lunes, enero 14, 2008

De togas, cafés y boxeo

Javier Marías es uno de los escritores vivos más interesantes de la literatura española. Si tuviera que hacer un Top5, estén ustedes seguros que Marías sería uno de ellos.

En su gran novela Mañana en la batalla piensa en mí, nos habla del concepto de justicia en boca de su personaje “El Único”:

“La palabra “justicia” es un concepto muy difícil, subjetivo siempre en contra de lo que se quiere y pretende, y desde luego nunca prevalece, en este mundo al menos. Para que eso sucediera el condenado por la justicia tendría que estar absolutamente de acuerdo con esa condena, y rara vez sucede, sólo en casos extremos de contrición y arrepentimiento no muy creíbles. Incluso me atrevería a decir que cuando sucede es porque al condenado se le ha hecho abdicar de su propia idea de justicia, se lo ha convencido con amenazas o con argumentos, tanto da, y se lo ha hecho adoptar el punto de vista del otro, de su contrincante, del favorecido por el fallo... es más, si tal cosa como la justicia objetiva existiera de veras, entonces no harían falta juicios y los propios condenados exigirían su condena, en realidad no habría delitos. No se cometería, o mejor dicho, no existiría el concepto de delito, nada lo sería, porque nadie hace nada convencido de su injusticia, no al menos en el momento de hacerlo, nuestra idea de justicia va variando según nuestras necesidades, y siempre consideramos que lo necesario puede ser también justo.”

Yo sólo he tenido dos contactos con la justicia. La primera, como acusado cuando fui extorsionado en nombre de las facturas del amor en mi divorcio. La segunda, como testigo en un caso de acoso laboral en mi centro de trabajo, donde se declaró inocente al acusado porque no era cierto lo que yo (y decenas de personas más) había visto con mis propios ojos. En fin, que personalmente creo que El Único se queda muy corto. Muy corto.

Y con esto no estoy diciendo que yo piense que los jueces, fiscales o abogados sean malos, corruptos o prevaricadores ¡todo lo contrario! Me parecen unos grandísimos profesionales de eso que llaman “justicia”. Me encanta, me maravilla ver cómo filosofan en torno a lo que es justo y lo que no lo es. El famosísimo caso de Stella Liebeck (que en 1992 levantó 640.000 dólares a McDonald’s en nombre de la Justicia por haberse quemado con el café que ella misma había derramado) tiene una sentencia que es una pieza única en la historia del raciocinio legal... bueno, no... ¡ojalá fuera única! No sé, es la típica expresión de lo irreal y ajeno que es el concepto de Justicia cuando se intenta ser fiel a semejante entelequia.

Existen otros casos fascinantes, como la señora que ha demandado a la NASA por perturbar la paz del Universo, o el rumano Pavel M., que ha demandado a Dios por estafa (¡esta denuncia tiene todas las de ganar!)

Porque ya sabemos todos que la justicia es el brazo derecho de la Ley, y no al revés; que la ley sea el brazo derecho de la Justicia.

Os dejo la maravillosa canción del poeta Dylan (uno de sus mejores temas, lo que ya es decir), sobre la historia real de lo que hicieron con Huracán Carter, que pudo haber sido campeón del mundo.




Ahora todos los criminales
con sus trajes y corbatas
Están libres para beber martinis
y mirar el amanecer
Mientras Rubin se sienta como Buda
en una celda de diez pies
Un hombre inocente en un infierno viviente
Esa es la historia de Hurricane
Pero no terminará hasta que limpien su nombre
Y le devuelvan el tiempo que ha cumplido
Lo pusieron en una celda,
pero una vez pudo haber sido
El campeón del mundo




Una película para los justos: En bandeja de plata, de Billy Wilder

Una canción para los justos: Johnny 99, de Bruce Springsteen

Un libro para los justos: El proceso, de Franz Kafka

41 Comments:

Blogger El amigo secreto dijo...

El concepto de justicia es como los culos, ¿no? Cada uno tiene el suyo. Es sano dudar de todas las creaciones humanas, ya que todas traen un defecto de fábrica, y a veces más. Prefiero un mundo sin justos ni pecadores, sin vencedores ni vencidos. Pero querer ser justo está muy de moda, lo cual hace que pierda valor rápidamente. A lo mejor es por eso que me he vuelto un escéptico... o a lo mejor también por moda. Nunca se sabe.

Un saludo.

enero 14, 2008 1:28 a. m.  
Blogger k dijo...

Lagarto, corrige el enlace a la sentencia, que no funciona.

La gusticia (perdón) es una entelequia que el hombre necesita para organizar sus cositas, como las celdas del tiempo o las otras. Y en ella, como en todo lo demás, se le reflejan los fallos del sistema, claro. ¿Cómo podría un ser imperfecto fabricar algo perfecto? Esencialmente imposible.

enero 14, 2008 10:04 a. m.  
Blogger atikus dijo...

Mmmmm...cuando estudiaba Derecho, tenía una frasecita en los libros que decía mas o menos "Justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo suyo", creo que era de un tal Ulpiano, la verdad es qye salvo el Derecho penal, la Filosofía del Derecho o el Dcho internacional, lo demás me aburria bastante...; y es que del nikc (bueno apodo en esa época) que me puse entonces "Atikus", por aquel personaje, abogado defensor honesto y valiente, a la realidad del Derecho....puffff

Uyyy primera plana!!...que peliculón de Billy willder. mira que atreverse a versionear un clasico como Luna Nueva de Howard Hawks, que habia sido un éxito...y salir bien del paso, eso es tenerlos bien puestos!!

enero 14, 2008 11:43 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Y sin embargo, mira que sería fácil. Si al fin y al cabo, la ley y la justicia no tendrían que ser más que las aplicaciones del sentido común.

Pero se empeñan en darles vueltas... y vueltas... y vueltas... y vueltas... ... ...

enero 14, 2008 2:52 p. m.  
Blogger Churra dijo...

Pues bueno......pero va a ser que no . Comentas casos que poco o nada tienen que ver con la justicia .
En fin ,evidentemente siempre se hablará de las operaciones simples de apendicitis que mandaron a un tipo sano para el otro barrio.
Demasiado simple ( y yo , reconocida persona poco objetiva como puedes apreciar )
Besos

enero 14, 2008 3:04 p. m.  
Blogger Arcángel Mirón dijo...

Cuando escuché lo de la persona que demandaba a Dios por no concederle sus ruegos, me reí mucho. Pero es cierto eso, es cierto que la justicia es justicia depende quien la mire. La persona que es robada por el carterista considerará justo que la policía aprese al carterista, pero el carterista dirá que es injusto que lo apresen cuando tantos criminales peores que él están libres. Y ambos tendrán razón.

enero 14, 2008 6:13 p. m.  
Blogger Ana dijo...

La justicia es injusta, claro... el color del cristal con que se mira, y todo eso...

Y no me gusta Javier Marías, me enerva, no lo puedo remediar.
Me gusta mucho lo que escribe en EL PAÍS los domingos, pero fuera de eso, me aburre muuuucho.

Y ya mismo me pongo a buscar algo para demandar... todas las modelis de Madrid en los juzgaos por acostarse con los farloperos, y yo sin hacerme famosa!! Es injusto!!

Beso :P

enero 14, 2008 7:07 p. m.  
Blogger Sintagma in Blue dijo...

Tres hurras por la Justicia Poética!!

hip, hip...

enero 14, 2008 7:41 p. m.  
Blogger Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Decía Aristóteles: "Si los ciudadanos practicasen entre sí la amistad, no tendrían necesidad de la justicia".
Besos amigos

enero 14, 2008 8:07 p. m.  
Blogger ella dijo...

Nunca, nunca hay justicia, sólo hay una especie de sucedáneo para que nos sintamos todos un poco mejor, más tranquilos.
Un beso

enero 14, 2008 8:43 p. m.  
Blogger AnA dijo...

La justicia...Lagarto!!!duerme el sueño de los justos!!!
Por cierto, Sr. Lagarto, esta tarde el kamosisa y yo hemos compartido un ratito de charla y conferencia con el Sr. Jorge Verstrynge.Nos hubiera gustado compartirlos con ud. y por supuesto tomarnos unas cervecitas por la noche malagueña(estamos a 14 grados)animados por su siempre brillante compañía.
Un besazo de su AnitA!

enero 14, 2008 11:09 p. m.  
Blogger Lunarroja dijo...

¡Qué buena la frase de Aristóteles que nos recuerda Madame Vaudeville! Pues eso, que mejor sería si todos fuesemos un poco mejorcitos, menos liantes, menos envidiosos y más a lo nuestro.
Quizá, en ese mundo idílico, ni la justicia existiera... porque lo injusto sería inexistente.

enero 15, 2008 12:08 a. m.  
Blogger Angeles dijo...

Querido Sr. Lagarto, aun estando de acuerdo con muchas de sus apreciaciones sobre la interpretación de lo que bien o mal llamamos justicia, hay algunas cosas sobre las que discrepo; una de ellas es el hecho de que independientemente de si un fallo es justo o no, el hecho de que el acusado o demandado acepte el mismo, puede tener una variante más, y es la de la asunción de culpabilidad por el mismo. En muchos casos, el condenado es incapaz de reconocer que el delito cometido es un “delito”, ¿cuantas monstruosidades se han cometido y se cometen en nombre de instancias divinas o superiores? ¿Cuántos individuos creen estar en poder de la verdad absoluta, y con derecho a actuar según sus propias creencias y valores?
Claro, que el mismo razonamiento serviría, para preguntarse ¿Cuántos inocentes han sido encarcelados, asesinados y sometidos, en nombre de la ley y la justicia?
Creo que tanto culpables e inocentes, y este es el punto en el que discrepo, no estarán nunca de acuerdo con un fallo que les culpabilice (supongo que esto debe de ser innato en el genero “humano” o “inhumano”).
Para mi uno de los mayores problemas de la bien, o mal llamada justicia ( no confundir con la ley), es el hecho de que como en muchos ámbitos de la vida, solo obtiene más justicia, aquel que económicamente esta más capacitado. Es obsceno el coste económico que supone demandar justicia (sin entrar desde luego en la capacidad, equidad, neutralidad e independencia de los jueces y fiscales, de su interpretación de las leyes, así como del “gallinero del poder judicial”).
Por no hablar de lo que puede suponer económicamente, física y mentalmente, poner una demanda administrativa, hay que tener una voluntad de hierro, y la paciencia de un “Santo” (que no se que tendrá que ver el santo con la paciencia) para llegar al final del proceso y no rendirse antes.
Si realmente la justicia fuera como muchos quieren que creamos “gratuita”, se desmoronaría este mal llamado estado de derecho, los juzgados estarían saturados por las demandas de los ciudadanos de a pie, reclamando como así debe de ser, “sus derechos”.
De buena gana si esto fuera así, me pasaría el día de juzgado en juzgado reclamando aquello que llena la boca de muchos, pero que no se ve por ninguna parte.
Al margen de todo esto, le daré la razón, justicia y ley no suelen hacer buenas migas, y mientras seamos nosotros los seres racionales quienes nos encarguemos de ambas cosas, mal no seguirá yendo (me consuela pensar, que seguramente si fuera la justicia divina la que rigiera nuestros destinos, nos iría mucho peor).

Cuando comenzó la invasión de Irak, y andaba todo el mundo revuelto, la plana mayor del PP al mando de un señor con bigote, monto un acto público donde intentaba convencer a todo el mundo de las bondades de esa guerra. En el local donde se celebraba el acto sonaba a toda pastilla la canción Blowin' in the Wind, de su admirado Dylan.
¿Dígame, de haber podido no les habría metido una demanda de órdago al señor del bigote y a sus secuaces, por apropiación indebida, manipulación, cohecho, abusos deshonestos etc...?

Saludos (en su post sobre los cuentos, mi nombre PETITAPETITESA sufrió una terrible erección, PETITA PETITIESA lo que me dejo terriblemente conmocionada)

enero 15, 2008 12:33 a. m.  
Blogger Soy ficción dijo...

El tema de la justicia es de los q escaman, o de los que escuecen, depende de la situacion...

enero 15, 2008 11:26 a. m.  
Blogger Tamaruca dijo...

Hurricane sí que está sin duda en mis Top5 de canciones, me apasiona, podría escucharla días enteros sin cansarme.

Respecto a la justicia, suelo resumir mi opinión en "hecha la ley, hecha la trampa" o bien, "la banca gana"

Muchos besos, Lagarto.

enero 15, 2008 12:22 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Bueno, amigo secreto, no está mal la cita de los culos. Pero yo me quedaría con la de Orwell en su rebelión en la granja: “todos los cerdos somos iguales. Pero unos somos más iguales que otros” El mundo siempre tendrá vencedores y vencidos, es inevitable. Y me temo que también es inevitable que el vencedor sea siempre el justo y el vencido el injusto. Así se cuenta la historia. Ay, este tema me deprime… Un saludo.

Gracias, k. voy a ver si consigo arreglarlo. El enlace está en inglés y presenta los puntos clave que justifican la sentencia escritos por un teórico de éstos. Entiendo que exista una justicia, un contrato social, claro que sí. Y me parece bien que las fuentes del derecho escarben en la filosofía de la lógica. Pero el efecto es completamente ridículo. De verdad, que tiene toda la lógica del mundo jurídico que una señora reciba 640.000 dólares (ella pedía dos millones y medio, pero bueno…) por haberse quemado ella misma derramando ella misma su propio café sobre sí misma. Vamos, que la teoría jurídica y el acto de tomarse un café son cosas de distintos planetas. De distintas galaxias, más bien.

enero 15, 2008 1:14 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Atikus, entiendo que es la honestidad lo que rige los principios del derecho, claro que sí. Puedo acusar a algunos picapleitos de inmorales, como podría hacerlo con médicos o fontaneros. No, no quiero descalificar la profesión en sí, sino lo ajeno que resulta su mundo argumental del nuestro real. Hasta el punto, como comentaba ahí arriba, de que fui testigo de un juicio donde se liberó al culpable porque no era cierto lo que yo mismo había visto. Oye, y que entiendo lo del habeas corpus, y todo eso… pero vamos, que nadie me quita el derecho a reírme y llorar al mismo tiempo. Viva Wilder!!

Carrascus, pero es que siempre hay algo que se percibe por encima del sentido común. Por ejemplo, asumimos que nuestros sentidos nos engañan, como a aquellos hombres en la caverna de Platón. ¿No es el “común”, un sentido más, susceptible de todo tipo de engaños y autoengaños? Ah, es imposible asir lo “justo”. Entre otras, porque, como dice Marías, eliminaría lo “injusto” y dejaría de tener sentido el palabro.

enero 15, 2008 1:14 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Churra, claro que hay casos y casos. He puesto cosas muy llamativas, sí, que poco tienen que ver con la realidad de los juzgados. Excepto lo de los divorcios, claro ¡pingüe beneficio para decenas de miles de chupópteros/as carroñeros/as! A mí me acusaron, me procesaron y me condenaron por haber cedido, una vez, hacía años, al chantaje emocional de casarme con quien decía amarme. ¿Cuántas veces ocurre eso cada día en Europa? Es delirante… En cualquier caso, el médico que comete un error de esos no se siente tan culpable como le perciben los familiares de su víctima; siempre es subjetivo. Besos.

Arcángel, y además, los criminales peores se sentirán más justos que el policía que apresó al carterista, no te quepa duda. ¿Es que alguien hace algo con plena conciencia de que es absolutamente malo lo que hace, en sí y para sí? ¿en qué extraterrestres pensaba Kant cuando nos arrojó eso del “imperativo categórico”? La sociedad puede protegerse a sí misma de los delitos contra la libertad de los individuos (delitos, por cierto, que varían con el tiempo; que no son eternos ni categóricos), pero no ofrecer “Justicia”

enero 15, 2008 1:14 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Un árbol ¡anatema! Javier Marías es uno de los más grandes, dale otra oportunidad. Yo voy a demandar a Sarkozy, por haber retirado del mercado a Carla Bruni sin haber formalizado una OPA a todos los hombres europeos que aún no hemos estado con ella un ratito ;) besazos!

Uy, Sintagma, ¿hay plazas de fiscal de Justicia Poética? Cómo disfrutaría yo metiéndole un paquete a alguno ;)

enero 15, 2008 1:14 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Ah, Madame, preciosa sentencia, ya lo creo. De alguna manera vienen a corroborar lo que pensaba “El Único”, salvando todas las distancias, claro que sí ;) Bicos!

Ella, tienes razón. Al final todo se trata de compensar, de dar por aquí y por allá unas cuantas migajas. Todo me parece muy bien, sí. Pero llamémoslo de otra manera ¿no? Luego la gente lloriquea por los rincones, al más mínimo contratiempo, diciendo “buaaa, no es justo, no es justo…” ¿pero desde cuándo las cosas deben ser justas? Cada uno debe preocuparse de ser ético él mismo, de ser amigo de personas éticas, de confiar en personas éticas… pero no podemos quejarnos de que otros seres extraños no lo sean, y mucho menos de que existan unas Leyes interesadas en defenderles.

enero 15, 2008 1:15 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Ay, mi admirada Ana. Me hubiera encantado participar de esa charla tan agradable. Verstrynge es un personaje con una trayectoria política muy interesante para debatir. Y un buen profesor, sin duda! Le haría muchas preguntas, pero siempre le preferiré a usted al otro lado del vaso, mi admirada Ana. Y a nuestro futuro líder político kamosisa, claro. Un besazo.

Lunarroja, tienes razón en que sería un mundo idílico. Y es que no podemos evitar convivir en sociedad, es ahí donde se lía todo. Y si dos hombres aman a la misma mujer, o quieren ocupar el mismo despacho en una oficina… alguien pierde y alguien gana. La competencia por la supervivencia es común en todos los organismos vivos en la Tierra. Por eso deben existir marcos de convivencia que mejoren nuestras condiciones de vida y nos hagan respetarnos un poco más los unos a los otros, y solidarizarnos fiscalmente, o invertir en autopistas… llamémoslo Ley y Orden, pero no Justicia.

enero 15, 2008 1:15 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Petitapetitesa (juro solemnemente no volver a caer en trampas de mi perverso subconsciente con su nick, qué apuro!) creo que admitir la culpabilidad, y la sentencia incluso, no supone aceptar la idea de justicia en esos mínimos casos. Los EEUU arrojaron dos bombas atómicas sobre la población civil de Japón y aún hoy son capaces de justificarlo. Y si Hitler hubiera ganado la guerra, no le quepa duda de que hoy se justificaría lo que pasaba en Auschwitz. Esa verdad absoluta, como bien dice usted, está siempre al servicio del vencedor, del fuerte, del poderoso. Porque la Ley trata de defender un orden, simplemente. La Ley que hoy nos rige y que elevamos a los altares de lo ético y lo civilizado tiene el mismo sentido social que tenía quemar herejes en la Edad Media, o exigir a una mujer el permiso de su marido para pedir un crédito en la generación de nuestros padres.

Recuerdo muy bien esa puesta en escena de la declaración de guerra con música de Dylan. Lo recuerdo muy bien. Jamás he visto un acto de mayor perversión moral que esa, que puso al servicio de los Maestros de la Guerra a quien escribió Masters of War. En fin, no sé que pensarán ahora (llevamos más de 150.000 muertos allí) los miserables que organizaron ese esperpento de lo que dice esa misma canción; “how many ears must one man have / Before he can hear people cry? / Yes, 'n' how many deaths will it take
till he knows / That too many people have died? / The answer, my friend, / is blowin' in the wind, / The answer is blowin' in the wind”

Después de lo del lapsus con su nick, Petitapetitesa, no sé si despedirme con un beso o con bromuro :P

enero 15, 2008 1:15 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Ah, Nausicaa, no es incompatible escamar y escocer. Hay que estar preparados para todo ;)

Tam, me recuerda mucho a Like a Rolling Stone, por la tensión que genera su manera de frasear. Pero la letra de esta canción parece un artículo periodístico, algo muy inusual en Dylan y que, la verdad, le queda fenomenal. Dios nos libre, por muchos años de tener la necesidad de ir al despacho de un abogado. A partir de ahí, cualquier cosa absurda puede pasar. Muchos besos, Tamaruca!

enero 15, 2008 1:16 p. m.  
Blogger Kurtz dijo...

No hay más que ver la cantidad de errores arbitrales un domingo cualquiera. Si es que lo he dicho siempre... el fútbol es una metáfora de la vida.
Temazo del amigo Dylan, si señor
Un saludo

enero 15, 2008 1:32 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Pues sí... podemos engañar al sentido común. Pero es que precisamente ése es el problema. Que quien tiene que aplicarlo no lo hace, sino que aplica su interpretación, tan personal y sui-generis como cualquier otra, de dicho sentido común. Pero en realidad éste es único y objetivo... por eso se llama "común", claro, porque es el mismo para todos...

enero 15, 2008 3:13 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Claro, coronel. El fútbol. Aceptamos que alguien toma una decisión a favor de uno y en contra de otro. Pero de ahí a decir “se ha hecho justicia” o “no es justo”… no, esas frases deberían ser desterradas de nuestra colección de tópicos. Un saludo.

Carrascos, pero es que no podemos autoexcluirnos de nuestra propia subjetividad. Es imposible ontológicamente. Acabo de leer en la prensa argentina que un tipo ha sido absuelto del cargo de violación a una niña de 12 años a la que dejó embarazada: a pesar de que las pruebas de ADN demostraron que él era el padre del niño, la Justicia no ha podido demostrar que hubiera penetración. Y, ¡a ver si me explico! Con esto no quiero acusar a los jueces de prevaricación -que seguro que lo tienen bien motivado-, sino a toda la filosofía del derecho que se aleja tanto de nuestra condición humana. Kant pretendía reducir la ética a la razón del “imperativo categórico”, pero ¿qué imperativo es ese, si la propia idea de lo “universal” está limitada por nuestra manera de ver y entender el Universo?

enero 15, 2008 3:41 p. m.  
Blogger Antígona dijo...

Le veo a usted muy atinado en cuanto al sentido de la Justicia, doctor Lagarto, tanto en su post, como en sus respuestas a los comentarios. Porque, si no le he entendido mal, lo que se encuentra a la base de todo ello no es otra cosa que una distinción que nunca deberíamos perder de vista, precisamente porque entre los dos momentos diferenciados se alza un abismo: el que media entre el Derecho y la Justicia.

Como decía K, en efecto, la justicia es una entelequia. Pero yo no vería aquí la palabra entelequia como algo negativo, sino todo lo contrario. Se trata de un “telos”, de un fin hacia el cual tender, de un ideal, por supuesto inalcanzable, como todos los ideales, pero absolutamente necesario. Los ideales son regulativos, es decir, se conciben para tratar de regular nuestras acciones, o nuestras valoraciones en función de ellos. Y estoy plenamente convencida, como ya lo estuvieron Platón, Aristóteles o tantos otros, de que sin esos ideales inalcanzables, y sin el constante esfuerzo de los humanos por aproximarnos a ellos, este mundo sería aún mucho peor de lo que es.

Nuestras diatribas, nuestras insatisfacciones, nuestros conflictos surgen cuando creemos, erróneamente, que el Derecho puede impartir Justicia como tal. Cuando tomamos el nombre de Justicia en vano y exigimos a los jueces que impartan Justicia. Imposible. Es entonces, además, cuando, como usted dice, la Justicia se convierte en el brazo derecho de la Ley, y no al contrario.

Cualquiera puede entender que, por ejemplo, la restitución del daño sufrido a manos de otro no es nunca posible. Que el Derecho sólo es un mecanismo de compensación, en sus teorías perfectamente consciente de su insuficiencia, de la imposibilidad de restituir la pérdida o el dolor infligido. Y que, por tanto, el Derecho sólo es un constante ejercicio, en el mejor de los casos, de acercarmiento a un ideal que ni tan siquiera puede ser plenamente consciente de en qué grado lo logra. Se trata, en definitiva, de la diferencia entre lo moral y lo legal. Porque los juicios sobre lo justo con morales, mientras que las sentencias del Derecho sólo pueden apelar a un sistema de leyes por todos lados sobrepasados por el ámbito de lo moral.

Por otra parte, la única ilusión de verdadera materialización de la Justicia corresponde a la religión, que confía en que Dios la imparta después de muertos. Pero hasta esa ilusión debe situarla en el más allá, fuera de este mundo. Sólo esa ilusión ultraterrena sería objetiva. Excluida ésta, es cierto que la justicia parece convertirse en cuestión puramente subjetiva, por lo que, como dice Marías, todo el mundo podría atribuírsela. Ya lo decía también Jesucristo: “Nadie hace mal a sabiendas”. Ahora, pese a todo, y precisamente por esa necesidad de convivir a la que alude usted en sus respuestas, los humanos debemos tratar de ponernos de acuerdo acerca de lo que consideramos unos mínimos de justicia, cuya objetividad sólo puede proceder de su intersubjetividad, del acuerdo universal con respecto a ellos. Otra imposibilidad, sí, qué le vamos a hacer. Pero mejor tender hacia ello que carecer del más mínimo respeto por ese intangible ideal de Justicia.

Razones para perderle el respeto tenemos a nuestro alrededor todos los días, sí. Pero sólo porque nos equivocamos al creer que los seres humanos pueden impartirla, porque confundimos constantemente los ámbitos de la Justicia y los del Derecho, que nunca alcanzarán a superponerse por ser inconmensurables.

Genial el tema de Dylan. Ay, me estoy volviendo una auténtica dylanmaníaca :)

¡Un beso, doctor Lagarto!

enero 15, 2008 3:57 p. m.  
Blogger Sibyla dijo...

Las instituciones jurídicas, como otro tipo de instituciones, no se salvan de la manipulación, de los intereses creados, de los prejuicios, del racismo ni de la xenofobia.

Mientras haya "una cabeza de turco", para poder expiar el marrón, existira la posibilidad de cometer injusticias!

Gracias Dr. Lagarto por ese maravilloso regalo de Dylan.

enero 15, 2008 4:54 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Pues precisamente su comentario, amigo Nosurrender, es un claro ejemplo de lo que yo quiero decir: Ha quedado demostrado científicamente que el padre es él, que la cría a la que ha hecho madre tiene solo 12 años y todas las incapacidades que ello implica... pero no se ha podido demostrar que haya habido penetración... ¿y qué? Apliquemos el SENTIDO COMÚN, y se hará justicia de verdad...

A usted qué le dicta su sentido común, Nosurrender...?

No me diga usted que el sentido común del juez argentino le dicta otra cosa diferente, porque no es así... él dicta sentencia de acuerdo a otra cosa que él sabrá qué es...

Si es tan fácil como eso... lo que falla no es la ley, ni la justicia... todos sabemos lo que está bien y lo que está mal... claro que existe lo justo y lo injusto, y las frases geniales que gente como Julian Marías quiera crear con esas palabras... solo habría que aplicar el sentido común, que vuelvo a decirle que es único y objetivo. Y por tanto, ni la ley ni la justicia son subjetivas, lo es el pensamiento del que las aplica.

enero 15, 2008 6:24 p. m.  
Blogger Angeles dijo...

Un beso estaría muy bien, y en cuanto al bromuro, creo que de necesitarlo en alguna ocasión (no se me ocurre ninguna en estos momentos), con ver un par de informativos, y leer un par de noticias como las que usted mismo ha hecho referencia en sus comentarios, será más que suficiente, estoy mas que segura que terminara con la libido por los suelos.
Cuando le mencione que estaba consternada por la “erección”de mi nik, no dije que me resultase desagradable, es solo, que el nik Petitapetitesa, es una absurda redundancia (pequeñapequeñez), y usted de repente le otorgo una categoría mucho mayor, (según se mire, resulta incluso halagador).

Espero poder algún día acabar con estos formalismos “del usted”, que me tienen ya hasta el moño, así que confiando que no TE moleste, me despido con un gran beso.


BESO

enero 15, 2008 7:02 p. m.  
Blogger Margot dijo...

Pues verá señor Lagarto, a mí la única justicia que me interesa es la justicia poética, porque siempre, pero siempre, me da la razón y me hace sentir como damnificada sin agravio o como dios sin divinidad. Lástima que se me aparezca tan poco.

Y en cuanto a la justicia de los hombres, pues no es de este reino, el mío, digo, vamos que me la paso por el forro y me da la risa. Y el único abogado al que respeto es el del diablo porque.... derecho no era lo contrario de torcido?

Pero Javier Marías me reconcilia con los hombres y Dylan, uy Dylan!!

Y usted señor Lagarto. un beso.

enero 15, 2008 7:51 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Ay, doctora Antígona. Usted se explica que da gusto ¿ha pensado en meterse a dar conferencias? Me ofrezco de road-manager, por un porcentaje. Me encanta la idea de “telos” que trae usted aquí. Pero frente a otros “telos” como podrían ser amar al prójimo o acabar con el hambre en el mundo... este “telos” tiene fin concreto y limitado. Tiene una “sentencia” (con toda una puesta en escena, por cierto, martillazo incluido) que acaba con el “problema” y da por resuelto cualquier enfrentamiento. Y hasta se cuantifica en equis años de cárcel o determinados miles de euros. Y sí, realmente alguien llegó a la conclusión racional, definitiva y profesional, de que la señora Liebeck debía percibir 640.000 dólares por haberse quemado. A esos “mecanismos de compensación”, como usted bien dice, esta sociedad los llama justicia y a sus ejecutores jueces. Qué barbaridad!

No me gusta la palabra “moral”, por las implicaciones espirituales que tiene, pero es curioso que una de las acepciones que la RAE da de este palabro precisamente es; “Que no concierne al orden jurídico, sino al fuero interno o al respeto humano”. En fin, que es obvio que usted tiene razón en lo que dice. Pero es más, esa intersubjetividad está absolutamente limitada por nuestra propia percepción del Otro. ¿O acaso no respondía a un imperativo categórico kantiano el que los españoles esclavizaran indígenas en América Latina, al no considerar a éstos como seres humanos?

Hace usted bien en volverse dylanadicta. Y me alegro de colaborar en ello.

Un beso, doctora Antígona!

enero 15, 2008 8:23 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Tienes razón, Sybila. No quería atacar a todo un gremio, sino decir que lo que hacen no es justicia, sino otra cosa. También muy digna, por otra parte, en la mayoría de los casos, sí. Pero se agradecería que en lugar de llamarlo “justicia” lo llamaran por lo que es; Ley y Orden al Servicio de Mantener la Situación Social y su Estructura de Poder. Y no es malo, eh. Me alegro de compartir a Dylan con usted.


Carrascus, si usted y yo estamos de acuerdo en la esencia de los conceptos, claro que sí. Pero como usted ve en este caso que hemos traído (por cierto, el enlace aquí http://www.clarin.com/diario/2008/01/14/um/m-01585304.htm ), “sentido común” es algo ajeno a toda la filosofía del derecho y a alguno de sus pilares básicos, como el habeas corpus, que seguro han influido en la decisión final del tribunal de Neuquén. Esto es, se ha hecho la Ley que protege el Orden en la Sociedad... pero no Justicia.

enero 15, 2008 8:24 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Petitapetitesa (... uuuyyyy, casi me equivoco otra vez :P ), nos despediremos con besos, que son mucho más sanos que el bromuro. Y claro que acabamos los formalismos cuando quieras. Como te sientas más cómoda. El “usted” da un aire elegante, en cualquier caso, eh... y te aseguro que algunas personas a la que aquí llamo de usted son conocidas y queridas por mí, con bastantes cervezas compartidas en mi vida física (no me gusta utilizar esa dicotomía entre “vida real” y “vida virtual”). No sé, es el contexto lo que me impulsa a relacionarme de tú o de usted. ¡BESO para ti!

Claro Margot, esa sensación es muy positiva para el espíritu. Pero tiene truco, claro. Esas novelas a las que aludía Thomas Rymer tienen demasiadas elipsis como para confundirlas con la vida real. ¿Por qué Julian Sorel, en Rojo y Negro, no sale nunca en el baño con problemas intestinales, si la novela nos cuenta toda su vida? Ah, Stendhal nos engaña y nos oculta información! ;) Pero eso de que te de la risa la justicia de los hombres no puede ser: lo llaman desacato. A mí me dio durante mi procesamiento por haberme casado, y fui amonestado por ello. Me alegro de compartir a Marías y a Dylan con usted, Margot, que hacía tiempo que no le gustaba alguna de mis mitomanías ;) Un beso.

enero 15, 2008 8:24 p. m.  
Blogger Sólo digo una cosa dijo...

No es mía, sino de Ambrose Bierce la siguiente definición de "justicia": Mercancía que, más o menos adulterada, vende el Estado al ciudadano como recompensa por su lealtad, impuestos y servicios personales.

Pues eso.

enero 15, 2008 8:25 p. m.  
Blogger Antígona dijo...

Doctor, doctor, veo que le tiene usted un pelín de tirria al imperativo categórico del señor Kant... No, hombre de dios, no, a ver si le van a acusar esta vez de desacato ante el tribunal de la historia de la filosofía ;)

Aunque no sé mucho sobre el tema, me parece que el imperativo categórico entraría dentro del terreno de la moral, y, en ese sentido formaría parte de esa reflexión sobre la conducta moral que siempre se basa en la construcción de ideales no materializables. Un poquito de piedad, ande, con el Herr de Königsberg.

Por otra lado, yo creo más bien que los españoles eran unos listos que sabían perfectamente que lo que tenían delante vestido con un taparrabos era un ser humano. Pero es que los intereses económicos, tan poderosos ellos, parecen justificar cualquier supuesta percepción errónea de la realidad, ¿no le parece? Menos mal que luego llegaron los jesuitas, tal y como se cuenta en la peli "La Misión". ¿La ha visto? Una peli digna de un post, vaya que sí.

Ah, y que sepa que yo le contrato de road-manager cuando quiera. Pero no me hago responsable si nos morimos de hambre tirados por cualquier carretera secundaria :P

¡Otro beso!

enero 15, 2008 10:23 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Buena frase, SDUC, pero yo no lo llamaría “mercancía más o menos adulterada”, sino “ilusión de mercancía”. La gente confía en la justicia como esa vecina que todos tenemos que cada semana compra el cupón convencida de que le va a tocar.


Doctora, imperativa no sé si será usted, pero categórica lo es un rato ;) En cualquier caso, creo que algunas de las formulaciones del imperativo categórico kantiano son base fundamental de las fuentes del derecho. O, al menos así lo entiende la sociedad. Dice Kant, más o menos; no hagas a los demás lo que no te gustaría que hicieran contigo. Y digo yo, ¿y si yo soy homosexual y ese prójimo es heterosexual? Se jodió el imperativo categórico. O bien, cuando dice Kant, “haz todo como si fuera un fin en sí mismo, y no un medio”. ¿y si alguien va a morir a menos que yo diga una pequeña mentira? ¿debo dejar que le maten? Nada, el imperativo categórico no entiende de individuos, de seres humanos, de realidades subjetivas. ¡Muera Kant!

Ah, La Misión, qué gran película. Un día escribiré algo sobre ella, sí.

Otro beso!

enero 17, 2008 11:22 a. m.  
Blogger Javier Luján dijo...

¿Qué otros cuatro escritores españoles pondrías en tu top 5? Simple curiosidad.
Con Marías estoy totalmente de acuerdo, yo también lo incluiría en el mío.
Un saludo, Lagarto.

enero 17, 2008 6:05 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Bueno, señor Luján, no tengo una lista definida en mi cabeza. Pero sí hay algunos que estarían sin duda. Ya que me lo pides haré una con cinco novelistas españoles vivos: Javier Marías, Antonio Muñoz Molina, Enrique Vila-Matas, Javier Cercas y (cuota femenina obligatoria) Ana María Matute

Si me preguntas mañana, saldrán otros, pero los dos primeros no faltarían nunca.

Un saludo, me alegra verte por aquí.

enero 17, 2008 6:30 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Perdona por llegar tarde a tus post, lagartito. Ya ves que los leo con algo de retraso. Soy escéptica con la justicia. El corporativismo del colectivo "legal" está más cerca a la obediencia a una secta que a... bueno, mejor me callo. Saludos cordiales! Y eso de que testificaras a favor de tu compañero (y de la verdad). ¡Me quito el sombrero! ¡Es usted mi héroe! (no estoy bromeando, muchos no se hubieran atrevido)

enero 23, 2008 6:12 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Sonámbula, no sólo eso. Es que tuve que testificar en contra de las "recomendaciones" de mi propio jefe.

Me gusta verte por aquí ;)

enero 23, 2008 7:40 p. m.  

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