miércoles, octubre 10, 2007

Éxtasis

Entrevistador: ¿has sentido en algún momento ese éxtasis, ese estado de gracia en la literatura y en la poesía?

Roberto Bolaño : Yo creo que todos los escritores, incluso los más mediocres, los más falsos, los peores escritores del mundo, han sentido durante un segundo la sombra de ese éxtasis. Sin duda, el éxtasis no lo han sentido. El éxtasis, tal cual, quema. Y alguien que lo siente durante un segundo y luego retorna a su mediocridad existencial, es evidente que no se ha metido en el éxtasis. Porque el éxtasis es terrible. Es abrir los ojos ante algo que es difícil de soportar.




La belleza es fascinante y mortífera a la vez; el ángel de la luz y el ángel de la muerte. Lo bello, decía Rilke , no es más que el comienzo de lo terrible, que apenas conseguimos soportar. El éxtasis ante la belleza es el límite, el más allá de la experiencia del placer.


Glen Gould era uno de los pianistas más brutales que dio el siglo XX, el mejor, simplemente, para muchos. Estaba realmente poseído por la música. Sus interpretaciones de Bach eran ejercicios de éxtasis donde el mundo entero se difuminaba tras su piano. Dejó de tocar en público porque no le interesaba, no experimentaba el placer suficiente. Tarareaba encima de sus grabaciones, haciendo imposible el trabajo de sus técnicos de sonido porque no podía evitar entrar en trance mientras tocaba. La música fluía por sus manos, era parte intrínseca de él. Le dominaba absolutamente y le llevó a un estado de aislamiento social del que ya nunca se pudo recuperar.




No hay nada asumible -tiene razón Bolaño- detrás del éxtasis. Conocer la Belleza es la Locura y ya no puede haber vuelta atrás.

Nuestra mediocridad nos protege con manos de madre ¡alegrémonos, hermanos y hermanas!




Una canción con éxtasis: Variaciones Goldberg, de Glen Gould

Una película con éxtasis: Muerte en Venecia, de Luchino Visconti

Un libro con éxtasis: Las elegías de Duino, de Rainer Maria Rilke

32 Comments:

Blogger Antígona dijo...

Joder, doctor Lagarto, me toca Ud. hoy la fibra por partida doble, qué digo, ¡triple!

Ahora no puedo comentar, tengo que hacer una llamada de vital importancia, así que de momento me limitaré a dedicarle una reverencia.

¡Un beso!

octubre 10, 2007 10:28 p. m.  
Blogger Miss Missing dijo...

Uhmmm...

Uhmmm...

Uhmmm...

El éxtasis como un punto de no retorno... No me quiero poner muy ceniza... pero de ahí a la muerte, un paso, ¿no? Dr. Lagarto me refiero al síndrome de Stendahl. Irónico. ¿No crees? La belleza puede llegar a matarte.


Un beso!!

octubre 11, 2007 12:06 a. m.  
Blogger MALEFICABOVARI dijo...

La belleza, efectivamente, puede llegar a matarte. Puedes dilatar el camino, su búsqueda, pero finalmente, unos ojos te miraran de esa manera que tu reconoces cómo un éxtasis absoluto, y ya no habrá nada que hacer, salvo correr, escapar, ese éxtasis nos volverá aquella persona que nunca quisimos ser, y que luchará por hundirnos con los reveses que sólo unos ojos bellos y provocadores, pueden hacerlo. Yo siempre anduve buscando la belleza, ahora tengo que reconocer, que el precio es muy alto, y que lo que es bello, cuando nos puede, se convierte en un monstruo que acabará devorándonos en el momento mas inoportuno. Mejor buscar el éxtasis en otras cosas... Escuchaste Invierno Porteño???? Una pieza maravillosa que me hace tocar el cielo con las manos... un violín desgarrador, a golpe de tango???? Esa es la belleza que de ahora en adelante me voy a permitir, una abstracta, que pueda controlar. Pongo la pieza, vuelo. La quito, vuelvo a mi ordinarylife¡ Fácil, lo repetiré muchas veces para que se convierta en el único acto de búsqueda de belleza que reine mi vida. La belleza te lleva a ese punto intermedio peligroso, entre la locura, y la cordura de aceptar que esa locura siempre te ganará la partida.
Yo es que de belleza se mucho, y de Frankesteins... mas¡
Un beso, lagartijo¡

octubre 11, 2007 12:15 a. m.  
Blogger Mityu dijo...

He oído muchas veces esa frase de Rilke, como suele sucederme, más veces de las aconsejables quizás, no comparto, me atrevo a no compartir el juicio de Rilke. La belleza no tiene ningún punto terrible, sino que empieza a ser el ojo de la verdad sin tapujos, y eso sí no está preparado cualquiera para soportarlo. Necesita una buena armadura interior, una templanza y los ingredientes que se suponen a un hombre en lo que una vez contuvo su significado.
A pesar de la manipulación, del control sistematizador y aborregado de la belleza, esta pervive, o sobrevive al propio escarnio mental al que es continuamente sometida por el raciocionio.
En cuanto a las Elegias de Duino... ah... siempre bienvenidas.
Un saludo cordial siempre :)

octubre 11, 2007 1:02 a. m.  
Blogger Luigi dijo...

Años ha tocaba el piano. Sólo interpretaba Bach. Recuerdo que me sumergía en las fugas, matemática perfecta de la música y me pasaba el tiempo sin darme cuenta.

Salvando la enorme distancia de interpretación, comprendo perfectamente a Glen Gould. Cuando llegaban las semifugas y garrapateas de alguna partita, dicen mis hermanos que resoplaba por la nariz como una locomotora. Yo no me daba ni cuenta, sólo recuerdo que me ardían los tendones de la mano.

octubre 11, 2007 1:53 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Envidio a quien alguna vez estuvo tan cerca de ese éxtasis.
Poner tanta pasión en algo que te haga perder el control... En realidad no creo que tenga nada que ver con la belleza, sino con la entrega, en cambio sí creo que una vez descubierta la llave que abre la puerta de nuestra pasión, no tenga sentido vivir con ella cerrada.

Besos Lagartijo, muy profunda la reflexión que haces.

octubre 11, 2007 9:02 a. m.  
Blogger Sintagma in Blue dijo...

Creo que una copa de chinchón ayuda mucho en estos casos. Si no, que se lo pregunten a Arrabal.

octubre 11, 2007 11:18 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Doctora Antígona, yo le toco a usted lo que haga falta. Me encantará leer su próximo ladrillo. Suelen ser mejores que el post en sí. Un beso.

Claro, Miss Missing. El síndrome de Stendhal es real. Me gustan las palabras de Bolaño, que es alguien que sí ha alcanzado ese éxtasis escribiendo. Debe ser, como él dice, toda una experiencia dolorosa. Un beso.

Ah, maléfica, la belleza de unos ojos mata más ninguna otra, sin duda :) no sólo nos lleva hasta el borde del éxtasis, sino que hace cruzar la barrera del ridículo, a veces. Pero es una buena hoguera donde quemarse. Un precio a pagar perfectamente asumible, cuando merece la pena. Besos, malefiquilla!

octubre 11, 2007 1:16 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Mityu, Rilke es muy importante en este cuaderno y espero que se quede mucho, mucho tiempo. Yo sí comparto ese verso de Rilke, claro. Pero no es incompatible con la Verdad. La verdad es tan terrible como la belleza. Son casi sinónimos: Verdad, Belleza y Dolor.

Eso es admirable, Liugi. Me hubiera gustado poder tocar a Bach al piano, pero nunca fui capaz. Lo mío eran varios acordes básicos y escalas obvias en el blues. Aún así, a ese nivel tan mediocre y tan elemental, se puede sentir la sombra de la magia, sí.

Mavi, yo no estoy tan seguro de envidiarlo. Me siento muy cómodo (y protegido) en mi mediocridad. Consumo lo que los genios producen, que es algo más cómodo y saludable que crearlo. Besos, mavi!

octubre 11, 2007 1:16 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Sintagma, yo vi aquél programa de televisión en que Arrabal caía por los suelos en directo. Era una madrugada de un martes, en la Dos. Así que no creo que fuéramos muchos los que vivimos esa experiencia “milenarista”. Fue genial. Todo ese programa era genial y no hubiera sido igual sin chinchón. Por supuesto. ¿una copita?

octubre 11, 2007 1:16 p. m.  
Blogger Antígona dijo...

Ya que se muestra Ud. tan solícito, doctor Lagarto, le voy a pedir que me toque... un blues de esos que dice que tocaba :P Y voy, ahora con más tiempo, con ese ladrillo que dudo mucho sea mejor que el post pero que al menos confío en que no le aburra.

Su post me ha sorprendido muy gratamente porque esas palabras de Bolaño que transcribe no pueden sino aumentar aún más mi admiración por él. Y es que aun cuando Bolaño jamás hubiera leído esos versos de Rilke que tan caros me son, el haber llegado a esa misma idea demuestra que la calidad literaria de su obra sólo podía surgir de una reflexión sobre la creación y la percepción estética tan profunda como certera.

Imposible no estar de acuerdo con ambos, cuando además se trata de una verdad tan antigua como nuestra propia tradición. Ya en Grecia el poeta, capaz de contemplar y generar belleza, era comprendido como un ser tocado por los dioses, y precisamente por ello un "maníaco", es decir, un loco divino, un ser fuera de sí que no impunemente podía gozar de ese privilegio. Mucho más tarde, y precisamente retomando esa idea griega, Hölderlin hablaría de cómo el poeta recibe sobre su cabeza el rayo divino para transformarlo en palabra mortal pero también al precio de su propia locura, pues no hay cabeza humana que soporte sin quebrarse, sin arder bajo su fuego, como señala Bolaño, ese rayo poderoso.

En efecto, según dice Rilke, lo bello marca el comienzo de lo terrible, representa un umbral que sólo con la suficiente distancia podemos atisbar sin quedar dañados. Únicamente soportamos la sombra de lo bello, porque lo bello en sí mismo pertenecería a un plano que sobrepasa el alcance de nuestra finitud. Y quien transgrede los límites debe recibir algún castigo: como apunta Bolaño, el castigo del no retorno. La cotidianidad humana debe conformarse con la percepción de esa sombra, con la huella de una belleza necesariamente ausente por no caber dentro de las fronteras de lo humanamente habitable.

En ese sentido, no puedo estar más de acuerdo con la relación que trazas entre las palabras de Bolaño, el verso de Rilke y la Glenn Gould, otro de mis grandes mitos desde hace años. En sus tarareos se hace evidente una pasión, un dejarse penetrar por la música hasta la médula que inevitablemente acabaría alejándole del mundo de sus semejantes. Pero por fortuna ahí están grabados sobre sus interpretaciones, para que nosotros, los mediocres, podamos si acaso adivinar en su voz ese éxtasis vivido y compartirlo con él, apenas rozándolo con la punta de los dedos, sin que su poder destructor logre alcanzarnos.

Me quito una vez más el sombrero ante su post, doctor Lagarto, tanto por las figuras que lo protagonizan como por las conexiones que ha puesto Ud. de manifiesto entre ellas :)

¡Otro beso!

octubre 11, 2007 6:59 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Precioso post, Lagarto, pero me hace sentir un poco diminuta en el "aura mediocritas". ¿Se puede tener nostalgia de éxtasis? Yo tengo nostalgia de muchas cosas vividas por mí o por otros. Mis amigos dicen que es puritita envidia o fantasía desbordada...
Hace años, en la cola de los Uffici, en Florencia, me empezó a faltar el aire y sentí que el suelo se ahuecaba a mis pies. Me llevaron a tomar un "caffé shakerato" a la Giubbe Rossa el bar donde se reunían los fururistas...creí morir. No soportama más éxtasis en media hora. Todos me dijeron que había sido una vulgar lipotimia debida al calor. O yo soy una fantasiosa o mis amigos unos cabrones.
Besos "extásicos".

octubre 11, 2007 11:21 p. m.  
Blogger delirumtremends dijo...

No hay ningún precio que se pueda pagar, si las consecuencias son una muerte lenta y con agonía de meses-años.
Besos lascivos, lagartijo¡¡¡
Hay ojos a los que no deberíamos nunca mantenerlos la mirada....

octubre 12, 2007 2:20 a. m.  
Blogger Joan Torres dijo...

Estoy boquiabierto. Lo reconozco: y perezoso. Por eso me limitaré a suscribir, una por una, las palabras de Antígona.

Me quito el sombrero.

Y Gould... ¡Ah, Gould!

(¿Conoce el documental que hizo mi buen amigo Manel Huerga sobre él?)

octubre 12, 2007 7:56 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Bueno, doctora Antígona. No es el blues mi mejor especialidad en cuestiones de tocar, pero quedo a su servicio igualmente :P La ligazón de estos tres personajes ha sido muy casual. La entrevista con Bolaño la tenía en la cabeza desde hace tiempo, y la recordé inmediatamente cuando estaba leyendo sobre la vida de Gould. Conozco más al primero (Bolaño) que al segundo (Gould), en cualquier caso. Rilke es una cita obligada en estos casos, sí. Pero la verdad es que el alemán me venía a la cabeza desde otro lado; de la película Muerte en Venecia. Intenté verla la otra noche pero me quedé dormido. Mann lleva esa experiencia de éxtasis literalmente hasta la muerte.

No voy a entrar en una guerra de pedantería con usted, doctora Antígona, que expulsase de esta página a todo el mundo sano, pero también vendría a cuento hablar de Nietszche ¿no? :)

Usted se quitará el sombrero, pero yo, como decía Valle-Inclán, ¡me quito el cráneo! Otro beso más.



Lula, es mejor estar allí, en ese aura mediocritas que mencionas. ¿Tú crees que alguien que ha cruzado esa barrera del éxtasis del arte puede disfrutar después de una de pulpo con una cervecita? Ni de broma. ¡Me quedo con el pulpo! :P Nunca he estado en Florencia, es una asignatura pendiente en mi vida. ¿Alguien me invita? Besos!



Deliriumtremens, qué cambio de look ¿vienes de la peluquería? :P Los ojos que nos secuestran, la pasión sexual agónica, debe ser lo más parecido a ese éxtasis literario del que hablan Rilke o Bolaño que los mediocres podemos percibir. Pero dura menos, se puede encontrar en muchas personas y, desde luego, se puede regresar de él. Tú también. Ánimo, Tremens, y besos lascivos!



Escéptico, no conozco ese documental y Youtube tampoco me ha dado ninguna referencia. Pero lo apunto. Salud y gracias por tu comentario.

octubre 12, 2007 11:40 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Bolaño precedido por Gabriela Mistral, ese Nobel de literatura siempre opacado por Neruda. Bolaño enredado en Nicanor Parra y recordando tiempos de absenta y éxtasis con Rimbaud y Baudelaire.
Y el genial Glenn Gould...
Y Rilke...
Tanta belleza en pocas líneas.
Saludos.

octubre 12, 2007 5:34 p. m.  
Blogger Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Me quedo tonta con lo bien que escribe, la verdad. Gracias por la música -y tarareo- de Gould, con permiso de Bach.

Justo hace unos fines de semana había un chico, con su cestito-pide-monedas, tocando en una plaza un pequeño órgano (y tocándolo maravillosamente bien). Me acerqué a echarle unas monedas y entonar un gracias por su música. El chico ni se inmutó, poseído por su apasionada melodía.
Igual ocurrió con los que después se acercaron.
Un buen músico debe vivir la música. Perfecto que tararee por encima y se aisle en esa isla de notas.
Un beso sonoro como las teclas de Gould

octubre 12, 2007 6:56 p. m.  
Blogger Tamaruca dijo...

Si te digo que, el éxtasis puede ser como el amor verdadero ya que, si termina, puede ser letal, ¿entiendes a qué me refería en el anterior comentario? ;-)

Me da un poco de miedo Gould. Gruñe.

Besitos, Lagarto.

octubre 12, 2007 10:16 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Isa, sólo he puesto la primera parte de la entrevista, pero en Youtube vienen cinco más. es muy interesante toda, aunque el sonido es pésimo. Me alegro de que te gusten todos. Saludos.

Madame, hay músicos muy buenos en la calle, sí. cerca de mi oficina hay un negro enorme que toca el saxo con mirada perdida. Me encanta escucharle. Claro que tocando el saxo, es más difícil eso de tatarear ;) besos

Ah, claro que te comprendo, Tam. Hay amores que matan, como los que cantaba Sabina ( “Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres porque el amor cuando no muere mata...”) Pero la vida e devuelve siempre nuevas oportunidades. Gould no gruñe, mujer, sólo se emociona. Y esa emoción está ahí y no se puede ocultar. Besazos en avalancha!

octubre 13, 2007 12:52 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Al devolverle su visita a mi casa me encuentro de bruces con "el último puritano"... y la lista de entradas de la derecha no desmerece a ésta en absoluto... ay!, esa Janis al sur de la pantalla...

No sé de donde voy a sacar más tiempo, pero me parece que acabo de crearme otra relación adictiva... como el amor... como el alcohol... como los buenos blogs...

octubre 13, 2007 6:45 p. m.  
Blogger Arcángel Mirón dijo...

Coincido. Pero igual es tentador, no? Saber qué hay dentro de la Belleza, saber de qué está hecha.

octubre 13, 2007 8:14 p. m.  
Blogger Lula Fortune dijo...

Pues, nada, se organiza un encuentro galáctico de bloguis en la capital del éxtasis (con las correspondientes bajadas a la "mediocitas" de una trattoría y un buen chianti). Besos lúlicos.

octubre 13, 2007 8:54 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

No sé... no sé, qué belleza? existe la Belleza, así con mayúsculas?, no se referirá más bien a la locura del artista?, el éxtasis "perfecto" sería cruzar la frontera de la cordura, de lo mediocre?

En fin, en fin, vaya post¡ la próxima vez más facilita porfi

octubre 14, 2007 12:16 a. m.  
Blogger AnA dijo...

Prof. Lagarto, de acuerdo con los pasos...me ha mandado usted directamente a la convocatoria de Septiembre;)
Besos!!
AnA

octubre 14, 2007 1:18 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Carrascus, quizás hemos visto ya demasiados “últimos” en el sXX. O eso, o que nos volvemos viejos gruñones y melancólicos. Pero bueno, en el caso concreto de Janis, eso de “puritana” no le iría muy bien, no :) Saludos.

Arcángel, eso de saber de qué esta hecha ya resulta demasiado filosófico. Con sólo intuirla ya nos quedamos completamente descolocados.

Bueno, no creo que tengan un buen pulpo en toda Florencia, Lula. Así que todo lo que es Belleza no estará ;) Bicos.

La locura del artista viene provocada por la Belleza, Los pasos. Algo así. Decía Bolaño que entrar en ese proceso creativo no tiene fácil vuelta atrás. Así que yo prefiero quedarme en la lúdica orilla de la mediocridad, sin cruzar ninguna frontera.

Estimada Ana, espero volver a verla por aquí muchas veces antes del próximo septiembre, la verdad. Besos.

octubre 14, 2007 7:29 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Jejeje... pues no, amigo Nosurrender, ni le iría bien, ni a mñí se me ocurriría nunca hablar de Janis como "puritana"...

De todas formas, no sea tan duro con nosotros y nuestra edad, al fin y al cabo supongo que Glen Gould se conocería lo suficiente como para darse a sí mismo ese apelativo de "el último puritano"... creo que sus razones tenía...

Saludos.

octubre 14, 2007 10:25 p. m.  
Blogger Margot dijo...

Esa cita de Rilke la tengo en el corcho, la aplico a casi todo, no sólo de extásis creativo vive el hombre...

Pero Bolaño, ays, Bolaño... de laberintos él sí que debía saber. Los vitales que suelen ser los que me interesan, los que luego se traspasan a los dedos. Los otros, los que enajenan nunca pude compartirlos. Viva mi mediocridad, me digo, ya estoy bastante loca...

Besos medianos.

octubre 15, 2007 6:50 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

No, carrascus. No soy duro; realmente me siento feliz de no ser Glen Gould, sino sólo alguien que le escucha. Envidio su música, pero no su vida ni su dolor.

Margot, el otro día me dijo una chica muy interesante que yo me parecía algo a Bolaño. ¡No veas qué contento me puse! Bebamos por nuestra mediocridad, sí!

octubre 15, 2007 7:07 p. m.  
Blogger Ana dijo...

Debe de ser muy duro ser Gould.
Debe de joder una barbaridad morirse joven como Bolaño.
Y debe de ser terrible ser víctima de la belleza hasta punto tan excelso.

Pero daría un dedo de mi mano izquierda por experimentarlo durante unos instantes.
La mediocridad me da un miedo atroz, aunque suene jórribol decirlo.
Beso.

octubre 15, 2007 10:36 p. m.  
Blogger Makiavelo dijo...

Señor Lagarto, espero no importunarle, me recomendaron su blog las lenguas de doble filo y por esa razón le visito.
Me encontrará de vez en cuando trasteando por los rincones.

Un saludo

octubre 17, 2007 10:15 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Un árbol, debe ser una experiencia demasiado fuerte. Y, en cualquier caso, me temo que lejísimos de lo que yo pueda intuir en toda mi vida de mediocre :) besos


Makiavelo, bienvenido. Pásese por aquí cuando guste y salude a las lenguas de doble filo de mi parte. Un saludo

octubre 18, 2007 2:40 p. m.  
Blogger BACCD dijo...

Si conocer la belleza es la locura, está claro que no estamos física ni psíquicamente preparados para poder asumirla. Pero tal vez seamos, sin darnos cuenta, parte de una belleza. Ahora podríamos volvernos locos intentando definir la belleza ;)

octubre 18, 2007 10:18 p. m.  

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