Todo está bien, mamá. Es sólo sangre.
“Esperé a Jenny en el salón, curioseando entre los CD que se alineaban en una pirámide de aluminio junto al equipo de música. La mayoría eran de rock and roll, varios de Bob Dylan. Entre ellos figuraba Bringing it all back home, un disco que contenía una canción que yo conocía bien: It’s all right, ma (I’m only bleeding). Con el disco en las manos empecé a escuchar en mi cabeza aquella canción sin consuelo que sin embargo nunca dejaba de devolverle a Rodney el júbilo intacto de su juventud, y de repente, mientras aguardando a Jenny recordaba con igual precisión tanto su letra como su música, tuve la certeza de que en el fondo esa canción no hablaba más que de Rodney, de la vida cancelada de Rodney, porque hablaba de palabras desilusionadas que ladran como balas y de cementerios abarrotados de dioses falsos y de gente solitaria que llora y tiene miedo y vive en un pozo sabiendo que todo es mentira y que ha comprendido demasiado pronto que no merece la pena tratar de entender, porque hablaba de todo eso y sobre todo de que quien no está ocupado en morir está ocupado en vivir”
(Javier Cercas, La velocidad de la luz)
Javier Cercas es uno de los fenómenos más interesantes que ha parido la Literatura en España en las últimas décadas. La velocidad de la luz habla de la condición humana y su capacidad de hacer daño, de la creación literaria como salvación, del abismo de estar vivo sin saberlo. Muy dylaniano, desde luego.
Me sorprendió encontrar la referencia, básica en toda la novela, a esa brutal canción de Dylan. En cualquier caso, el verso de Dylan dice exactamente “That he not busy being born / Is busy dying”. Vamos, que, quizás, lo importante no es estar vivo, sino estar naciendo. Que sólo hay dos maneras de estar en el mundo; o naciendo o muriendo. Que, quizás, no hay nada más en medio de nada. Ilusión o desilusión. Participar o mirar.
Bob Dylan arroja las palabras como dardos afilados. Una detrás de otra van alcanzando y derribando todos sus objetivos militares: tú.
Al romper el mediodía, la oscuridad
ensombrece hasta la cuchara de plata,
la cuchilla afilada a mano, el globo del niño
eclipsa tanto al sol como a la luna,
hasta hacerte comprender que has sabido demasiado pronto
que no tiene sentido tratar de entenderlo
Directas amenazas
me engañan con desprecio,
aclaraciones suicidas se desatan
Desde la boquilla dorada del loco
La trompeta escupe palabras gastadas
Demuestra y advierte
que quien no está ocupado en nacer
está ocupado en morir
(Bob Dylan, It’s all right, ma. I’m only bleeding)
Cuando una canción empieza así, ya no tienes nada que hacer, excepto rendirte a sus dardos, cautivo y desarmado. ¿Verdad?
Bob Dylan tiene algo de revelación, de Verdad mística comulgada. Recuerdo una anécdota ahora. Hace mil años, mi amigo JR intentaba ligar con una chica, compañera de clase. Ella resultó ser muy católica y, azorada, le preguntó “JR, ¿tú vas a misa?”, y él, seguro de dar con la respuesta correcta, respondió muy convencido “No. Pero escucho a Bob Dylan”.
una canción para JR: Heroes, de David Bowie
un libro para JR: El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez
una película para JR: Don’t look back, de D.A. Pennebaker
.
(Javier Cercas, La velocidad de la luz)
Javier Cercas es uno de los fenómenos más interesantes que ha parido la Literatura en España en las últimas décadas. La velocidad de la luz habla de la condición humana y su capacidad de hacer daño, de la creación literaria como salvación, del abismo de estar vivo sin saberlo. Muy dylaniano, desde luego.
Me sorprendió encontrar la referencia, básica en toda la novela, a esa brutal canción de Dylan. En cualquier caso, el verso de Dylan dice exactamente “That he not busy being born / Is busy dying”. Vamos, que, quizás, lo importante no es estar vivo, sino estar naciendo. Que sólo hay dos maneras de estar en el mundo; o naciendo o muriendo. Que, quizás, no hay nada más en medio de nada. Ilusión o desilusión. Participar o mirar.
Bob Dylan arroja las palabras como dardos afilados. Una detrás de otra van alcanzando y derribando todos sus objetivos militares: tú.
Al romper el mediodía, la oscuridad
ensombrece hasta la cuchara de plata,
la cuchilla afilada a mano, el globo del niño
eclipsa tanto al sol como a la luna,
hasta hacerte comprender que has sabido demasiado pronto
que no tiene sentido tratar de entenderlo
Directas amenazas
me engañan con desprecio,
aclaraciones suicidas se desatan
Desde la boquilla dorada del loco
La trompeta escupe palabras gastadas
Demuestra y advierte
que quien no está ocupado en nacer
está ocupado en morir
(Bob Dylan, It’s all right, ma. I’m only bleeding)
Cuando una canción empieza así, ya no tienes nada que hacer, excepto rendirte a sus dardos, cautivo y desarmado. ¿Verdad?
Bob Dylan tiene algo de revelación, de Verdad mística comulgada. Recuerdo una anécdota ahora. Hace mil años, mi amigo JR intentaba ligar con una chica, compañera de clase. Ella resultó ser muy católica y, azorada, le preguntó “JR, ¿tú vas a misa?”, y él, seguro de dar con la respuesta correcta, respondió muy convencido “No. Pero escucho a Bob Dylan”.
una canción para JR: Heroes, de David Bowie
un libro para JR: El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez
una película para JR: Don’t look back, de D.A. Pennebaker
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27 Comments:
Me gustó mucho Soldados de Salamina.
Iré mañana, día de Sant Jordi, a por la velocidad de la luz.
Y yo tampoco voy a misa. Pero creo en Billy Wilder, escucho a Dylan y leo "El lagarto en tu laberinto".
Qué más querrán??
Un beso de árbol :)
:) Es una gran anecdota.
Los dardos atraviesan la piel, cuidado con la canción si no vas protegido.
Un beso.
jajaja, estoy convencida de que JR aprendió mucho más con Dylan jajaja
Un beso Lagartijo!!
La historia es cuánto menos graciosa,sobre todo por la proximidad de tu amigo JR (no el de Dallas) sucumbía a los encantos de aquella chica cristiana con semejante referencia. Y claro,
¿que iba a decir la criatura y la baba caía?
Besos,
Tiene usted muy buen gusto, doctor Lagarto, Cercas escribe magníficamente, el fragmento que ha puesto lo demuestra sin lugar a dudas. Y coincido con usted en que esa temática, sustentada sobre el verso de Dylan, es central en la novela, por no decir que es el centro mismo en torno al cual pivota todo su desarrollo. Porque, si no recuerdo mal, también era núcleo de su reflexión sobre la relación entre vida y literatura, sobre lo que el acto mismo de la escritura significa dentro de la vida, o fuera de la vida, si el escribir es algo así como un afuera del propio vivir que ha tomado distancia respecto del acontecer de las cosas y se sitúa fuera de la vorágine para poder contemplarla. Voluntariamente, o cuando uno ya no puede hacer otra cosa que escribir, desarmado por la vida.
Me gusta su reflexión sobre el no haber de una posibilidad intermedia entre el estar naciendo y el estar muriendo. Sobre la imposibilidad de una tercera vía más allá del estar ocupado en morir o estar ocupado en vivir. Tal vez, sin embargo, hubiera quien dijera que ambas cosas son en esencia lo mismo, la doble faz de una misma realidad, dado que no hay manera de vivir sin reposar sobre la certeza de la muerte, dado que no hay manera de ocuparse del morir si no es por y para seguir viviendo. Pero esto sería probablemente otro planteamiento que desvirtuaría la idea de Dylan, y al hilo de él, la de Cercas. Me quedo hoy con ambos, y con la idea de un vivir que es estar naciendo de continuo y participando plenamente, arrastrado por una ilusión que prefiere no demorarse en contemplaciones para apurar cada gota de lo vivido.
La canción de Dylan sólo me reafirma en su genialidad, que poco a poco sigo descubriendo. Verdad revelada, sí. No caben corazas frente a ella. Precisamente porque el filo de sus palabras proviene de su lucidez. Sólo que a rendiciones así yo me pliego gustosa. Gustosísima.
La chica en cuestión debería haberse lanzado sin pensarlo a los brazos de tu amigo. Infinitamente mejor esta comunión que la que ofrecen en las iglesias.
Y perdón por tanto rollo, pero es que el post lo merecía.
¡Un beso, doctor Lagarto!
Vaya,el Anónimo me ha quitado las palabras de la boca: también creo en Wilder, en Dylan, en Marcello... soy una atea muy devota.
Hoy llevo el día con un cabreo indefinido y molesto. Estoy aquí,en cama con el portátil aporreando las teclas con saña y me encuentro con esto.
Creo que voy a desconectarme (no sé si puedes ver mi sonrisa). Un poco de poesía era todo lo que necesitaba.
Buenas noches, señor Lagarto.
No conocía a este señor, pero me lo anoto. La verdad es que las letras de las canciones de Dylan suelen ser vida a saco, en vena, directas al corazón, viajes infinitios a través de ellas... No es mi Ray Davies, pero tiene todo mi respeto, faltaría mas.
Y sí, yo tb estoy de acuerdo en que no hace falta ir a misa, pudiendo escuhar sermones mas interesantes y sobre todo vividos.
Un besazo, tío. Ando con líos varios, pero ando, que es importante. Cuídate¡
(……..)
La víspera de la llegada hicieron una fiesta grande, con guirnaldas de papel y focos
de colores. Escampó al atardecer. El capitán y Zenaida bailaron muy juntos los primeros
boleros que por esos años empezaban a astillar corazones. Florentino Ariza se atrevió a
sugerirle a Fermina Daza que bailaran su valse confidencial, pero ella se negó. Sin
embargo, toda la noche llevó el compás con la cabeza y los tacones, y hasta hubo un
momento en que bailó sentada sin darse cuenta, mientras el capitán se confundía con su
tierna energúmena en la penumbra del bolero. Tomó tanto anisado que tuvieron que
ayudarla a subir las escaleras, y sufrió un ataque de risa con lágrimas que llegó a
alarmarlos a todos. Sin embargo, cuando logró dominarlo en el remanso perfumado del
camarote, hicieron un amor tranquilo y sano, de abuelos percudidos, que iba a fijarse en
su memoria como el mejor recuerdo de aquel viaje lunático. No se sentían ya como
novios recientes, al contrario de lo que el capitán y Zenaida suponían, y menos como
amantes tardíos. Era como si se hubieran saltado el arduo calvario de la vida conyugal, y
hubieran ido sin más vueltas al grano del amor. Transcurrían en silencio como dos viejos
esposos escaldados por la vida, más allá de las trampas de la pasión, más allá de las
burlas brutales de las ilusiones y los espejismos de los desengaños: más allá del amor.
Pues habían vivido juntos lo bastante para darse cuenta de que el amor era el amor en
cualquier tiempo y en cualquier parte, pero tanto más denso cuanto más cerca de la
muerte.
(…..)
-¿Lo dice en serio? -le preguntó.
-Desde que nací -dijo Florentino Ariza-, no he dicho una sola cosa que no sea en
serio.
El capitán miró a Fermina Daza y vio en sus pestañas los primeros destellos de
una escarcha invernal. Luego miró a Florentino Ariza, su dominio invencible, su amor
impávido, y lo asustó la sospecha tardía de que es la vida, más que la muerte, la que no
tiene límites.
-¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo? -le
preguntó.
Florentino Ariza tenía la respuesta preparada desde hacía cincuenta y tres años,
siete meses y once días con sus noches.
-Toda la vida --dijo.
Para mi Garcia Marquez, es, el “Boss” de las letras.
Besos
Me apetece mucho el libro. Lástima que haya restringido mis compras hasta que amplie las estanterías. Iré a la biblioteca a buscarlo.
Ummm,el de Salaminas no me gustó mucho y de momento se me quitaron las ganas de Cercas. A ver si pasa el tiempo y se me olvida...
Pero Dylan, ay, Dylan... Me apunto la respuesta de tu amigo y de ahora en adelante la soltaré ante cualquier pregunta inverosímil... Qué tipo más genial ese JR, jajaja.
Besote al ritmo.
Tenías que haber estudiado psicología, creo, pienso, digo... cosas mías...
Gracias, niño, se te leé bonito.. siempre. Intenciones... y corazón detrás franco y generoso.
Un besazo¡
Me gusta tu post, lo que has escrito tú. Me ilustra que lo documentes con tu personal bagaje, con las letras de otros hermanos de pensamiento y actitud, aunque, por encima de todo, yo vengo a leerte a ti.
Sí, en ciertos asuntos, como este de la vida, no se puede estar más que fuera o dentro.
Pero no es la razón la que me lleva al convencimiento. Si me supeditara a ella estaría perdida hace mucho.
Gracias por tus recomendaciones, como siempre, Nosurrender.
Un abrazo
Buenísima la anécdota de tu amigos, no lo había pensado pero sí, tienes algo de razón, en que Dylan es muy místico...
Sólo he leído Soldados de Salamina, y ví la película. Las dos me encantaron, sin duda mucho más la novela.
Por lo demás, la vida no tiene ningún sentido, sólo vivirla.
Amén ;)
Sabes , algunas mañanas , casi siempre de miércoles me he cruzado con Cercas.Él sale de la parada de ferrocariles de Gràcia medio cabizbajo y desenfocando ligeramente la mirada cuando levanta la cabeza , y yo voy andando ligeramente empanada hacia el despacho.
Es curioso porque en el mismo tramo y también en miercoles me suelo cruzar con otro escritor Albert Sanchez Piñol el de "La piel fría". Lo has leido?. Lo recomiendo mucho.
Solo le ví en dos ocasiones, pero me quedaron imágenes suyas que no he olvidado. Hace dos o tres días pensó que la ocupación de vivir ya no le satisfacía, y decidió que era mejor ocuparse en morir... y terminar rápido.
Se fue Josetxo.
Árbol, Soldados de Salamina es una gran novela, seguramente mejor que La velocidad de la luz. Pero por alguna razón, ésta me tocó más. Tiene momentos que me dejaron sobrecogido. Haces bien el ver las pelis de Wilder escuchar a Dylan. Me encanta verte por aquí ;) Besos.
Nausicaa, Bob Dylan, cuando se pone, es capaz de atravesar cualquier coraza. No ha defensa. Ni falta que hace. Un beso.
Mavi, la vida da muchas vueltas y en mil años pasa de todo. Mi amigo J está ahora casado por lo civil con una mujer estupenda, amante de Bob Dylan. La última vez que estuve en un concierto de Dylan, fui con ambos. Un beso.
Coblenza, JR no es de Dallas, sino de un pueblo de Teruel. Vamos, un sitio mucho más dinámico, moderno y civilizado que Dallas ¿no? Besos
Espero que le gustara esa novela, doctora Antígona, tanto como a mí. Usted lo explica muy bien. Ese verso de Dylan aparece en varios momentos de la novela, como hilo conductor de una sentimiento ambiguo que poco a poco va tomando forma hasta explotar. Y es que la poesía de Dyan es, como bien dice usted, muy lúcida. En cuanto a mi amigo, creo que está mejor en los brazos de su mujer. Un beso, Antígona!
Lula, somos unos mitómanos ¿verdad? Eso está bien. Estos mitos tan humanos mediáticos quedan mucho más cerca que las divinidades abstractas, trinas, etc. Un poco de poesía es todo lo que necesitamos todos, sí. Buenos días, rubia!
Tremends, tanto Soldados de Salamina como La velocidad de la luz están en ediciones de bolsillo. Por menos de diez euros te llevas a Cercas en un bolsillo, ya ves. Ray Davis también forma parte de la mitología de este blog, claro que sí. Un besazo y suerte con los líos!
Vaya Petita.... esto que has escrito es lo que se llama todo un spoiler de la novela de GGM :) Ese final es brutal, único, toda una lección de vida. Es una de sus mejores novelas. La leí hace mil años, cuando estaba vivo. Has puesto una de las frases importantes de esa novela: “lo asustó la sospecha tardía de que es la vida, más que la muerte, la que no tiene límites.” ¡Claro que sí! es muy springsteeniana esa frase, además :P Besos
Rubén, la edición de bolsillo no es más grande que un dvd, seguro que te cabe en cualquier parte. Espero que te guste.
Margot, tú y o siempre tenemos estos desencuentros ;) Cercas no es comparable con Dylan, claro que no. Dylan no es comparable con nada. J es genial, le quiero un huevo. Pero la vida es así, y casi no nos vemos. Besos.
Me interesa la psicología, Tremends. Pero con cuidado, que es un arma de destrucción masiva, eh. Otro beso.
Mityu, lo que he escrito yo está entre lo que ha escrito Cercas y lo que ha escrito Dylan. Me ruborizas! La razón tiene límites muy cercanos. Está bien respetarla, pero que ella también nos respete a nosotros ¿no? Un abrazo
Los Pasos, estoy seguro de que te gustará La velocidad de la luz, también. Y los artículos que escribe Cercas en El País Semanal. Normalmente, cuando abro ese espantoso dominical, sólo leo la página de Cercas y la de Marías. Y olvido la revista en la mesa sin más. el sentido de la vida es la muerte, y el sentido de la muerte es la vida. Sólo así podemos aceptar las dos cosas, supongo. Amén, hermana.
Mk, párale el próximo miércoles y dale las gracias de mi parte, eh. No he leído la Piel fría, pero me han hablado muy bien de él. Tomo nota! Gracias.
Carrascus, nunca le vi tocar a Josetxo. He leído la necrológica en el periódico y me ha interesado el personaje. Me pondré a ello.
muy buen texto, excelente escritor javier, y qué más decir de bob que lo que ya has dicho.
me quedo con la frase: "..lo importante no es estar vivo, sino estar naciendo.."
esa es una constante que trato de llevar a diario, sentir y disfrutar.
un gran abrazo!
Me gusta mucho también como colaborador periodístico, he leído muchos de sus artículos en El País.
Saludos:)
No se, yo siempre me resisto. No me entrego sin luchar.
Aunque sólo sea por diversión.
:)
Aquí si que estoy en todo al 100%. Que canción la de Dylan.
Con su permiso, doy difusión a esta publicación en mi muro de Facebook. Gracias por compartir entradas así de reveladoras. Un cordial saludo.
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