viernes, enero 04, 2008

La dignidad desnuda

Melquíades es enano. No le gusta que le llamen bajito ni que digan de él que tiene un problema de tiroides. Es enano y trabaja de stripper.

Le pagan por desnudarse en las despedidas de soltera. Su fealdad y su deformidad es el secreto de su éxito. El show que ofrece está bien pensado. Cuando la reunión femenina llega a los postres, Melquíades hace su aparición con un casette en la mano y un disfraz de policía en el cuerpo. Suena la música y comienza a bailar, seductor, sin quitar los ojos de encima a la homenajeada. Desnuda su cuerpo enjuto y cubierto de vello hasta la joroba moviendo pies y brazos al ritmo de un tariro-tariro bien conocido.

Las chicas se quedan extrañadas e incómodas. La novia no sabe qué decir porque es obvio que no era lo que ella esperaba. Se agarra a la servilleta. Bebe un buen trago de vino. Cuando él termina su numerito y muestra su cuerpo a las ya alcoholizadas niñas, es cuando entra en la sala el verdadero stripper. La música suena ahora más alta, más definida en sus agudos y en sus graves. Y el tariro-tariro adquiere ahora tonalidades más alegres y a la moda. Baila ahora un cubano mulato, alto, musculado y con una notable deformidad en los genitales. Enormes.

Entonces las chicas se ríen “¡ah, menos mal!” “qué bromistas que sois ¡me había creído que era el otro de verdad!”

Mientras el caribeño se contonea el enano abandona la sala. Mientras camina cuenta los diez billetes de veinte (el cubano recibe treinta; él pasa más tiempo con las chicas) repasándolos uno a uno entre sus redondas manos peludas mientras abandona el grotesco espectáculo. Ya fuera del reservado, se sienta en la barra del bar para apurar una cerveza. Esta noche ha ido bien; todas las chicas le parecieron repugnantes. El problema, es cuando hay una que le gusta. Entonces siente una punzada en su corazón solitario mientras toma conciencia de que él es sólo un monstruo contratado y que jamás podrá acercarse a ella.

Melquíades juega con el dedo en la espuma de la cerveza. Balancea sus piernas, que cuelgan del altísimo taburete al que se ha encaramado. Observa el precioso culo de la camarera balancearse mientras ella trata de sacar refrescos del fondo de la nevera. Hoy lleva las braguitas moradas de encaje, las que más le gustan.

Entonces apoya la barbilla en la palma de su mano, imposta la voz y le pregunta:

- ¿A qué hora sales esta noche, preciosa?




Una canción para la camarera de las braguitas moradas: Dignity, de Bob Dylan

Una película para la camarera de las braguitas moradas: El hombre elefante, de David Lynch

Un libro para la camarera de las braguitas moradas: Cyrano de Bergerac, de Edmond Rostand

43 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

Una historia tiernamente inquietante. Supongo que no hace falta ser Melquiades para tomar conciencia de que la mayoría somos monstruos contratados y de que jamás podremos acercarnos a mil cosas, en todo caso con nuestras mentes.... El mundo está lleno de braguitas moradas. Qué putada.
S.

enero 04, 2008 11:11 p. m.  
Blogger Aprendiza de risas dijo...

Una pena que un puñado de mujeres tengan que recurrir a unos sgtrippers para pasárselo bien.
A mí, mala gana me dan.

En fin, para gustos, colores.

¡Pobre Melquíades! Otro que tendrá que pagar...

Un abrazo,

enero 05, 2008 1:18 a. m.  
Blogger Miss.Burton dijo...

Joder, pues a mi me ha dado una pena el enano que ni te cuento... menudo trabajo... ser el segundoundécimoplato¡¡¡¡
El día de mi despedida de soltera, les dije no hizo falta decir a las 30 mozas que éramos, que ni harta a vino iba yo a un puto garito de esos, y es que, querido lagarto, las otras eran de las mías, y la noche transcurrió con copazos, descojones varios, y hostias postalcohojoooooooooollllll¡¡¡ Sí, eso de que te vas pegando leches con todo, y el alcohol como que amortiza el dolor, y luego a la mañana siguiente vas vestida de cardenales de los pies a la cabeza.. enfing...menos mal que lo dejé en aquella época, imagínate, me veo bebiéndome el Sena por el barman... jejeje. Qué grande fuí cuando me pasè a la fanta¡¡¡¡
Un besazo, y oye, aquí sigo, esperando una cita en un bar cualquiera, y sí, te llevo a la Ursula, notejodeeeeeeeeee¡¡¡¡¡ Pero el ibérico lo pones tu¡

enero 05, 2008 2:41 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Oh, Sonámbula. Usted sí que entiende de cuestiones inquietantes :) Somos monstruos contratados para un espectáculo, sí. Supongo que lo importante es saber llevarlo con dignidad... lo de ser unos monstruos constratados, digo... bueno, lo de las braguitas también ;) Hay que hacerlo bien cuando se sube el telón, eh!

Desde luego, aprendiza. Además, en esos saraos hay tanto ruido que no hay manera de mantener una tertulia. Y, si yo estoy en contra del matrimonio como institución, ya ni te digo lo que pienso de las despedidas de soltero/a. Me dan más pena ellas, que Melquiades... sobre todo la novia! ;) Un abrazo!

Tremends, el enano nos da pena por la deformidad física, si. Pero por dentro puede haber mucha más dignidad y humanidad que en un grupo de chicas alcoholizadas, por ejemplo. Velazquez refleja en este cuadro esa dignidad en la mirada. ¿Por qué nos da más pena de un cuerpo que de una mente, una actitud? No es justo. Además, si me apuras... yo creo que Melquiades se va a ligar a la camarera de las braguitas moradas, sí. Besazos para ti y la Úrsula!

enero 05, 2008 10:15 a. m.  
Blogger Sintagma in Blue dijo...

(glups! en vez de "moradas" leí "mojadas"... ¡Freud nos ampare!)

enero 05, 2008 12:27 p. m.  
Blogger AnA dijo...

Mi adorado Lagarto..es como una versión made in las vegas del romance de curro el palmo..Como siempre usted trae la clave.Empieza a ser insustituible.
mmm la belleza no está en ningún sitio...
o quizá la belleza podría concretarse en piel, piel, olor y en algún agujero en el marco cognitivo.No sé.

Pida un deseo esta noche!!!
Besos de su anita

enero 05, 2008 12:45 p. m.  
Blogger Angeles dijo...

Apreciado Sr. Lagarto, le comentare que de su historia, una de las cosas que más me ha inquietado ha sido el titulo de la misma, “La dignidad desnuda”.
Y producto de eso, varias preguntas me rondan por la cabeza. ¿La dignidad se puede desnudar? ¿A que nos referimos cuando hablamos de ella?
Es corriente referirse, a la verdad desnuda, o, a desnudar el alma, incluso, a pasar por la vida, a calzón quitado (otra forma más de desnudo) pero cuando uno desnuda la dignidad, ¿que queda debajo?

En mi opinión, me parece que seria posible, que una vez despojados de todo aquello que nos confiere identidad, (el alma, la razón, la verdad…) sea la dignidad lo único que nos quede, el único reducto de humanidad que en algunos casos (lamentablemente no muy abundantes) nos diferencian de otras formas de vida.

En cuanto a las deformidades del cuerpo, creo que son muy relativas, no se que pensarían una tribu de pigmeos rodeando a un alemán que aglutine todas las características de la raza aria. Como describirían un grupo de esquimales a un ingles orgulloso de parecerlo, además de “serlo”.
En mi opinión, son las deformidades del alma, las únicas que pueden acompañarse del adjetivo de “monstruos”, y a esas parece que les damos muy poca importancia, basta con darles unos toques de “maquillaje” para que nos parezcan mas que aceptables.

Anotar también, que en este momento de reflexión (sobre los monstruos) me vienen a la cabeza muchas formas de comportamientos sociales, entre ellos los de la iglesia, pero no entrare a discutirlos, merecen un capitulo aparte.

Además de su libro “Cyrano de Bergerac” recuerdo otro que me parece define muy bien en tema “El tambor de hojalata”.

Saludos (creo que es posible desnudar el cuerpo, y vestirse con la dignidad, cubre más que cualquier traje)

enero 05, 2008 12:54 p. m.  
Blogger atikus dijo...

Que huevos eso de subirse a un escenario en pelotas ante un motón de tias de despedida de soteras, es como lo la bestia y las bellas o mas bien las bestias-bellas y la pequeña bestia...no se, ya se sabe que el mundo es un pequeño teatro todos somos títeres, pero no me metería en esta obra!!
El hombre elefante...que películón !!!

enero 05, 2008 1:24 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

"Es cierto que mi forma es muy extraña, pero culparme por ello es culpar a Dios; si yo pudiese crearme a mí mismo de nuevo me haría de modo que te gustase a ti.

Si yo pudiese alcanzar de polo a polo o abarcar el océano con mis brazos, pediría que se me midiese por mi alma, porque la verdadera medida del hombre es su mente."

La historia del hombre elefante es terrible. Qué bueno que tu historia tenga final feliz :)

enero 05, 2008 3:48 p. m.  
Blogger Arcángel Mirón dijo...

A mí me dan pena muchas cosas. El enano, las chicas, el stripper ortodoxo, y otras cosas que no figuran en esta historia.
Luego me pregunto si mi pena está bien, o si es una característica de la soberbia.

enero 05, 2008 6:07 p. m.  
Blogger Miss Missing dijo...

Querer y no poder... Deseo e insatisfacción... Olvidar y seguir adelante...

Siento ponertlo difícil para comentar, si es que quieres. :) Pero es lo único que se me viene a la mente después de leer tu relato.

¿Cómo plasmarías, por ejemplo, una situación en la que sabes que es imposible, a la que estás enganchado a una persona, la dicotomía de seguir conociéndola o dejarlo estar porque deseas el pánico que te produce conocerla pero temes al deseo irracional de quedar con ella?

enero 05, 2008 6:47 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Bueno, Sintagma... cambiaría un poco la historia, pero seguro que a mejor para Melquíades :P El doctor Freud hace ya tiempo que no pasa consulta, pero si te sientes más tranquila, pásate por mi diván ;)

Mi admirada Ana, es una versión bastante fidedigna de algo que pasó en Madrid. La belleza se concreta en nuestra percepción, en nuestra voluntad de belleza. Los Pasos escribió un post muy interesante sobre ello (http://lospasosquenodoy.blogspot.com/2007_12_01_archive.html) . La belleza está en usted, mi admirada Ana. Todos lo sabemos. Mis deseos son sus deseos. Besos.

enero 05, 2008 8:46 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Petitapetitesa, el título no es baladí. Realmente creo que la dignidad brilla más cuando está desnuda o, como bien insinúa usted, ésta no puede disfrazarse nunca. Digamos, pues, que se trata de un juego de palabras redundante con el oficio de Melquíades. Según algunos dichos populares, es la esperanza lo último que se pierde. La dignidad tiende a perderse muy a menudo en la sociedad en que vivimos. No es extraño que alguien la cambie por un Mitchubishi en un proceso de divorcio, alegando bienes gananciales (hay una hermosa y dura película de los Cohen sobre estos temas, Crueldad intolerable).

Así que, hay muchas personas que cuando se desnudan de dignidad, se quedan con muchas cosas. Nuestra sociedad contempla “valores” mucho más relevantes que la dignidad, en mi opinión (no existirían la prostitución o el matrimonio, por ejemplo, si fuera de otra manera)

En cuanto a las deformidades del cuerpo, voy a darle la razón. Es más, incluso yo mismo veo ciertas deformidades en símbolos sexuales de nuestra propia sociedad (Pamela Anderson, por ejemplo) o rostros que me espantan en iconos perfectamente aceptados (como Brad Pitt ¿es que nadie piensa que tiene cara de subnormal? ¿cómo pueden resultar atractivos esos rasgos mongoloides?) Para mí, lo físicamente monstruoso reside en la manera de mirar de algunas personas (Aznar, por ejemplo, lo siento si alguien se ofende).

El tambor de hojalata es una gran novela, de las mejores que he leído. Pero dado el final que salió en esta pequeña historia, me acordé más del espadachín frances.

Saludos dignos, petitapetitesa. Un placer tenerte por aquí.

enero 05, 2008 8:47 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Atikus, yo no me pondría delante de esas señoritas ni jarto-de-vino. ¡Acojonan! Un grupo de mujeres en despedida de soltera es uno de los espectáculos más patéticos que pueden verse hoy en día en las ciudades... quizás por eso ya no hay circos; han sido sustituidos.

Sofía, todos queremos gustar, claro que sí. Nadie (casi) desea una belleza narcisista por sí mismo; es un instrumento de comunicación, de aceptación social, de autoestima (de hecho, esos son los valores con los que juega la publicidad en los productos de belleza) Me alegra de que veas el final feliz, no todos lo ven así :)

enero 05, 2008 8:47 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Arcángel, nos damos pena de nosotros mismos, de formar parte de una sociedad a la que le cuesta tanto cambiar el punto de vista. Quizás porque en el fondo tememos que somos nosotros los enanos. Una persona inteligente, culta y sensible como tú no es fácilmente compatible con la soberbia.

Miss Missing, el deseo siempre va ligado a la insatisfacción. Sólo se desea lo que no se posee. El experimento que hizo Pavlov con sus perros podría hacerse con todos los humanos y todos sus deseos. No hay otra manera de vivir que la seguir para adelante. Pero somos libres de elegir nuestro camino; nuestros anhelos, nuestras hostias, nuestro hambre, nuestras lágrimas. Todo deseo es irracional ¡gracias a Dios! Así que piensa sólo en si te hará daño o no ;)

enero 05, 2008 8:48 p. m.  
Blogger Churra dijo...

En donde esta la dignidad o la falta de dignidad?¿en actuar como strepeer, en ser enano, en desnudarse o en desnudarse siendo enano ?
Todos contamos os billetes al salir del trabajo, y a veces con la dignidad en pelota picada .
Un beso

enero 06, 2008 12:40 a. m.  
Blogger MK dijo...

Estoy de acuerdo en lo de que las monstruosidades residen en ciertas maneras de mirar el mundo.Y en ciertos interiores. Y en lo de que el deseo va ligado a cierta dosis de insatisfacción.
Sabes ,mientras estoy haciendo tiempo para que todos despierten y bajar a ver que nos han traido los reyes ,voy a releerme los comentários ..porque son hermosos y geniales.Como el texto sobre Melquiades.
Creo que estaría bién que incluyeras un paquete de folios y una máquina de escribir en esa maleta con el kit de enero.

.

enero 06, 2008 10:35 a. m.  
Blogger Margot dijo...

La calidad de grotesco, lo que se considera como tal, es lo que puede mostrar las deformidades reales de las personas... ya ves, a mí me lo resultan las despedidas de solteras, las novias retorciendo servilletas, las amigas chillando ante un pollón con un estremecimiento de placer ante lo prohibido y el exhibicionismo de la sexualidad mal entendida a medias entre una adolescencia sin superar y el mercantilismo...

No creo que Melquiades sea el enano de tu historia, no?

O vale, a lo mejor es que no siempre me llegan las piernas al suelo cuando subo a un taburete... Coñe, será eso? Jajajaja.

Besote con balanceo de pies.

enero 06, 2008 11:36 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Un cuento para las chicas de la fiesta, la camarera y el resto de los mortales: "El pequeño señor Friedemann", de Thomas Mann.
Buen corto relato el tuyo, se le podría sacar jugo por mil puntos diferentes.

enero 06, 2008 1:06 p. m.  
Blogger Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Pues a mí me da penita el relato de hoy y me deja con un sabor amargo, aunque me apasionan todas sus recomendaciones -sin excepción-y también me hacen sentir pena y echar lagrimillas...
Besos tiernos

enero 06, 2008 5:12 p. m.  
Blogger Antígona dijo...

Muchas cosas se han planteado ya, y muy inteligentes, en torno al abanico de temáticas que se abren con tu cuento.

Pareciera que la distancia entre la belleza y la deformidad fuera insalvable. Que lo deforme fuera aquello ante lo cual todo sentido de la belleza quedara automáticamente desterrado. Pero, por fortuna, nuestra mirada, bien cultivada, enriquecida con una sensibilidad que trascienda las formas y las convenciones, es capaz de encontrar belleza incluso en lo deforme. Así lo hicieron Baudelaire y tantos otros. Así lo seguirán haciendo quienes con su propia mirada logren abrir, transformar, o subvertir el espectro de lo bello.

No es precisamente la tendencia de nuestros tiempos, siempre proclives a la uniformización, a la consolidación de patrones homogéneos que dictan tiránicamente, según criterios cada vez más simplistas y más groseros, qué es bello y qué deja de serlo. Desde su perspectiva, creo que la gran mayoría podemos ya considerarnos tan enanos como Melquíades, tan deformes y feos como él. Pero sólo es una perspectiva que podemos poner en cuestión. Que debemos poner en cuestión. Para que no nos atrape y nos fuerce a la estupidización reinante.

Es muy posible que la camarera de las braguitas moradas nunca acepte una cita con Melquíades. Pero lo que me gusta de tu cuento es su actitud. Melquíades se sabe una persona tan completa como cualquier otra, pese a su tamaño. Y aceptará un rechazo con tanta dignidad o más como podría hacerlo cualquier persona que sepa que su valía siempre por encima de la mirada del otro. Que la propia valía siempre reside en el modo en que uno se mira a sí mismo.

Por cierto, doctor Lagarto, dígale al cubano que su deformidad genital hubiera sido muy poco valorada en la antigua Grecia, dada la teoría de que cuanta menos trayectoria hubiera de recorrer la simiente masculina, con más pureza y potencia alcanzaría su objetivo. ¡Que le pregunten a Aristóteles! ;)

¡Un beso, doctor Lagarto!

enero 06, 2008 8:58 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Pues, la verdad, amigo Nosurrender, que andaba yo pensando en qué podría escribir que fuese interesante y divertido a la vez sobre el enano, sobre su digna convivencia con su ser, sobre la dignidad de sobrellevar su deformidad... y sobre como los demás piensan de él de forma muy diferente y cruel... cuando recordé que Oscar Wilde ya lo había hecho antes de forma que yo nunca podría soñar con alcanzar. Así que he buscado su cuento sobre el cumpleaños de la Infantita española, y de él le copio el fragmento siguiente:

Fuera de eso, esta era la primera aparición en público del enano. El día anterior, mientras cazaban en uno de los Sitios más apartados del bosque de encinas que rodeaba la ciudad, lo habían descubierto dos nobles, corriendo locamente por entre los árboles. Los nobles pensaron que podía servir de diversión a la Princesa y lo llevaron al Palacio, ya que el padre del enano, un mísero carbonero, no puso dificultad alguna en que lo libraran de un hijo que era tan horrible como inútil. Tal vez lo más divertido era la absoluta inconsciencia que tenía el enano de su grotesco aspecto. Al contrario, parecía muy feliz y orgulloso. Tanto, que cuando los niños se reían, el también reía, tan franca y alegremente como ellos, y al terminar cada danza los saludaba con las más divertidas reverencias, como si fuera igual a ellos, y no un ser raquítico y deforme, que sólo servía para que los demás tuviesen algo de qué burlarse.

enero 07, 2008 12:36 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

.
salgo a las doce, chato!
.

enero 07, 2008 4:04 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Churra, creo que la dignidad está dentro de uno mismo, independientemente de qué papel le toca jugar en el mundo y hace referencia a la manera de comportarse. Contar billetes es algo muy digno si los hemos ganado sabiendo comportarnos. Algo así. Un beso.

Mk, tengo una suerte enorme de tener estos comentarios, desde luego. Pero lo de la máquina de escribir, va a ser que no. Prefiero este portátil, que es menos aparatoso ;)

enero 07, 2008 8:23 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Sí Margot, a mí me repugnan esas reuniones de niñatas con las facultades mentales alteradas. Es una de las cosas más feas y menos atractivas que pueden encontrarse en la noche. Una cosa es cometer la desfachatez de casarse, pero mucho peor es celebrarlo así, como bien has descrito tú. Ellas son las enanas mentales, claro que sí :) Y a mí me gusta bajitas, eh. Besos!

Noesposible, amo a Thomas Mann, pero no he leído El pequeño señor Friedemann, tomo nota. Desde luego, Mann sí sabía hablar de dignidad. Gracias por pasarte por aquí.

Ay, Madame, no me llores ;) Pero la canción de Dylan no da pena ninguna, más bien rabia (So many roads, so much at stake / So many dead ends, I'm at the edge of the lake / Sometimes I wonder what it's gonna take / To find dignity?) Anda, sonríe :) Besos.

enero 07, 2008 8:23 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Bueno, Antígona, yo creo que la belleza es una cualidad que nosotros otorgamos desde nuestra propia noción metafísica. Hay cánones, sí. Pero también hay inconsciente colectivo. Eso sí, en cuestiones de belleza sexual influyen también otros determinismos biológicos y darwinistas: es un hecho estadístico que tendemos a percibir como “estimulante” lo “sano” y que tendemos a tener una actitud de rechazo sexual hacia lo que percibimos como “no sano”. Nuestro cerebro, que diría Eduard Punset, está en parte (sólo en parte, ojo) condicionado por la supervivencia de la especie. La belleza de lo deforme exige sobreponerse a la parte más automática de nuestras emociones.

Respecto a los cánones griegos que usted menciona, doctora Antígona, ¡ya podría haberme enterado yo antes, y gastar menos en métodos anticonceptivos! :P

Un beso, doctora!

enero 07, 2008 8:24 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Ah, Carrascus, ése de Wilde es un gran cuento, pero con un triste final. Mi enano se ha mirado mucho al espejo antes de salir a escena. Es bueno saber lo que hay en los ojos de los demás cuando nos miran. Quizás es lo más importante de todo. Un saludo.

Maníasmías, se lo diré a Melquíades, a ver qué le parece la cosa ;)

enero 07, 2008 8:25 p. m.  
Blogger MK dijo...

comentaristas que te comentan y comentarios que tu respondes.
No hay conexión a internet en esa montaña.
Y lo de la máquina de escribir era sólo..para darle un aire a lo Dashell Hammett y Lillian Hellman .

enero 07, 2008 9:31 p. m.  
Blogger MK dijo...

Y me recordaste una história que leí hace siglos y no recuerdo de quien era.
En un pais lejano,un rey y una reina enanos que acabaron construyendo un país a su medida y cuando lo lograron decidieron tener un hijo.
Y ese hijo tan deseado y al que aguardaba un hermoso país en proporciones pequeñas y asequibles ...nació y para sorpresa de sus padres , fué un niño que...creció.

enero 07, 2008 9:37 p. m.  
Blogger Antígona dijo...

Perdóneme la réplica, doctor Lagarto, pero ya sabe usted lo poco que creo que -porque no es en el fondo más que cuestión de fe, y no de argumentos probados- en toda suerte de determinismos biológicos... Y mucho menos los que nos llegan de la mano de Punset.

¿No son también los conceptos de lo sano o no-sano un producto en gran medida cultural? ¿Representan las tan admiradas y deseadas modelos cuasi anoréxicas el modelo de lo sano? (Y que conste que, por la cuenta que me trae, nada puedo tener contra las flacas, eh?) ¿No podríamos imaginar una comunidad de una cultura absolutamente ajena a la nuestra donde un enano fuera venerado como ser marcado por los dioses, y cuya "belleza" fuera de la norma no fuera exaltada?

Yo sólo creo en el peso de la cultura. Y precisamente porque los argumentos que la defienden, tan escasamente valorados en el cientifismo actual, sí me parecen argumentos sólidos y no meramente opiniones refrendadas por la tiranía del único saber pretendidamente objetivo.

Ea, qué a gusto me he quedao. Con su permiso, por supuesto :)

Yo que usted seguiría, por precaución, usando los anticonceptivos. No vaya a ser que los griegos, tan predarwinistas ellos, se equivocaran :P

¡Otro beso!

enero 07, 2008 10:35 p. m.  
Blogger Isa Pe dijo...

Freaks...la película. Eso es lo que yo he pensado al leer las recomendaciones a la camarera.

Buena historia, nosurrender. Hoy te descubro, espero volver por aquí.

enero 08, 2008 12:19 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Mucho me temo que la camarera de las braguitas moradas contestaría a Melquiades con una sonrisa tierna: "lo siento, me están esperando". Y Melquiades le agradecería esa respuesta con otra sonrisa. Luego, quizás, se tomaría algunas cervezas más y acabaría, como la mayoría de las noches, en una cama fría con la soledad de su dignidad, anhelando que un día alguien -tal vez un igual- se reconozca y le reconozca en el espejo de sus ojos.

Si hablamos de belleza física, cierto es que se trata de un concepto cultural y que reside en "la mirada" del ojo que juzga. Pero en todas las culturas existe ese concepto y siempre es un valor... Creo que en cualquier cultura la belleza física es cruel con quien no la posee, por desgracia para tod@s.

En la literatura, hay ejemplos de la frustración que produce la falta de ella, hata el punto de convertir a un ser inocente en un auténtico monstruo porque nadie (excepto un ciego y una niña) le acepta: Frankestein.

Hay más: Marianela, Laureano ("Divinas palabras")...

Llegué a este blog por casualidad. Después de unas cuantas lecturas al azar, diré que tanto la mayoría de los post como los comentarios son interesantes.

Un saludo.

enero 08, 2008 12:45 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Hello. This post is likeable, and your blog is very interesting, congratulations :-). I will add in my blogroll =). If possible gives a last there on my site, it is about the CresceNet, I hope you enjoy. The address is http://www.provedorcrescenet.com . A hug.

enero 08, 2008 11:18 a. m.  
Blogger Valeria dijo...

Eres un tierno, lagarto :)
La dignidad, hay quien no sabe de qué color es...

No voy a despedidas de solteras, para no sentir más vergüenza ajena. Ya tengo la propia(poca) para reirme de ella, ja.

Un beso.

enero 08, 2008 5:16 p. m.  
Blogger Lula Fortune dijo...

Hola Lagarto: ay! se me ha hecho un nudo en la garganta al leerte y más porque hoy he visto en el periódico a un hombre-elefante de verdad: 20 kilos de tumor en la cara!!!!
Qué mal fario eso de empezar hablando de deformidades...
Besos, besos (qué bien lo cuentas)

enero 08, 2008 5:45 p. m.  
Blogger Soy ficción dijo...

Ufff, duro relato, me golpeo justo en la mejilla, ais

Un beso chico, sigue encantandome pasar por aqui

enero 08, 2008 6:56 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Mk, entonces ese niño que tuvieron era un gigante deforme para su sociedad :) ¿pero aún quedan montañas sin acceso a la red? qué maravilla; las compañías telefónicas aún tienen nuevos sitios en los que invertir!

Doctora Antígona, sus réplicas son muy bienvenidas siempre. Punset es sólo un comunicador, un divulgador televisivo de preguntas y respuestas que van “un poco más allá” de las preguntas y respuestas habituales en televisión. Así que tiene todo mi respeto, que no es lo mismo que tener toda mi fe. Los conceptos globales de belleza (cánones) sí son culturales, Antígona. Pero el concepto de “sano” en todas las civilizaciones que han sido ha estado siempre ligada a la juventud, por ejemplo. Así, esta juventud es base de todos esos cánones. Lo “sano” es común al sentido de la atracción sexual en la mayoría de los individuos (no en todos, por supuesto) Pero toca usted un tema interesantísimo que exigiría un mega-post o varios al respecto. ¿Por qué no lo hace usted y discutimos sobre ello? Aprovecho para mandarle otro beso.

enero 08, 2008 8:07 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Cositas, es cierto. Esa gran película explica muchas cosas interesantes (creo que Atikus habló alguna vez de ella, por cierto) y te agradezco que me la recuerdes. Tiene imágenes impresionantes, llenas de dura humanidad. Yo también te descubro, gracias por pasarte por aquí.

Dama Shandy, quizás Melquíades necesita un poco más de tiempo con la camarera. Dejar que ella le conozca por dentro, que se acostumbre a su físico hasta que deje de verlo. Es muy probable que no tenga éxito, claro. Pero lo importante no es triunfar sino luchar (tramps like us, baby, we were born to run) El concepto de belleza que nos vende la sociedad es tremendamente cruel con nosotros sí. Frankenstein es una historia preciosa, una de mis preferidas del sXIX. Pero el Monstruo, según la propia Mary Shelley, simboliza todo el mal que llevamos dentro de nosotros mismos. Es nuestro espejo de fealdad inconsciente. El caso del “enano hidrocéfalo” de Valle también funciona como metáfora (creo haber leído en algún sitio) de la España de la época. Me alegro mucho de que hayas encontrado este pequeño sitio, Shandy (tienes nombre de canción de Springsteen ;) ) Gracias por pasarte por aquí. Un saludo.

enero 08, 2008 8:08 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Soy un tipo complejo, Valeria. Depende del día :) Me alegra que no vayas de despedidas de soltera, esas reuniones deleznables deberían estar prohibidas por los ayuntamientos: afean la ciudad! Un beso.

Yo también lo he visto, rubia Lula. Pero lo mío es sólo una historia corta y aquello es un hombre real, que sufre y tiene orgullo, como el judío Shylok de Shakespeare. Per tienes razón, dejemos las deformidades y fumemos. Bicos

Nausicaa, es duro pero creo que tiene final feliz. O al menos me gustaría verlo así. Otro beso para ti.

enero 08, 2008 8:09 p. m.  
Blogger Mityu dijo...

Tantas historias bellas y verdaderas se pierden por confiar en los ojos...

Una oportunidad para los Melquiades del mundo podrían dar la vuelta al devenir de nuestras emociones.

Finalmente ni Melquiades consigue a la chica ni la chica conoce a su príncipe. Tal vez los dos son ciegos de alma.

Un saludo

enero 08, 2008 8:23 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Mityu. Como en aquella novela de Sábato, es tan difícil que coincidan dos túneles en algún momento de su trayectoria... a veces ocurre, de manera incomprensible. A veces, te lo digo yo ;)

Un saludo.

enero 08, 2008 8:56 p. m.  
Blogger Tamaruca dijo...

No sé si es que ando más sensibleras de lo normal o qué pero, jo, me has dejado hecha polvo con este relato :(

enero 08, 2008 11:54 p. m.  
Blogger Kurtz dijo...

Me ha encantado. Felicidades.

enero 10, 2008 1:58 p. m.  

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