy bien peinada). Igual que podemos buscar Peter Panes entre los chicos, podríamos dividir a las chicas entre Wendys, Campanillas y Tigridias ;) Londres estaba precioso. Muchos besos!

octubre 07, 2007 12:59 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Es cierto Margot, cuando eres un niño no puedes entender a Peter Pan en ese aspecto fundamental de la obra; las aventuras están muy bien, la arrogancia del personaje es muy atractiva... pero no le entendemos. Hay que ser adulto para leer a Barrie, creo. Más que paradojas del tiempo, son experiencias de vida. El miedo y el deseo son los dos grandes motores de la vida. Anoche cené con unos amigos, empezamos a hablar de cuestiones muy mundanas y acabamos en la esencia del Miedo y la amígdala, entre otras cosas, rodeados de tallarines y pollo con salsa de almendras. Muy interesante.

Lula, a mí aún no se me ha visto nunca con leotardos verdes; podría ser la señal del Fin del Mundo si ocurriera ;) Te apunto en la lista de las Campanillas, junto con Lokilla. No me dio tiempo a ninguna visita cultural, pero remé en Windsor, en el Thamesis, rodeado de gansos, lo que es toda una bonita experiencia.

Luigi, el cocodrilo es un personaje fundamental. También se come el reloj de Garfio, lo cual es muy metafórico. La verdad es que todo lo que ocurre en esas aventuras tiene un simbolismo importante. Eso sí, las catorce pagas sí me las quedo ¡las necesita mi ex para sus cosas! :P

octubre 07, 2007 12:59 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Madame, no conozco el libro de Xesús Pisón, ya me contarás más. Tomo tus besos y me quedo en usufructo los de Peter, que no tuve tiempo de verle, que estuve muy lejos de Hyde Park todos los días. Por cierto, ayer estuve con un amigo tuyo de la infancia ;)

Ladydark, poca lluvia vi. La verdad es que me hizo un tiempo estupendo y soleado. De hecho, me han dicho que he vuelto con más “color”. Esto del cambio climático nos va a volver locos a todos :) Tiene muy, muy buena pinta el libro que me reomiendas (¡hasta mete a Chesterton y Dylan!). Lo compraré, claro que sí. Tus gustos siempre son de fiar. Besos!

Peggy, ¿te apuntamos al grupo de terapia de las Campanillas también, entonces? :) La Tate es el segundo museo que más disfruto de Inglaterra, sin duda. Pero tampoco hubo tiempo; lo mío de estos días pasados no era, precisamente, turismo independiente ;)

octubre 07, 2007 12:59 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Loredana, hay vuelos directos a Londres desde casi cualquier parte del mundo. Merece la pena; para mí es una de las ciudades más excitantes que he conocido. Desde su oferta cultural hasta los paseos por Picadilly. Eso sí, se come fatal y carísimo ;)

Mi admirada Ana, no creo que Peter esté enganchado a nada; vive el día a día, con toda la fuerza y alegría volcada en cada instante que llega. Vuela porque no tiene lastre alguno; algo impensable para todos nosotros. Te recomiendo que leas a Barrie; va mucho más allá de lo que es la película de Disney. Te emocionarás como aún no te puedes imaginar. Besos.

e-catarsis, muy segura te veo de ti misma y de tu capacidad de conservar la alegría y la inocencia. Te admiro, si es así. Yo, como decían los Rolling Stones: “And I try, and I try, and I try” :P

octubre 07, 2007 1:00 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Sibyla, no hubo tiempo para recitarle nada a Peter (al menos a ese Peter, que había otro más gordo y más viejo que sólo hablaba de trabajo :P) Gracias por los versos de Grass, me han gustado mucho.

Dany, esa es una manera de entender el peterpanismo, sí. Pero yo creo que no es tanto el refugio ante el miedo lo que echa Peter Pan de menos, sino el amor total y desinteresado, la total entrega: Peter Pan fue sustituido en casa de su madre por otro niño, sin más. Es amor lo que necesita peter, no protección, desde mi punto de vista ¿no crees? Gracias por pasarte por aquí, Dany.

No hay cuenta atrás, no, Male. La carretera del tiempo es de una sola dirección y, como diría el doctor Sabina, el alquitrán del camino embriaga, y no es tan sencillo proteger a nuestro Niño de tanto tóxico. El único Neverland que conozco es el que regenta Michael Jackson, y, desde luego, no es un sitio apropiado para llevar niños, no :P Tenemos asuntos pendientes, Maléfica ;) Besos lascivos

octubre 07, 2007 1:00 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Mityu, claro que no cedemos la bandera nunca. Claro que no. “We made a promise we swore we´d always remember, no retreat, baby no surrender” Acepto tu reto, escribiremos algún día sobre la caducidad o no de los besos que quedan prendados en las comisuras de los labios :) Un saludo!

Escéptico, tocas un tema muy, muy importante. La llegada de los hijos es lo que despierta a Peter Pan, sí. Es cuando somos adultos cuando podemos comprenderle y es cuando llegan los hijos cuando pensamos en ello. No era algo gratuito cuando Los Pasos decía que ese peterpanismo es propio de hombres que llegan a los cuarenta. Me alegro de que en tu caso fuese para bien, no todos podemos decir lo mismo :) un abrazo.

Duschgel, me alegro de verte por aquí! La memoria de la niñez miente más que habla, la verdad. Pero brindemos por esas mentiras que nos trae la memoria. Supongo que lo que nos fascina de los niños es esa capacidad de abrir los ojos y excitarse con la vida, con esa vida que tanto nos ha decepcionado, que tanto nos pesa en las piernas a veces. No te he comentado nunca en tu página, pero te sigo desde hace tiempo. Sigue disfrutando!

octubre 07, 2007 1:00 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Bueno, a eso tengo que contestar... ¿quién sino un niño dice "mister, I ain't a boy, I am a man"? Precisamente por esa frase elegí esa canción para Peter.

Con respecto a lo otro, no pierdo la esperanza. Ehem... show a little faith, there's magic in the night...

octubre 07, 2007 1:15 p. m.  
Blogger e-catarsis dijo...

No me admires; estarás perdiendo tu tiempo sólo miénteme y házme sonreir mientras realizas piruetas absurdas

Al fondo como BSO de este corto suena Brown Sugar: mi preferida ( no te asustes, sólo es una buena canción con una letra un poco sórdida, no tienes miedo ¿verdad?)
;-)

octubre 07, 2007 1:30 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Por eso te lo decía, por turismo, porque para consultar libros necesitas credencial. Pero al entrar tiene una inmensa torre acristalada de más de 50 mt, llena de libros antiguos y una cafetería super agradable y una tienda para comprar camisetas con la cara de Shakespeare(por ejemplo)o libretitas de esas en las que te dan ganas de escribir.´Si vuelves, no te lo pierdas. Besos londinenses.

octubre 09, 2007 9:14 p. m.  
Blogger Ana dijo...

Creo que tenía que haber dicho "leí esa novela por primera vez".
La leí después, me gustó mucho más, ya tenía tetas y unos disgustos encima, que es lo que nos hace mayores (los disgustos, digo).

Muchas, muchas veces, pienso si la niña que fuí se sentiría orgullosa de la mujer que soy. Desde hace no mucho tiempo, el SÍ es rotundo. Ahora, sí.

Beso, no surrender, of course :)

octubre 09, 2007 10:45 p. m.  

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