martes, abril 17, 2007

Love Story


Ya conoces la historia, Margaret. Todo empezó en una pequeña tienda de té de Covent Garden, en el centro de Londres. Nada más entrar me quedé fascinado por unas tazas blancas con manchas negras. “El diseño de vaca está de moda”, me explicó la dependienta con su cerrado acento irlandés, mientras envolvía en papel el juego de seis “mugs” que acababa de comprar.

A la mañana siguiente estrené una pieza de mi nueva vajilla. Me hechizaba el diseño. Los contornos marcados de negro y blanco y la suavidad de las formas caprichosas de cada mancha consiguieron que el café se enfriase mientras mi mirada viajaba por el sencillo dibujo circular. Casi podía escuchar el mugido mantra de la vaca en medio de la campiña británica y oler la hierba pisada por sus patas con lentitud filosófica. Sí, aquello fue una experiencia iniciática que transformaría mi vida en todos los sentidos, para siempre.

Primero cambié el fondo de pantalla de mi ordenador, después la tapicería del coche, la carcasa del teléfono celular, la alfombra del dormitorio. Conseguí bolígrafos, cuadernos, láminas, chaquetas, lámparas, calcetines: Todo con el mismo trazo magnético y dulce de la piel bovina.

Pocos días después compré una nueva manta con diseño de vaca y a partir de ese momento mis solitarias noches empezaron a ser más sensuales y cálidas. Pero lejos de preocuparme por lo que cualquiera consideraría una aberración psicótica, empecé a encerrarme en mí mismo y a olvidarme del mundo exterior. Ya no me interesaban los colegas anticuarios de Nothin Hill y empezaba a descuidar mi trabajo como consecuencia de esa obsesión vacuna que constantemente rumiaba en mi interior.

Hasta que una mañana, un asiduo cliente, el señor Lester, te acordarás de él, me llevó a su granja cerca de York para tasar una vieja biblioteca.

Fue entonces cuando te conocí, Margaret. Estabas tan hermosa y solitaria bajo aquel abedul, tan serena y absorta en tu propia calma. Tus cuernos, perfectos y esbeltos, dibujaban mariposas en mis entrañas. No me atrevía a tocarte, a sentir el calor áspero de tu piel blanca y negra. Pero tú movías la cola con elegancia y clavabas en mi pupila tu pupila negra y enorme. Y la delicadeza de cada movimiento de tu testuz, como invitándome a observarte y llenarme de tu presencia me hicieron comprender que, por fin, mi corazón empezaba a sentirse vivo.

Han pasado dos años ya desde que compré nuestra granja al señor Lester, desde que vivimos juntos cada día y cada noche, Margaret. Dos años de felicidad que hemos compartido con amor y que temo ahora puede llegar a su fin. Ayer vi como el toro de nuestro vecina, la señora Glimour, te miraba más que a las otras vacas. Y tú, coqueta, pastabas a su lado sin hacerte cargo de mis celos de amor.



Una canción para Margaret: Do you love me, de Nick Cave

Un libro para Margaret: El camino, de Miguel Delibes

Una película para Margaret: Vacas, de Julio Medem

30 Comments:

Blogger Mandarina azul dijo...

Creo que Margaret está rumiando algo...

;)

abril 17, 2007 9:56 p. m.  
Blogger AnA dijo...

Me parto!Qué risa!¡muy bueno!
besos,
ana

abril 17, 2007 11:13 p. m.  
Blogger Lunarroja dijo...

Sencillamente genial.

Un beso fuerte (en blanco y negro, como la piel de Margaret).

abril 17, 2007 11:23 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Ay, mandarina, ¿qué tiene el toro de la señora Glimour que no tenga yo?

Admirada Ana, no se me parta, que está mejor entera.

Gracias, lunarroja. El próximo en rojo carmín, a ver si así empiezo a olvidar a Margater, que nunca lo usa ;)

abril 17, 2007 11:41 p. m.  
Blogger Sintagma in Blue dijo...

Es que las peores son las que no dicen ni mu.

abril 18, 2007 12:28 a. m.  
Blogger almena dijo...

A ver, a ver, no seas pillín que los cuernecitos los lleva ella
:)

abril 18, 2007 12:45 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Acabo de descubrir que también amo a Margaret, y si el toro de la Sra. Glimour no te la roba, lo haré yo... jajaja ¡No te lo creas!.
Hoy eres mi gran descubrimiento, estaba navegando sin rumbo fijo en la net y bueno, pues, choque accidentalmente con Margaret y ¡Qué buena presentación!...
babay

abril 18, 2007 7:00 a. m.  
Blogger Filisteum dijo...

Otro libro para Margaret. "Adiós Cordera", de Clarón.

:-)))

abril 18, 2007 7:30 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Sintagma, el silencio de las vacas es como muy filosófico ¿no?

Ay, Almena... eso sólo fue una vez, con la señora Glimour; la visión del movimiento de sus glúteos mientras lavaba la ropa en el arroyo provocó en mí un arrebato. Pero no se lo digas a Margaret, anda.

Hojita, bienvenido a este sitio. Pasa y ponte cómodo ¡pero sin abusar de mi pareja!

Javier, no lo he leído. Puse a Delibes porque es un verdadero icono del ruralismo castellano; sus novelas huelen realmente a campo y vacas.

abril 18, 2007 10:17 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Muy divertido Lagarto.
Al principio he llegado a pensar en un desarrollo y final kafkiano con el protagonista convertido en una vaca dentro de su piso.

Besos, y saludos a Margaret que no se ponga celosa.

abril 18, 2007 10:48 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

NoSurrender, eres de lo que no hay, jaja. Leyendo las primeras líneas, volvía a mirar el título para ver si no me había equivocado al leerlo. Me has tenido en ascuas hasta el final.

Lo que no sé yo es si a Margaret no le dará un ataque si se asoma a la ventana y ve su piel cubriendolo todo....

:)

abril 18, 2007 11:11 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

No estaría mal, Mavi. A veces me pregunto si no sería mejor ser vaca que trabajador de oficina. Pero pasemos al pajar para lo de los besos, no quisiera que Margaret nos viera.

Bueno, durrell, las obsesiones es lo que tienen; nunca nos parece suficiente piel ;)

abril 18, 2007 12:31 p. m.  
Blogger MALEFICABOVARI dijo...

Margaret tiene mucha suerte, yo tb fuí presa de los blancos y negros y me cmpré la tacita de la vaca, y el delantal, no se para qué, no cocino, y me enamoré de su piel, y de lo que ella transmitía, buen rollo, paz, negrocontrablanco... pero la verdad, es que viéndolo así, teniéndola a su vera, se deben comprender cosas que a mi se me escapan... seguro a Margaret no la tiene que llevar al Berlin, ni hacerse un peinado a drede para gustarla.
La envidio, a ud... no se... no le veo yo durmiendo con la vaca, no le veo...
Bueno, qué, me rescata este viernes??? Llevaré vestido a topitos blancos y negros, no tengo cuerpo de vaca, pero puedo hacer muuuuuuuuuuuu si le veo cerquita...jejeje, ale, ya a darse a valer, cómo dicen en mi pueblo, pero yo quepo en cualquier parte con mis 51 kilos, y Margaret... piénseselo, que yo creo que saldría ganando con el cambio, además, yo le daría mucha de mi mala leche, y eso tb es de vaca, no???
bssssssssssssssssssssssssss, jejeje, siempre hay un lado por el que contratacar... siempre, ale, dejándose el pelo largo, ya¡

abril 18, 2007 2:54 p. m.  
Blogger desconvencida dijo...

jajaja, me ha encantado este relato zoofílico (con perdón), No Surrender...

Precisamente ayer preparaba un post sobre el episodio de Gene Wilder y la ovejita en "Todo lo que usted quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar" de W. Allen, ¡qué casualidad! jajajaja :)

abril 18, 2007 2:54 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Ay, maléfica. Usted se me pone el delantal de la vaca, sin nada debajo, y yo bailo que haga falta!

Jaaa, desconvencida, era la película en la que estaba pensando cuando lo escribí, claro. Me encanta esa escena de Michael Caine en la que, pillado infraganti, responde “no es lo que ustedes piensan; es una paciente que se cree oveja”

abril 18, 2007 3:57 p. m.  
Blogger atikus dijo...

Si, las manchas negras molan al principio pero seguro que esa magia acaba desapareciendo, el negro se vuelve gris...claro que le queda la leche y ya se sabe "por el interés te quiero andres"...y le terminaras cantando eso de:

Tengo una vaca lechera,
no es una vaca cualquiera,
me da leche merengada,
ay! que vaca tan salada,
tolón , tolón, tolón , tolón.

Un cencerro le he comprado
Y a mi vaca le ha gustado
Se pasea por el prado
Mata moscas con el rabo
Tolón, tolón
Tolón, tolón

Qué felices viviremos
Cuando vuelvas a mi lado
Con sus quesos, con tus besos
Los tres juntos ¡qué ilusión!

abril 18, 2007 5:03 p. m.  
Blogger laonza dijo...

recorde una escena de una peli argentina donde al protagonista le hablaba una vaca , con la voz de su madre...
una canción para margaret: la vaca mariposa de Simón Díaz
besos neo, sos genial!

abril 18, 2007 6:00 p. m.  
Blogger laonza dijo...

y me levo el 18 que es el cumple hoy de mi guerrera vikinga, y mas besos

abril 18, 2007 6:00 p. m.  
Blogger Anuk dijo...

Ay! La Txargorri, la Pupille y la Blanca...Qué guapas que salen en la peli!!! Ojos testigos, inmensos y absorbentes (como una cámara)
Mmmmmmm...Besos de vaca

abril 18, 2007 7:21 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

lagartito, siempre tiene que llegar el torito guapo a joderle a uno la fiesta :) la madre de mi mejor amigo coincide perfectamente con esa obsesión psikótica por el estampado bovino: en su dormitorio: la colcha, las cortinas, los ceniceros, las pantuflas, el salto de cama... en el comedor, en todas partes, en su ropa. es aluzinante jajjajaja

por cierto, me apunto lo de "el mugido mantra de la vaca". u r the best :)

:**

k.

abril 18, 2007 7:55 p. m.  
Blogger Tamaruca dijo...

¡Jajajaja!

Qué genial y elegante sentido del humor, Lagarto :-)

abril 18, 2007 8:12 p. m.  
Blogger Miss Missing dijo...

Jajaja... Me he quedado sin palabras. Leyendo, al igual que Durrell, pensaba que ibas a hablar de West Side Story pero claro no recordaba que hubiera ninguna vaca.

Jajaja. Luego he pensado que sería un sueño de una vaca o algo parecido. Muy bueno. Besos.

abril 18, 2007 8:31 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Ay, atikus, si es que todo es eterno mientras dura.... al menos podré cantarle al toro de la señora Glimour aquello de Julio Iglesias “lo mejoooor de tu vida me lo heeee llleeeevado yo...”

Ay, laonza, eso de la voz de la madre ya es demasiado psicoanalítico. Yo prefiero su voz pausada y grave, ese “muuuuu” gutural y religioso ;) ¡¡besazos a repartir entre tú y tu guerrera vikinga!!

Annabelle, es una película envolvente ¿verdad? Fue su primer largo, creo. Al menos el primero que vi yo, y me encantó.

Ay, claudia, dile a la madre de tu amigo que venga y montamos un trío :P Es mantra, claro que sí. No me extraña la veneración divina en la India.

Tamaruca, es que tenía que quedar muy british ;)

Señorita missing, no me digas que no es bonita esta historia de amor :) besos.

abril 18, 2007 9:14 p. m.  
Blogger Javier Luján dijo...

Bueno, ante tanto amor mejor no decir ni mú. Jajajajaja.
Un saludo, nosurrender.

abril 18, 2007 9:33 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Capitán Luján, pásate por nuestra granja de York algún día y te invitaremos a un buen vaso de leche. Un placer verte de nuevo por aquí.

abril 18, 2007 9:37 p. m.  
Blogger Miss Missing dijo...

Preciosa. Tan divertida como la historia de los mimos de Paris Je t'aime. Besos.

abril 18, 2007 10:23 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

A mi lo que verdaderamente me preocupa es que clase de hijos tendrían una vaca y un lagarto...
Estupenda imaginación la tuya cuando corretea libre por el prado :).

abril 18, 2007 10:50 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

ah, señorita missing, esa era una historia divertida, sí. Pero me gustó más la de Natalie Portman, la del chico ciego y la actriz. Estaba llena de vida. Tienes buen gusto :) Besos.

Ladydark, por Dios ¡siempre tomamos precauciones! ;)

abril 18, 2007 11:08 p. m.  
Blogger Tuti dijo...

jajaja, me has hecho reír. Eso es lo que se llama un amor lechoso. (vigilare mi impulso a hacerme con motivos vacunos)

abril 19, 2007 9:30 a. m.  
Blogger MALEFICABOVARI dijo...

Ay, lo del delantal me ha conmocionado... eso ya para la tercera cita, que yo soy muy prudente, además tendría que ir al zaraniños a por un delantal de mi talla, hijo, que estoy en los huesitos.... pero todos preciosos¡¡¡jejeje, ale, al Berlin, coño, ya está tardando...

abril 19, 2007 11:18 p. m.  

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