Había que elegir y eligieron
En 1348 la pequeña ciudad de Sonderborg en el sur de Dinamarca estaba afectada de peste negra, como media Europa durante aquellos oscuros años. La enfermedad se propagaba a gran velocidad y ya nadie podía sentirse seguro dentro de sus murallas.
Eligieron, sí. O vida o muerte. Los consejeros de la ciudad tomaron una decisión difícil: todas las familias que hubieran tenido algún caso de peste en sus casas serían mantenidas en cuarentena en el mar. Se fletaron dos barcos de guerra que habían sido abandonados tras las invasiones de los suecos dos años atrás. Revistieron sus mástiles de velas negras como señal clara de lo que allí anidaba.
A los seis días, la terrible enfermedad se hizo presente en ambas galeras con toda su virulencia. Los primeros cadáveres fueron arrojados por la borda a las frías aguas del mar Báltico en un intento tan desesperado como inútil de mantener la vida a bordo. Pronto, los tripulantes de los barcos en cuarentena tendrían también que tomar una decisión. Había que volver a Sonderborg o morirían todos sin remisión.
Pero los arqueros apostados tras las almenas de las murallas tenían órdenes precisas y dispararon sus flechas sobre las cabezas de los apestados cuando éstos intentaron arribar a puerto.
Gritaron su odio, cerraron sus puños en llagas purulentas y clamaron venganza los condenados. Y tomaron la decisión.
Aquellas galeras suecas en las que habían quedado confinados contaban con dos catapultas a proa cada una, que habían utilizado los invasores contra los muros de la ciudad. Los apestados encontraron así una nueva vía para deshacerse de sus muertos: catapultándolos por encima de las murallas, devolviendo la peste a la ciudad en la que creció.
Durante toda aquella aterradora noche de agosto, bajo la plateada luz de la Luna llena, volaron decenas de cadáveres pútridos sobre las cabezas de todos los ciudadanos de Sonderborg. Se estrellaron cabezas llenas de gusanos contra los puestos del mercado, cayeron vísceras contaminadas sobre los vestidos de seda de las damas de los comerciantes, y llenaron las calles de miembros amputados en descomposición. El olor dulzón de la pandemia se extendió y embotó los sentidos de quienes se creían a salvo de la guadaña. Volaban los difuntos pálidos como el mármol hacia los sanos, con su carga diabólica y negra.
Cuando la Luna volvió a mostrarse entera veintiocho días después, todos los habitantes de Sonderborg habían muerto ya. Aquellos desesperados habían inventado la guerra bacteriológica.
Un libro para Sonderborg: American Psycho, de Bret Easton Ellis
Una canción para Sonderborg: Bailaré sobre tu tumba, de Siniestro Total
Una película para Sonderborg: El séptimo sello, de Ingmar Bergman
Eligieron, sí. O vida o muerte. Los consejeros de la ciudad tomaron una decisión difícil: todas las familias que hubieran tenido algún caso de peste en sus casas serían mantenidas en cuarentena en el mar. Se fletaron dos barcos de guerra que habían sido abandonados tras las invasiones de los suecos dos años atrás. Revistieron sus mástiles de velas negras como señal clara de lo que allí anidaba.
A los seis días, la terrible enfermedad se hizo presente en ambas galeras con toda su virulencia. Los primeros cadáveres fueron arrojados por la borda a las frías aguas del mar Báltico en un intento tan desesperado como inútil de mantener la vida a bordo. Pronto, los tripulantes de los barcos en cuarentena tendrían también que tomar una decisión. Había que volver a Sonderborg o morirían todos sin remisión.
Pero los arqueros apostados tras las almenas de las murallas tenían órdenes precisas y dispararon sus flechas sobre las cabezas de los apestados cuando éstos intentaron arribar a puerto.
Gritaron su odio, cerraron sus puños en llagas purulentas y clamaron venganza los condenados. Y tomaron la decisión.
Aquellas galeras suecas en las que habían quedado confinados contaban con dos catapultas a proa cada una, que habían utilizado los invasores contra los muros de la ciudad. Los apestados encontraron así una nueva vía para deshacerse de sus muertos: catapultándolos por encima de las murallas, devolviendo la peste a la ciudad en la que creció.
Durante toda aquella aterradora noche de agosto, bajo la plateada luz de la Luna llena, volaron decenas de cadáveres pútridos sobre las cabezas de todos los ciudadanos de Sonderborg. Se estrellaron cabezas llenas de gusanos contra los puestos del mercado, cayeron vísceras contaminadas sobre los vestidos de seda de las damas de los comerciantes, y llenaron las calles de miembros amputados en descomposición. El olor dulzón de la pandemia se extendió y embotó los sentidos de quienes se creían a salvo de la guadaña. Volaban los difuntos pálidos como el mármol hacia los sanos, con su carga diabólica y negra.
Cuando la Luna volvió a mostrarse entera veintiocho días después, todos los habitantes de Sonderborg habían muerto ya. Aquellos desesperados habían inventado la guerra bacteriológica.
Un libro para Sonderborg: American Psycho, de Bret Easton Ellis
Una canción para Sonderborg: Bailaré sobre tu tumba, de Siniestro Total
Una película para Sonderborg: El séptimo sello, de Ingmar Bergman
37 Comments:
Increíble, hasta donde podemos llegar... Inmediantamente me he posicionado al lado de la gente del barco, como si fuera uno de ellos, con mi libertad coartada... Sin salida.
bueno, miss missing... es sólo un relato, eh. Todo está en mi cerebro trastornado :P
Ays Ays... He caído. Está tan bien narrado... No podría distinguir la realidad de la ficción, está visto :)
ay,qué mal cuerpo me ha puesto Lagarto.Ponga una canción bonita o un video del youtube cachondo,o algo..
¿un relato? jo, creí que era otra peli :-/ ya iba a decirte que qué desgracia la mía que casi no he visto de las que comentas.
"Aquellos desesperados habían inventado la guerra bacteriológica."
Esa frase lo resume todo, o casi todo. Es terrorífica. Y tú muy bueno.
Bank.
pd: vaya, no me deja entrar como anónima.
La Luna y el Mar, desmitificados...
Muy bueno, monsieur
Sí, faltaba que sea una peli retratando la historia, no te jode! jajaja, estamos tan vulnerables ultimamente con las catástrofes que todo puede suceder, todo puede suceder! jeje
Excelente relato, amigo!
Un abrazo!
Truculento relato, pero muy inexacto. La peste negra, que no es sino la peste bubónica, no se contagia de humano a humano. El bacilo de la peste (Yersinia pestis) sólo se transmite a los humanos por picaduras de pulga, que a su vez usan como vector secundario a las ratas.
Así pues, por más que los tripulantes del barco lanzaran cadáveres, cabezas, vísceras o llagas, la muerte en el interior de la ciudad no vendría de ellos, sino de las ratas que ya existirían en la ciudad.
La ciudad de Kaffa, genovesa, fue asediada por los ejércitos mongoles, que usaron la misma técnica que describes. No obstante, nada sucedió por esos cadáveres. Sin embargo, cometieron el error de creer que eran los gatos los que transmitían la peste: los mataron a todos. Ya te puedes imaginar el aumento exponencial en la población de ratas... y en la ocurrencia de peste.
Atentamente.
Cruel decisión la de desacerse de los enfermos, pero el instinto de supervivencia es el más fuerte en cualquier animal, incluido el ser humano.
Dado que todos los que enfermaban morían, ¿qué importaba que lo hicieran en un barco o dentro de la ciudad?, ya estaban condenados.
Si con su aislamiento conseguían salvar a otros, no me parece tan atroz.
Seguro que ninguno de los quelanzaba cadáveres había dejado parte de su familia tras las murallas.
Lo siento pero al contrario de Miss Missing, yo me posiciono con la gente de la ciudad.
Besos!!
Neo: que buen relato me mantuvo pegada al ordenador sin pestañar. besos !!!! a las ratas un buen flautista!! besos
Con el submarino ya no habrá mas batallas navales como seguirán inventándose instrumentos de guerra cada vez mas perfeccionados y terroríficos, la guerra misma será imposible.
Me gustan los giros inesperados y tu cuaderno hoy ha dado uno de 180 grados. Buen ejercicio de ficción, cruel y bárbaro como el mundo en el que tiene lugar, tal vez no inventaran la guerra bacteriológica pero yo he entrado en el relato y me gusta esta explicación del horror. Eso si, No Surrender, en el próximo cuento partiendo de la peste, a ver si nos acercamos a Bocaccio ;).
Miss missing, todo ficción, se lo aseguro. A mí que me registren...
Admirada Ana, (póngase voz de José Luis López Vázquez) ¡yo te pongo un piso!
Bank, me alegro de que no sea anónima. La verdad es que esa frase es mu-essagerá. Pero me quedaba bien :)
Ec, ¿desmitificados? A mí me parecía todo muy estético ;)
Ártemis, realmente los mongoles lanzaban leprosos con las catapultas en sus incursiones, sí. Lo leí en algún sitio, de ahí vino la idea. Veo que alguien más lo conoce por aquí.
Anónimo (hola David), es truculento, sí. Y completamente inexacto. De cuestiones biológicas no voy más allá de las que tienen aplicación culinaria. Gracias por escribir.
Tienes razón, Mavi.... aunque la naturaleza humana siempre busca una salida desesperada, ese 0.001% de sobrevivir. Me parecía una buena venganza, estéticamente, en cualquier caso :)
Gracias, laonza. Me alegro de que te haya gustado.
Itoitz, tienes razón. Esta espiral no puede acabar.
Gracias ladydark, está bien cambiar de vez en cuando ;) No, no inventaron la guerra bacteriológica; ésta la inventó Gaia, de alguna manera. Desde el punto de vista de la evolución de las especies, una pandemia de vez en cuando es algo muy sano. Terrible ¿verdad? :)
Cosas del blog de K. Me invitó (amenazó) a leerlo, y de ahí se saltó. No es mi costumbre, pero hoy tengo particularmente poco trabajo. Por cierto, este sábado, a las 7 y media de la tarde, presento la novela en Madrid, en Estudio en Escarlata.
Serás bienvenido si te pasas, aunque no sé si hará canapés.
Realidad y ficción, difícil frontera.
Uffff, la piel de gallina, y la foto que acompaña el texto, con esa soñaré todavía un par de noches mas... Yo soy una antisufrimiento gratuito, me explico: no pongo la tele nunca, contamina y si da malas noticias me preocupa todo, no leo el periòdico ni ninguna revista que me pueda poner al tanto del día de hoy, y no voy a ver películas que sepa que al final me dejarán un mensaje acabado, en el que yo no podré participar ni mostrar ayuda alguna. Sí me veo las pelis tristes de historias normales, esas me las devoro. Así que no tengo mucha idea de cierto tipo de cosas, y mi cultura se reduce a cds y pelis y videos, y gente cómo ud, que la engorda día a día, aunque ya le digo que hoy me dolió un poco el alma, y cómo estoy en fse de cura... pues miré a otro lado, al que miro siempre cuando no quiero ver nada, al lado blanco, al transparente.
Me parece muy bien que no se deje el pelo largo, suelen ser bastante imbéciles los que lo portan, no voy a generalizar, pero tío que conozco así, tio que es imbécil total. Uffff, qué cargadita vengo, y me voy mejor...jejeje
bss, cuídese, si a mi, al final, dios me castigará con un sinpelo, ya lo verá...
Male
Gracias, David. Tu novela fue convenientemente promocionada también por aquí, hace algunas semanas. Me acercaré a la librería el sábado si puedo; tengo un fin de semana un poco complicado. Los canapés son lo de menos.
Sintagma, ¿desde cuándo se pide que exista esa frontera? :)
Maléfica, la foto es un fotograma de la película de Bergman, El séptimo sello. Es una hermosa película llena de poesía, que te envuelve como en un sueño, como todo lo de Bergman.... no diré nada del comentario suyo, ese de “gente como usted que la engorda día a día...” :P
Oh! Cómo me ha gustado este relato. Lloviendo muerte negra... inquietante
;-)
por qué american psycho?? yo también me lo he creído :P supongo que ya ha ocurrido entonces, aunke sea en las cabezas de los que te hemos leído...
Me ha gustado, me ha gustado...has complacido mi parte "siniestro-trágica"...Cronnemberg podría hacer una versión "chupi" de esta historia...¡fabulosa!
Pues hay que ver los frutos que da tu trastornado cerebro...
¡Con Bergman hemos topado! ¡Palabras mayores! Jo, precisamente hace dos noches, vi la escena de "El séptimo sello" de la confesión... Y de ahí salté a la del sueño del viejo profesor del comienzo de "Fresas salvajes"(que, por cierto, estoy dudando si... bueno, ya te diré si me decido o no a lo que estoy dudando respecto de esa escena, jaja).
¿Nos vas a matar a todos con tus zapatos de claqué?
Un beso :)
La muerte y sus aliados son más imaginativos de lo que podemos sospechar.
¡Uf! Hasta que no he leído algunos comentarios no he caído en la cuenta de que era un relato.
Está tremendamente bien escrito, y bien ideado, dejemos aparte las bases científicas por un momento...
Y una curiosidad que me gustaría saber: ¿ha publicado otro libro David? ¿podrías facilitarme el título y la editorial? Es que no sé nada de nada, primera noticia...
Un saludo para ambos ;)
Me alegro de que te guste, sonámbula. No salgas a la calle sin paraguas ;)
Klaudia, me acordé de la novela de Ellis según iba catalogando vísceras humanas :P
Nancicomanci, está bien que tengamos esa parte tan siniestra de vez en cuando. Acepto a Cronenberg si le vendes los derechos. Si no le conseguimos, traeremos a Guillermo del Toro ;)
Mandarina, para mí es una de las películas más oníricas y maravillosas que he visto nunca. Se hace imposible olvidar casi cada frecuencia. Pero eso sí, prefiero degollarte con un disco afilado :P
Arcángel, la muerte siempre vence. No nos queda más que huir mientras podamos. ¡corramos!
Durrell, algo me han contado sobre nuevos proyectos de David, pero mejor que lo cuente él si quiere. El sábado se presenta el libro con el que obtuvo el Premio Jaen de Novela (http://estudioenescarlata.blogspot.com/2007/03/el-crimen-de-los-monegros.html)
hmmm, toma, Sonderborg, una viscerada de tu propio pesticida!
;)
Gracias por la información, NoSurrender. La verdad es que al leer lo de la presentación creí que se refería a un nuevo libro....
Por cierto que acabé el libro de Faulkner 'El ruído y la furia' y no sé como explicarlo, me gustó pero... aunqué es de los que volvería a leer y eso ya es decir que es especial. Tal vez me hubiese gustado que fuese más fácil de leer, aunque a lo mejor eso le quitaría fuerza a los personajes y en especial a Benjamin. En fín, bien está como es. Porque además me estoy haciendo un lío :)
Escalofriante relato... ¿Pasó de verdad? Es brutal...
Un abrazo
Vaya... por un momento pensé que era una historia cierta. Todavía pienso en esa partida de ajedrez de Bergman... no me la quito de mi cabeza!!
Pues leyendo los comentarios no soy la única que ha dado como verídica este relato. Eso demuestra lo bien presentado y narrado está. :)
A través de los bubones también uno puede contagiarse.
Si me mato, no será para destruirme, sino para reconstruirme; para mí el suicidio no será sino un medio para reconquistarme violentamente, irrumpir brutalmente en mi ser, tomarle la delantera a la ventaja incierta de Dios. Mediante el suicidio, reintroduzco mi designio en la naturaleza, por primera vez doy la forma de mi voluntad a las cosas. Me libro del condicionamiento de mis órganos tal mal ajustados a mi yo, y la vida ya no es para mí un azar absurdo en el que pienso lo que se me da a pensar. Elijo mi pensamiento y la dirección de mis fuerzas, mis tendencias, mi realidad. Me ubico entre lo bello y lo feo, lo bueno y lo malo. Me hago suspenso, sin inclinación, neutro, presa del equilibrio...
(Antonin Artaud)
Z, dadas tus dotes cocineras, ve pensando qué hacemos con tanta carne ;)
Durrell, no es fácil de leer porque el punto de vista de la novela no lo es. Hay que meterse dentro del personaje y eso mismo ya de por sí distorsiona todo. Pero quizás sea el momento exacto de leer algo más sencillo y positivo ;)
Hell, no. No pasó realmente. Sólo es un relato, una fantasía morbosa. Me alegro de escalofriarte ;)
Billywild, para mí toda la película de Bergman está llena de planos inolvidables. Porque ¿qué me dices de esa procesión cristiana, por ejemplo? ;)
Gracias, miss missing. Pero decía antes, no tengo ni idea de los mecanismos de propagación de la peste. David, que es biólogo sabe de esto mucho más que yo, seguro. Mi idea era mucho más estética que científica, como casi todo lo que hago.
Belmar, interesante personaje Artaud. Un día tengo que escribir sobre él y su enfrentamiento con los surrealistas. Me fascina el personaje, aunque no comparto su idea del suicidio. Gracias por venir.
Muy bueno, las inexactitud sobre los medios de transmision es lo de menos... lo que de verdad propaga las enfermedades es el miedo.
La imagen de las catapultas es poderosa.
Uno que es mas friki hubiera puesto Los Señores del Acero como peli... pero es que con Bergman te ries tanto.
David tiene razón, a través de las pulgas son los verdaderos vectores. Me alegro de que haya un biólogo por aquí. Jeje. Si es que lo bueno abunda.
Besos.
Pedazo de relato!!..¿para cuando un corto hecho realidad??
Como me gustan las recomendaciones de hoy, recuerdo nada mas leer American Psycho pasar un fin de año en la discoteca MK de NY, pensando cual sería la imágen del psicópata perfecto :)
Afirmo aquí, pública y solemnemente, que yo nunca he amenazado a nadie.
Salud.
Me encantó, No-. Me encantó, en serio.
Y además, como no sabía lo de la inconsistencia médica, me lo creí.
Un abrazo.
Compré hace un mes de segunda mano (estaba tirada de precio), la película de Bergman y aún no la he visto, a ver se le pongo remedio este fin de semana!
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