domingo, enero 30, 2011

Ease my troubles that's what you do



Van Morrison es un vómito de sentimientos intensos. Una mezcla aparentemente imposible de éxtasis místico y carnal a la vez, y duro y romántico hasta el delirio a un tiempo. Es como una bálsamo para mi mundo. O como una mañana de domingo soleado en invierno, como decía Uma Thurman en Beautiful Girls. Me provoca ganas de vivir, de morir y de volver a resucitar. Me hace sentir la lluvia cálida, me hace amar más a mis amigos. Quizás a alguien le parezca algo exagerado todo esto. Pero seguro que no a quien haya sentido alguna vez la brutalidad suave de este irlandés.

En esa estúpida manía comercial de poner sobrenombres a los músicos que se puso de moda en los años setenta, a Van le llamaron El León de Belfast por esa manera de rugir, susurrar y gemir a la vez que nos paraliza cuando le escuchamos. En todo caso, a mí me gusta más cuando le apodan El Hombre (Van the Man), que creo que hace más justicia a la intensidad artística y desnuda de sus monólogos/canciones.

Normalmente, los conciertos de superestrellas suelen ser circos bastante bien montados y controlados, donde todo el público, sea el concierto que sea y sea en la ciudad que sea, sale de la sala con la misma opinión. Eso es simplemente imposible con Mister Morrison. Van the Man es el Curro Romero de la música. Se apagan las luces y aparece un hombre gordo, mal vestido, calvo, antipático, oculto tras un sombrero negro y unas gafas negras, que no se mueve un milímetro del micrófono, salvo por un continuo marcar el compás con el chasquido de dedos de su mano derecha. Nunca sabes cómo va a acabar la cosa... si es que acaba: dos veces de las seis que le he visto sobre un escenario se ha negado a continuar el concierto porque no se sentía en condiciones de hacerlo. La primera, a mediados de los ochenta por un problema de sonido, la segunda a finales de los noventa por el grito de un espectador estúpido en medio de un arrebato místico del cantante.

Como Springsteen, nunca da dos conciertos iguales, y siempre cambia el repertorio porque no se puede vivir la misma experiencia dos veces de la misma manera si quieres dar el 110% de ti.

Como Dylan, jamás da las gracias al público porque no necesita de ese peloteo colega, porque tiene la valentía de darlo todo de una manera desnuda.

Todos los artistas tienen alguna obsesiones particulares en sus letras. Una metáfora que se repite más de una vez. En Springsteen sería el precio a pagar por ser libre. En Dylan, quizás la confusión y la incertidumbre como motores de la vida. En Van Morrison, creo que es la idea de curarse. El proceso por el que superamos un dolor en el alma que nos afecta físicamente hasta sentirnos bien. The Healing game.

La enfermedad, la pérdida, el miedo. Nos hacemos daño continuamente, y cada vez que sufrimos un golpe nos parece más difícil levantarnos. La vida es degenerativa, sin duda, pero también nos presenta la posibilidad de resucitar de vez en cuando. De sentir que el alma se nos mueve, de volver a caminar por las avenidas, de volver al lugar en el que siempre hemos estado, de sentir que hemos conseguido asimilar el veneno.

La Palabra “Heal” aparece al menos en cuatro títulos de sus canciones




Did ye get healed?

Algunas veces, cuando siento que el alma me mueve
Puedo hacer cosas maravillosas
Quiero saber cuándo te moverá el alma a ti
Y si te encuentras ya curado



The healing has begun

Y volveremos a caminar por la avenida otra vez
Y volveremos a cantar todas las canciones por donde nos quedamos
Y la cura habrá comenzado



The healing game

Aquí estoy otra vez
De vuelta en la esquina otra vez, donde pertenezco
Donde siempre he estado, donde todo sigue igual
Estoy de vuelta otra vez
En el juego de la cura



Till We Get The Healing Done

Hasta que puedas asumir el veneno en tu interior
Algunas veces tendrás que sentarte y llorar
Y cuando consigas asumir el veneno en tu interior
Empezará la cura





Escuchar a Van Morrison es curativo, lector, espero que te encuentres mejor.









Un libro para Van: La montaña mágica, de Thomas Mann

Una canción para Van: Mother Cluny, de Waterboys

Una película para Van: Beautiful girls, de Ted Demme


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32 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

Nada más leer a primera línea de este post he puesto mi disco favorito de Mr. Morrison, Astral weeks, a todo volúmen, he corrido la cortina para dejar entrar la luz y he abierto la ventana para que el frío me golpeara en el rostro mientras te leía. Reconozco que no soy tan fan de sus últimos discos como quizá él se merezca, pero hay dos canciones, antiguas, que podrían sonar perfectamente en mi funeral, The way young lovers do, del susodicho Astral weeks, y, sobretodo, Snow in San Anselmo, del Hard nose the highway.

Hacía meses que no escuchaba al bardo caledonio, gracias por corregir ese error.

enero 30, 2011 1:18 p. m.  
Blogger kamala dijo...

Van Morrison es de los primeros. Quizás porque mi vida también es un healing game.

La gente herida se reconoce y se comunica y se hace cómplice de una forma muy especial e indisoluble.

Es una cura continua e imposible, de una herida continua, incurable y definitoria.

No me había parado a pensar que era eso lo que me unía a Van Morrison incondicionalmente. Pero es verdad.

Gracias.

Un abrazo.

enero 30, 2011 1:40 p. m.  
Blogger Maeve dijo...

Mucho mejor, donde va a parar :)

enero 30, 2011 2:01 p. m.  
Blogger PazzaP dijo...

Como no descargaba bien, lo he buscado en otro sitio.

http://www.4shared.com/audio/prwdu34W/Van_Morrison_-_The_healing_gam.html

Haces honor a tu apodo.
Hoy muchos de nosotros tenemos la mañana musical. Sea cual sea el tema que se elija, mejor que la esencia sea esa con la que acabas tu entrada. Gracias por ser cómplice.

Por cierto, ¿has visto la última de Eastwood? Merece una de tus entradas.

Un abrazo.

enero 30, 2011 2:35 p. m.  
Blogger TSI-NA-PAH dijo...

Pasate los lunes por mi blog, siempre toca Van The Man!
saludos

enero 30, 2011 2:55 p. m.  
Blogger Eyriadna Once Road dijo...

Justo hoy me he pasado un par de horas escuchándolo sin parar y, ahora, me encuentra esta entrada ¿Será una señal?
Ha sido interesante, no sabía de esas curiosidades. Tienes razón, es curativo :)

enero 30, 2011 4:26 p. m.  
Blogger Food and Drugs dijo...

Yo soy un completo paleto musical, y antes de escribir nada he ido a YouTube a ponerme al corriente de los trabajos del Sr. Morrison.
Posiblemente no sea la mejor manera de conocer a alguien, pero ayuda bastante, o al menos por comparación con el pasado, en que alguien con un bagaje cultural más amplio que el tuyo, se refería a Menganito, y tú te quedabas en la inopia. Ni comprendías nada, ni aprendías nada.
Y tanto da que hubiera canciones de ese señor que has estado oyendo toda la vida, como Brown eyed girl, y que podrías casi tararear sin problema, que seguirías sin enterarte un pijo.
Sea como fuere, la música es de las pocas cosas que, curen o no, al menos alivian las penas sin dejar efectos secundarios. Y en eso sin duda coincidimos, por encima de los gustos individuales de cada uno, sobre lo que, como reza el dicho, no hay nada escrito.
A ti te gusta Van Morrison, a mi Vangelis y a Piqué, Shakira.
Así es la vida.
;-)

enero 30, 2011 6:09 p. m.  
Blogger JOAKO dijo...

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enero 31, 2011 9:03 a. m.  
Blogger JOAKO dijo...

Tanto Van Morrison, como Dillan son mis asignaturas pendientes, conozco tan solo lo básico de ellos, y estoy seguro de que disfrutaría mucho sumergiéndome en estaos dos tan inabarcables. Algún día lo hare:
libro: "La sociedad abierta y sus enemigos" Karl popper
Canción: " La mala reputación" en versión Paco Ibañez.
Pelicula: "Magnolia" de Paul Thomas Anderson.

enero 31, 2011 9:12 a. m.  
Blogger Soy ficción dijo...

Vaya, me encanta leerte, y apuntarme todas tus recomendaciones, y escuchar tus canciones.

No te hagas tanto de rogar!

enero 31, 2011 9:58 a. m.  
Blogger k dijo...

Es curioso, al leerte he pensado en Leonard Cohen quien en esta última gira siempre hace el mismo concierto y agradece cálidamente al público su asistencia y el hecho de que mantengan vivas sus canciones a lo largo de los años, y probablemente todo el mundo en todas partes salga con una opinión parecida y aún así te deja sin aliento (o tal vez es el amor).

De todas formas, evidentemente Van Morrison pertenece a otra casta de artistas, a ese tipo de gente que no necesita nada y por eso se hace necesario. Y no necesitamos de él nada más que lo que nos da, que es mágico. Bonita entrada.

Espero que las curaciones vayan por el buen camino ahí :)

enero 31, 2011 12:11 p. m.  
Blogger Tiovivo dijo...

Curándome,desde mi nuevo intento por resucitar tras el último golpe, sintiendo mi alma moviéndose, disfrutando de tu entrada y de la música de Van. Seguiré tus recomendaciones.

febrero 01, 2011 12:15 p. m.  
Blogger Dante Bertini dijo...

enfermarse y curar:
vivirse y morir

febrero 02, 2011 12:29 a. m.  
Blogger Sese dijo...

Hay genios que se les perdona todo Has hablado de Van Morrison y Bob Dylan, yo añadiría, de los que he tenido ocasión de ver en directo un tercero: Lou Reed. Lo que pasa es que hay verdaderas medianías que toman esta actitud conscientemente porque se les han subido los humos, y entonces es cuando son patéticos.

Saludos (y curioso: ayer empece LA Montaña mágica, espero disfrutar dela lectura unos cuantos días)

febrero 02, 2011 3:13 p. m.  
Blogger Lady Blue dijo...

Tuve el placer de verlo en directo hace unos tres años más o menos. Fue uno de los primeros conciertos a los que asistía en directo después de muchos muchos años y no me dejó indiferente. Me encantó aunque jamás había visto ningún artista tan seco, antipático e incluso rozando la mala educación... sin embargo, salí con una enorme sonrisa de allí y una enorme satisfacción de poder haber vivido aquel momento. Supongo que hay veces que nos "conformamos" con el artista porque claramente no necesitan nada más para llegarnos al corazón... Aunque claro, no estaría demás algo de simpatía hacia su público para variar...
Como siempre, un placer leerte! Saludos lagarto!

febrero 02, 2011 4:53 p. m.  
Blogger Miss.Burton dijo...

Sí, es un mago de las curas, lo escuchas, y parece que parte del dolor se va con él, y que te acompaña, como nadie. Es terapéutico, él sabía cuanta soledad se puede concentrar en los momentos jodidos, y cómo esos dolores son universales, y nos pueden unir, y entre todos, ver un sol que apenas acertamos a vislumbrar.
Esta semana estuve hablando de la peli de Thurman, Beautiful Girls... que casualidad, creo que estamos unidos todos por hilos invisibles.. Dejo el lado esotérico-místico, y te digo que me ha encantado el post, y que en sus canciones, como no.. me encontré de nuevo.
Y luego salí a la luz, esa que se averigua en todos los finales de esas mismas canciones, porque contar, ó cantar un dolor, es ya la antesala de esa cura que sabemos que necesitamos, y que evaporándola por los cuatro costados, suele irse poco a poco.
Precioso, Lagarto, una preciosidad su post. Nos vemos en los bares, y fumando en las calles.

febrero 03, 2011 3:10 p. m.  
Blogger PSYCOMORO dijo...

Van Morrisson es como un retorno eterno; ese hombre blanco que supo aprender que nunca sería negro y sobrevivió en ese camino. Recuperar los primeros quince años de su carrera es siempre una experiencia increíble. Gracias, Lagarto, por traerlo aquí.

febrero 04, 2011 7:26 a. m.  
Blogger ana dijo...

"Van Morrison. El proceso por el que superamos un dolor en el alma que nos afecta físicamente hasta sentirnos bien."

... pues gracias por este camino. Lo desconozco absolutamente, y lo siento necesario. Gracias.

febrero 05, 2011 4:59 p. m.  
Blogger Marga dijo...

Te entiendo, Van provoca algo parecido en mí, algo así como conseguir que los seres humanos me parezcan humanos y todo... jeje.

Cura sanita... gracias, ya estoy mejor!!

Besos bálsamos

febrero 09, 2011 10:34 a. m.  
Blogger Antígona dijo...

Concluyo, leyendo su post y viendo el youtube, que a Van the Man lo he escuchado demasiado poco y que debo escucharlo mucho más. Pero mucho mucho más. Y no sólo porque tenga una voz y una manera de cantar en la que, en efecto, parecen aglutinarse elementos imposibles por contradictorios. Lo ha descrito perfectamente: misticismo y carnalidad, dureza y ternura. El otro día alguien me puso bastantes temas suyos, de estilos muy diferentes, y tuve la grata experiencia de comprobar que todos y cada uno de ellos me gustaban. ¿Por qué será que tantas cosas buenas se nos escapan? O mejor mirémoslo por el lado positivo: suerte que siempre nos queda mucho por descubrir y seguir descubriendo.

Decía un tal Heidegger algo así como que todos los pensadores piensan un único pensamiento. Y aunque es muy probable que con esto quisiera decir algo distinto del modo en que lo voy a interpretar, creo que es cierto que en muchos artistas se observa la recurrente obsesión por un tema que de alguna manera define su trayectoria. Supongo que todos tenemos nuestras particulares obsesiones, y quizá no debería extrañarnos que ésas que, también como seres humanos, poseen los artistas constituyan un elemento central en las motivaciones que les impulsan a escribir y componer.

Me gusta mucho y me predispone muy positivamente hacia él, pese a tratarse de un tipo tan antipático, que la particular obsesión de Van Morrison sea el tema de la cura. Un tema absolutamente esencial en nuestras frágiles existencias, que no dejan de golpearse a cada dos por tres con la cruda Realidad y de sufrir sus heridas. ¿Qué sería de nosotros si, frente a tanta magulladura, no tuviéramos la posibilidad de curarnos, de reponernos, de cicatrizar los cortes para seguir adelante? Y el problema es que, cuando sufrimos, cuando nos sentimos heridos, se nos olvida demasiado a menudo, presos del dolor y la debilidad, que la curación es posible y que después de la tempestad, siempre llega la calma. También que curarse no es sólo una cuestión de tiempo, sino de predisposición y actitud, de voluntad de renacer de las propias cenizas, de ponerse en pie después de cada caída. De aceptar esa gran verdad de que “sobreponerse es todo”, más allá de victorias y derrotas. Me encanta que Van Morrison venga a recordárnoslo con sus canciones.

Hay que curarse, sí o sí. Escuchemos a Van Morrison. Y yo especialmente, que mi cuerpo anda en los últimos tiempos necesitado de muchas terapias curativas. El alma bien, gracias ;)

Un beso, doctor Lagarto!

febrero 09, 2011 10:54 p. m.  
Blogger MK dijo...

En casa hace mucho tiempo empezamos a llamarle el "Oncle Van".
Y así se ha quedado.
Y creo que mis hijos también le llaman ahora así.

febrero 10, 2011 1:29 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Ruidoperro, Astral Weeks es un gran disco, desde luego. Es la mejor expresión de la parte mística de Van Morrison, cuando por fin pudo liberarse del contrato con la discográfica que pretendía empujarle al pop de Brown eyed girl. Creo que Beside you es el tema que más me gusta de Astral Weeks. Salud!


Kamala, supongo que todas las vidas son un Ealing game. La verdad es que no nos queda otra: caer, levantarse, caer, levantarse... Un abrazo!

febrero 12, 2011 10:08 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Maeve, me alegro. Ahora un buen colacao con burbon :P


Pazza, puse este enlace porque, ante la duda, siempre prefiero poner música en directo. No he visto la última de Eastwood y, la verdad, no estoy seguro de que me interese mucho el tema. Pero siendo de Eastwood es obligatorio verla. Ya te contaré. Un abrazo!

febrero 12, 2011 10:08 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Tsi-na-pah, mis lunes son muy complicados, pero siempre viene bien un poco de Van. Gracias.


Cindell, seguro que no es una casualidad. Las señales están en todas partes ;) Salud!

febrero 12, 2011 10:09 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Bueno, Food & Drugs, hay canciones que sí dejan efectos secundarios. No digo que una canción pueda cambiarte la vida -como dice Keith Richards que le pasó con Moody Waters-, pero sí que llegan para quedarse.

Recuerdo cuando éramos muchísimo más jóvenes, que un amigo y yo estábamos desando que una chica a la que amáramos mucho tiempo nos dejara para poder sentir mejor Backstreets, de Springsteen.

Vangelis también tendrá su sitio en esta página, me encanta.

Salud!

febrero 12, 2011 10:09 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Joako, me encantó Magnolia. No sé si la identificaría con Van Morrison, quizás más con Dylan, no sé bien por qué. Morrison y Dylan son una maravilla, no te los pierdas. Salud!


Soy Ficción, no es que quiera hacerme de rogar, es que me cuesta mucho encontrar tiempo para escribir. Últimamente, ni los sábados por la tarde he podido.

febrero 12, 2011 10:09 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Desde luego, k, esa necesidad de cambiar repertorio no quiere decir que quien no lo haga no de el máximo. Cohen, además, es demasiado sagrado para mí, y para Van. Las curaciones avanzan, sí, pero me dejan agotado :) Besos!


Tiovivo, nunca dejamos de curarnos. Todo en la vida es un continuo levantarse, y no hay más victoria, como dijo el poeta, que levantarse antes de volver a caer. Ánimo y fuerza!

febrero 12, 2011 10:10 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Dante, exactamente. Al final siempre gana el malo. Pero como lo sabemos, siempre podemos bailar.




Sese, yo vi a Lou Reed solo una vez, pero fue una gran experiencia, desde luego. No es un gran cantante, sus canciones no tienen ningún alarde y los arreglos son muy sencillos. Pero está lleno de magia, calor y cercanía. Me encantaría volver a verle. Espero que disfrutes con Settembrini. Salud!

febrero 12, 2011 10:10 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Lady Blue, esa antipatía es una constante en Van Morrison, le viste en su plena esencia. Es cierto que un poco de comunicación con el público se agradece (en el extremo opuesto estaría Springsteen, que me parece el mejor artista vivo sobre un escenario sin duda alguna), pero no me imagino toda esa fuerza de Van sobre un escenario con otro gesto más agradable, la verdad. Besos!



Miss Burton, tienes razón en que el principio de la terapia pasa por contar lo que nos ocurre. Y a música, a veces, ayuda a entender algunas emociones. Son esas canciones que se nos clavan como cuchillos en el alma y que todos hemos sentido alguna vez. Van es un fabricante de cuchillos, sí. Nos vemos en los bares y en los fumaderos de las calles, claro :) Besos!

febrero 12, 2011 10:10 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Psycomoro, Van es irlandés, y ya sabes lo que dicen allí: los irlandeses somos los negros de Europa. Y creo que musicalmente sí es así. Pasarse por los pubs de Connemara es toda una experiencia musical auténtica. Tengo ganas de volver. Salud!



Ana, nunca hay soluciones mágicas, pero es cierto que la música es terapéutica. Nos cambia la percepción del tiempo, nos permite expresar más emociones primarias y nos cambia la plasticidad del cerebro. Puede que no resuelva nada, pero nos ayuda a vivir mejor. It’s only rock and roll but I like it. Besos!

febrero 12, 2011 10:10 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Marga, me allegro de que Van te haga más sociable, aunque no creo que lo necesites. Besos!


Ja, ja, Mk, está bien lo de “tío Van”... aunque no creo que sea el típico tío que viene de visita cargado de regalos y que se ofrece gustoso a llevar a los niños al cine :) Me alegro mucho de que sea también tan familiar para ti. Besos!

febrero 12, 2011 10:11 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Doctora Antígona, haga caso de su alguien y dedique tiempo al señor Morrison, que lo va a agradecer. Efectivamente, todo Van Morrison es bueno, así de contundentemente se lo digo. Seleccione al azar cualquier disco y vaya sumergiéndose en las plácidas aguas de la cura.

Me ha gustado la cita de Heidegger, es un buen principio para tratar de entendernos en este mundo de locos. Creo que era Manuel Delgado quien decía que la gran pregunta de toda la filosofía de todos los hombres y de todas las tendencias es “¿y por qué no me llama?”

Ese verso, “sobreponerse es todo”, creo que es de Rilke, y creo que es absolutamente cierto. No hay mas. Y no hay menos. Llenémonos de predisposición y actitud.

Besos!

febrero 12, 2011 10:11 p. m.  

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