martes, febrero 09, 2010

Yo y yo


En el festival de Woodstock hubo medio millón de personas. Pero según una encuesta realizada recientemente en Estados Unidos, siete millones de norteamericanos afirmaron haber estado en el Festival. Nuestra mente está diseñada para recordar cosas que nunca ocurrieron.



Numerosos científicos han estudiado los mecanismos de la memoria y conocen ya la forma de implantar falsos recuerdos en las personas. Saben cómo se manipulan episodios personales y cómo se fabrican sucesos que nunca ocurrieron pero que condicionan nuestro presente y nuestra manera de ser.

La psicóloga Elizabeth Loftus demostró que estos recuerdos falsos pueden implantarse de manera definitiva en nuestra memoria –y condicionar así nuestra personalidad y nuestras decisiones del presente- con una simple sugerencia. Su estudio muestra que hasta un 25% de la población ha asumido recuerdos imaginarios que nunca han existido realmente. No es difícil imaginarlo; todos tenemos una madre que nos ha repetido una y otra vez alguna anécdota de nuestra infancia. Una anécdota que nos provoca nuestro propio “recuerdo” de aquella situación y que tiene el inmenso poder de influirnos en nuestro presente.

Quizás por eso, sólo en Estados Unidos, los modernos análisis de ADN han demostrado la inocencia de 201 condenados por violación tras la declaración de la víctima. Este conocimiento científico debería, incluso, afectar a todo el sistema judicial y poner en revisión el concepto de testigo.

Por otra parte, el paso del tiempo consigue que nuestro recuerdo original se desvanezca, dejando paso al recuerdo del recuerdo. Y este recuerdo del recuerdo se intenta reproducir incluso dentro de un esquema cinematográfico, ¡con su esquema de introducción-nudo-desenlace!, lo que nos obliga a rellenar los inevitables espacios vacíos. Y así nos inventamos la gran mentira de lo que somos nosotros mismos.

Los recuerdos nos sirven para situar en el presente algo o alguien, y reproducir lo anteriormente aprendido gracias a la experiencia que evoca. Esta experiencia evocada puede ayudarnos desde para abrir una puerta hasta para reconocer una persona que nos gusta.

Pero es que, además, la memoria es lo único que nos proporciona información acerca de nuestro yo, lo que nos identifica ante un espejo o ante el abrazo de la persona amada. Y ni siquiera podemos estar seguros de quienes somos si tenemos que renunciar a la fiabilidad de nuestra memoria. Nuestro sentido de nuestra identidad, de quiénes somos y qué hemos hecho, es indisociable de nuestros recuerdos, y nos tiene que inquietar que eso sea cuestionado porque entonces no sabremos quiénes somos y hasta qué punto nos hemos inventado.




“Lo que todos nosotros atribuimos confiadamente a la memoria es en realidad una forma de narración que se desarrolla sin cesar en la mente y que a menudo se transforma al ser contada. Son demasiados los intereses emocionales que entran en conflicto para que la vida llegue a ser nunca plenamente aceptable, y tal vez sea labor del narrador elaborar las cosas de tal modo que se ajusten a este fin. En todo caso, cuando hablamos del pasado mentimos cada vez que respiramos” (William Maxwell, Adiós hasta mañana)




“Yo y yo, el uno le dice al otro; ningún hombre que ve mi rostro vive” (Bob Dylan)



Un libro para Elizabeth Loftus: Hasta que te encuentre, de John Irving

Una película para Elizabeth Loftus: Un tranvía llamado deseo, de Elia Kazan

Una canción para Elizabeth Loftus: I and I, de Bob Dylan


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62 Comments:

Blogger Dante Bertini dijo...

memoria, desmemoria?
inventan, mienten, falsean anécdotas para que sus vidas tengan más interés.

febrero 10, 2010 12:05 a. m.  
Blogger Diana H. dijo...

Interesantísimo tu post. Hay que reconocer que uno se reconoce bastante en él. O por lo menos veo en él la idea de mí que tengo, que ahora que me acuerdo...
La memoria nos juega juegos fascinantes. Por lo visto hace nuestra historia mucho más atractiva.
Saludos.

febrero 10, 2010 12:33 a. m.  
Blogger Carol dijo...

Tienes que ver Vals con Bashir, entonces...
Saludos :)

febrero 10, 2010 12:59 a. m.  
Blogger RBC dijo...

La memoria puede resultar frágil muchas veces y además puede ser recreada y hasta deformada. Incluso podemos aceptar como válido aquello que se teje dentro de nuestro cerebro a tal punto que resulta para uno mismo algo real, que sucedió.

La fiabilidad y confiabilidad de los recuerdos alojados en la memoria no garantizan siempre su veracidad o mejor dicho, no se ajustan al 100% todas las veces.

Entonces, es válido cuando expresas que "nos podemos inquietar" al ser cuestionada nuestra identidad: quiénes somos y qué hemos hecho.
Imagina ahora cuando pensamos en una dolencia tipo Alzheimer...

Te recuerdo mis afectuosos saludos Lagarto :)

febrero 10, 2010 3:16 a. m.  
Blogger Jota dijo...

Tu entrada produce vértigo, porque si de algo solemos fiarnos, es de nuestra memoria. Si recordamos algo como si hubiera sucedido ayer y somos conscientes de no haberlo manipulado (aunque, según indicas en tu entrada, podemos haberlo hecho, en parte o por entero), nos gusta pensar que todos esos detalles que recordamos como ciertos en nuestra cabeza lo fueron también en el momento de los hechos rememorados.
Produce escalofríos pensar que ya hay científicos sueltos conocedores de los mecanismos de manipulación de la memoria (en esto se gastan nuestros impuestos...).
Concluyo diciéndote que leyendo tu texto me ha venido a la memoria (¡malo!) la gran película El viaje a ninguna parte, donde ese mecanismo de protección del cerebro que es crear recuerdos falsos mas placenteros se manifiesta en la senectud del personaje de Pepe Sacristán.
Ah, y yo no había nacido en el 69, pero estuve en Woodstock, vaya que sí, me acuerdo como si fuera ayer... ;)

febrero 10, 2010 8:17 a. m.  
Blogger Novicia Dalila dijo...

Superinteresante el tema, Nosu. Y cantidad de cosas que no sabía también.
Es cierto que la memoria es lo único que tenemos para conocernos y re-conocernos, pero si es manipulable, como dices, entonces...¿qué fiabilidad tiene???
Me alegra saber que hay estudios que sirven para algo más qu llenar de estadísticas absurdas nuestras vidas.

Un beso, Nosu

febrero 10, 2010 8:55 a. m.  
Blogger MK dijo...

Ya lo decía Mark Twain:
"Cuando era más joven podía recordarlo todo, hubiera sucedido o no"

febrero 10, 2010 9:15 a. m.  
Blogger Margot dijo...

Dado mi despiste crónico puedo asegurar que no me extraña nada. Nunca he confiado en mi memoria, estoy habituada pues.

Pero además tengo cierto toque cuentista (ya, el término literario quedaría mejor pero me gusta llamar a las cosas por su nombre, jeje) que me lleva a adornar las historias y sé que también mis recuerdos.

Pero me gusta así, no me supone ningún trauma el haberme inventado o reinventado en ocasiones. Lo que me mosquería es no ser consciente de ello, pero teniéndolo claro... Será que me gusta jugar con mi yo y no creérmelo más de lo que se merece.

Me dejó más extrañada descubrir que hay una especie de anestesia que te aplican en pruebas médicas que provocan dolor. Esta anestesia lo que hace no es evitar el dolor sino que elimina el recuerdo del mismo y por tanto es como si nunca hubiera existido una vez finalizada la prueba.

Pues ésto me inquieta mucho más, mira tú...

Besos al despiste!

febrero 10, 2010 10:14 a. m.  
Blogger Merce dijo...

Lo que si es cierto es que es mucho más fácil olvidar lo malo que lo bueno. Por suerte!!!

febrero 10, 2010 12:39 p. m.  
Blogger Ines dijo...

No tengo recuerdos , solo recuerdos de un recuerdo.
Un beso

febrero 10, 2010 12:50 p. m.  
Blogger Mcartney dijo...

Lizard:
Así me pasa a mí, que cuando me hablan de la memoria histórica no sé si cortarme las venas o dejármelas largas.

febrero 10, 2010 2:08 p. m.  
Blogger panterablanca dijo...

La memoria es selectiva, sólo nos acordamos de lo que queremos, y a la larga, solemos recordar más lo bueno, que lo malo. Supongo que es un mecanismo de defensa. Acordémonos si no, de la gente que sufre algún hecho tan traumático, que son incapaces de recordarlo. Pero yo creo que en otros niveles menos traumáticos, también sucede, quizá más a la larga.
A mí también me parece terrible que se pueda manipular la memoria. ESto me ha recordado la escena de Blade Runner, cuando Rachel rememora sus recuerdos convencida de ser humana, y al final resulta que se los implantaron artificialmente, y que no es más que otra replicante. Tremendo.
Besos de pantera.

febrero 10, 2010 2:40 p. m.  
Blogger Tesa dijo...

En conclusión y sin necesidad de estudios: somos una mayoría de pirados.

Aunque yo no recuerdo haber estado en Woodstock.

febrero 10, 2010 4:43 p. m.  
Anonymous El peletero dijo...

Apreciado Lagarto, siete millones de norteamericanos dicen que estuvieron en Woodstock y casi la mitad de los españoles entre 60 y 70 años cuentan que se encontraban en Paris, precisamente, en mayo de 1968.

El otro día hicieron por televisión “Camino a ninguna parte”, donde un actor fabula, al final de su vida, con una carrera profesional de éxito que nunca ha tenido. La ilusión es tan real que se sorprende cuando sus compañeros lo acusan de mentiroso.

En “Desafío Total” se realizan verdaderos implantes de memoria artificial. Los replicantes de “Blade Runner” recuerdan pasados inexistentes.

A Pere Calders le demandaban que escribiera sus memorias y él respondía siempre que todavía no podía hacerlo porque su memoria era demasiado buena y que lo recordaba todo demasiado bien.

La cita de William Maxwell es perfecta, es cierto, cada vez que recordamos mentimos, pero... ¿a quién importa?

Saludos

febrero 10, 2010 5:55 p. m.  
Blogger Food and Drugs dijo...

La vida a palo seco no tiene gracia, es su dimensión épica lo que realmente le añade valor.
La anécdota de Woodstock, sin embargo, es un caso claro de lo contrario. De como a veces nos fabricamos un personaje irreal para ser queridos o al menos no ninguneados por los demás.
En todo caso, si eso te hace sentir mejor, fenomenal.
Cuanto más peliculero, más feliz es uno.
Saludos

febrero 10, 2010 7:48 p. m.  
Anonymous k dijo...

Solo al intentar poner en palabras un recuerdo, ya lo estás manipulando y falseando, con la mejor de las intenciones, eso sí. Necesitamos organizar los recuerdos para entender muchas veces lo que nos pasa, lo que hacemos, lo que somos. Para organizarlos, los tergiversamos.

Te dejo una frase de John Irving sobre la memoria, que parece ser un tema que le fascina:

La memoria de un narrador es una proveedora de detalles especialmente imperfecta. Un detalle imaginado es siempre mejor que uno recordado. El detalle correcto pocas veces es con exactitud lo sucedido; el detalle más verdadero es lo que podría o debería haber sucedido.

febrero 10, 2010 8:28 p. m.  
Blogger Makiavelo dijo...

¡Uf! No estamos nada lejos de los replicantes de Blade Runner.
Qué adelantado y visionario nos salió Philip K. Dick.

Hay que estar atentos.

Saludos.

febrero 10, 2010 9:21 p. m.  
Blogger kamala dijo...

Una película para un lagarto a vueltas con la memoria: Memento, de Cristopher Nolan.

Un libro (bueno, un relato) para ese mismo lagarto: Funes el memorioso, de Jorge Luis Borges.

Saludos

febrero 11, 2010 9:10 a. m.  
Blogger Miss.Burton dijo...

Que peligro tiene la memoria... Andaba yo hablando de eso estos días con alguien a quien le ha dejado su pareja. No recordaba nada malo, pero era obvio que había una cantidad importante de problemas y malos rollos, que habían desencadenado dicho final. Le dije que cuando uno es en exceso nostálgico, melancólico, etc, la memoria distorsiona los recuerdos y nos trae una verdad con la que podamos vivir, porque la real, no nos daría ni para andar un kilómetro. El famoso autoengaño. Para mi la memoria es una hija de puta pagada por nuestro inconsciente. Hace lo que la da la gana, y por mucho que nos empeñemos en darle el justo valor a las cosas, y en no deformarlas, el tiempo pasa, y como bien cuentas, hay espacios que quedan vacíos, y tendemos a rellenarlos erróneamente.
Creo que tener una memoria íntegra y objetiva, es bastante dificil, la vida nos abolla, y todo queda en la retina, y al final, somos un conjunto de lo que queríamos ser, lo que sabemos que debemos de ser, y lo que esperamos ser. SUBJETIVIDAD POR UN PUÑO, y realidad... poca.
De todas maneras, ando abogando por una memoria sana, ya te contaré si me sigue engañando, ó si la gano la batalla.
Me ha gustado mucho el post... llevo muchos días dando vueltas a esta cuestión...
Un besazo¡

febrero 11, 2010 9:35 a. m.  
Blogger Conxa dijo...

El otro día leía un articulo que hablaba del tema,Lagarto.Su título :Los recuerdos ¿Un error de la memoria? En tu post hablas de la manipulación que podemos hacer nosotros u otros de nuestros recuerdos, el artículo se basa en que es nuestro cerebro el que lo hace.Basados en estudios clínicos llegan a la canclusión de que"la memoria autobiográfica" tiene poco que ver con el pasado.Los recuerdos acerca de las experiencias vividas forman la identidad de una persona y forman su memoria. Los sucesos pasan de la memoria de corto alcance al sistema límbico, en donde son clasificados según su carga emotiva y según este estudio son los sentimientos los que transforman un dato en un recuerdo. Uno no recuerda lo que sucedió, sino lo que sintió cuando algo sucedió,algo que me parece bien interesante. Esta es la respuesta,según ellos, a por qué algunos recuerdos permanecen y otros son fugaces.
Son muchas las preguntas que se abren ante la certeza de que nuestro cerebro manipula información para hacernos recordar episodios que no existieron nunca.Y aquí se plantea las mismas preguntas que tu post: ¿Hasta qué punto podemos seguir confiando en nuestra percepción, en lo que llamamos elaboración de la realidad? ¿Cuándo es real lo recordado? ¿Aquella bofetada de mamá, o el perfume de nuestro primer amor? ¿Y la dicha pasada, y el pasado dolor? ¿Y qué es ajeno y qué es propio en un mundo en el que todo sucede una y mil veces y todo se relativiza?

Lo importante es no perder la cabeza en ese reinventarse uno mismo cada día ,porque en el fondo vivir es una transformación permanente de nosotros, de nuestro yo.No crees?? ( ;

febrero 11, 2010 10:43 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

No somos nada... es un poco deprimente a veces observar nuestras flaquezas, pero bueno, qué le vamos a hacer... si mañana no nos acordaremos :P

besos

febrero 11, 2010 4:45 p. m.  
Blogger Vivian dijo...

Los mecanismos de la memoria, como la mente en general es un tema fascinante, entre otras cosas por lo desconocido, porque mientras el soporte físico, el cerebro está más que estudiado, en el estudio de la función en abstracto, de la mente, estamos en pañales, por eso en muchas ocasiones se recurre a la estadística, método usado en medicina frente a obstáculos insalvables en el estudio pero absolutamente anticientífico, la ciencia debe comprobar empíricamente para poder afirmar, supongo que es por eso que siempre he tenido más fe en la psiquiatra que en la psicología, aún reconociendo los méritos de esta última, que son muchos.

En realidad no son sólo los recuerdos los que se escapan a nuestro control a través de ese subconsciente incontrolable que decide qué y como recordar los hechos que han ido pasando a lo largo de la vida, la percepción de las cosas, el asignarle sentimientos a las percepciones, todo eso escapa a nuestro control, somos verdaderos esclavos de nuestro propio cerebro, que, va por libre en la mayoría de las acciones de las que está a cargo, hay tan pocas cosas que realmente somos capaces de controlar, sobre las que rige nuestra propia voluntad, que a veces, sólo pensarlo asusta.

Una entrada interesantísima, me encantan estos temas, por cierto me encantó la recomendación cinéfila, un peliculón cien por cien recomendable.

Besos

febrero 11, 2010 7:01 p. m.  
Anonymous Gemmayla dijo...

Esto que mencionas, NoS. se lo eschuché decir a un entrevistado en Redes de E. Punset y lo mensiona el propio Punset en su libro "El alma está en el cerebro". Me llamó mucho la atención en su día y me hizo replantearme si algunos recuerdos muy marcados y presentes en mi memoria de mi más tierna infancia - tres y cuatro años - corresponden a incidentes que sucedieron realmente o no. Uno de ellos es que recuerdo como si fuese ayer que teniendo 3 años metí la cabeza entre los barrotes de una valla que protegía el estanque del recreo del colegio y recuerdo que se armo mucho revuelo; vinieron los bomberos porque las monjitas no éran capacez de sacar mi cabezota de ahí. Lo increíble es que mi madre no recuerda nada de esto y sin embargo yo lo recuerdo como si hubiese sucededido ayer. Recuerdo el rostro de un bombero y el de las monjas y tb. el de las niñas que me contemplaban y se reían en torno al estanque. Menuda guasa como para no ser cierta !!!

Smuaquis....sensacional tu post

febrero 12, 2010 10:44 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Dante, la mentira es algo distinto de la desmemoria. Supongo que la falsificación consciente de una anécdota se queda en impresionar al otro, sin cambiar la personalidad de quien sabe que es una mera patraña. Salud!


Luzdeana, la memoria nos dice quienes somos. Toda la historia, todas las explicaciones nos las proporciona ella. Gracias por pasarte por aquí!

febrero 13, 2010 11:07 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Carol, decía Freud que una experiencia traumática puede bloquear la memoria de un hecho concreto para impedir que salga del subconsciente aquello que tanto daño nos puede hacer. A veces nuestros inconscientes, tan “nosotros” como nuestros conscientes, son completos desconocidos peligrosos. Gracias por pasarte por aquí ¡saludos!


RBC, teniendo en cuenta que cualquier recuerdo que tenemos es un recuerdo de un recuerdo, recreado de manera cada vez más alejada de la experiencia original, nuestra idea de “lo que fue “real” debe estar completamente distorsionada. En cualquier caso, las emociones que nos provocan esos recuerdos falsos o no son completamente reales. He pensado en el Alzheimer cuando escribía este texto, pero es un tema que me causa tanto miedo y tanta desazón que he preferido no mencionarlo. Besos!

febrero 13, 2010 11:07 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Jota, nuestra memoria puede ser manipulada por nuestro inconsciente, pero también por terceras personas (en esto, las madres siempre han tenido mucho protagonismo). El viaje a ninguna parte es una gran película, tengo ganas de volver a verla un día de estos. Por el momento, tengo otra gran película de Fernán Gómez bajando: Stico. Algún día hablaré de ella por aquí. Un tema muy interesante :) Salud!



Dalila, no tiene un 100% de fiabilidad, en absoluto. Así, muchas de las cosas que creemos que nos han demostrado algo son, simplemente, mentira. Entonces, ¿somos realmente lo que creemos que somos? Es inquietante ¿verdad? :) Besos!!!

febrero 13, 2010 11:07 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Mk, quizás una de las ventajas de hacernos mayores es que se nos disculpa no tener que acordarnos de todo, haya sucedido o no ;) Besos!


Margot, si tienes clara la diferencia entre el adorno y lo real, entonces no hay ningún problema: te conoces. El problema es cuando nos condicionan recuerdos manipulados que no se corresponden con la realidad. Me ha parecido muy interesante lo de la amnesia en lugar de anestesia, ¿lo compraríamos en una farmacia si así pudiéramos olvidar recuerdos dolorosos? Un tema muy interesante. Besos!

febrero 13, 2010 11:07 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Merce, es un mecanismo de supervivencia que tenemos, desde luego. Alguien decía que si fuéramos capaces de recordar toda la intensidad de todo el dolor que nos ha causado estar vivos, simplemente no querríamos estarlo. Besos!


Casilda, claro. Dicen que cuando evocamos un recuerdo en nuestra mente, estamos creando esa experiencia, que será la recordada cuando volvamos a evocarlo. Besos!

febrero 13, 2010 11:08 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Mcartney, en realidad todas las leyes de memoria histórica que se han hecho sirven para poder aislar la realidad de las emociones y que podamos aprender de la experiencia y no de los mitos.

No sé cómo podría resultar en un país tan cainita como España, pero en Alemania ha conseguido unificar a un país en ruinas físicas y morales que, hoy por hoy, es el más importante de Europa en todos los sentidos.

Salud!

febrero 13, 2010 11:08 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Pantera, tienes razón: la memoria es selectiva, y trata de hacernos sentir bien con nosotros mismos. Y eso se agradece :) me encanta Blade Runner, es una grandísima película, con un guión que tiene muchas cosas inagotables. El tratamiento de la memoria como identificación del yo es una de ellas. Besos saurios!


Tesa, que extraño que no recuerdes haber estado en Woodstock, porque yo recuerdo perfectamente haberte visto allí :P

febrero 13, 2010 11:08 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Tienes razón, Peletero: el París del 68 es el Woodstock de los españoles :) y correr delante de los grises, también. Escuchando a algunos más mayores que yo, me pregunto quiénes serían los grises, porque todos los españoles eran muy demócratas y todos corrían delante de ellos. Eso sí, Franco murió en la cama, de viejo.

Has traído películas muy interesantes, se ve que es un tema que inspira mucho. La cita de Maxwell la he sacado del libro que recomiendo, Hasta que te encuentre, de John Irving. Siempre me ha parecido tan dura como lúcida.

Saludos!

febrero 13, 2010 11:08 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Food&Drugs, es posible que los seis millones y medio de americanos que no estuvieron en Woodstock mientan, claro que sí. Pero también es posible que alguno de ellos, realmente confunda alguna fiesta bastante pasada de su juventud con aquel festival. Hemos visto demasiados videos y una generación entera se ha hecho protagonista de aquello. Quiero decir, a veces somos conscientes de lo que nos mentimos, pero otras no lo somos. Nuestro cerebro nos engaña sin que nos demos cuenta. Salud!


Makiavelo, a veces me pregunto si no sabemos siquiera si somos nosotros también replicantes. Ah, cómo me gusta esa película. Salud!

febrero 13, 2010 11:08 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

K, tienes razón; las palabras y la sintaxis son trampas muy precisas, también. La función del narrador es muy interesante, y no puede desprenderse del contexto ni de la estructura para “idear” cada recuerdo. Y si el concepto de narrador es básico para entender cómo queremos entendernos cuando nos evocamos, en estos tiempos donde la cultura audiovisual está en todas partes desde que nacemos, aún es peor.

¿No te pasa a ti como a mí, que recuerdas con travelings, fundidos a negro o planos americanos? :P

Besos.

febrero 13, 2010 11:09 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Kamala, Memento es una gran película, sí. Y trata el tema de lleno. Pensé en ella también cuando escribía este texto, pero preferí quedarme con la peli de Elia Kazan porque en Memento lo que hay es una ausencia de memoria, más que una memoria falsa que condiciona nuestra actitud ante la vida, que es lo que le ocurre al fascinante personaje de Blanche. Saludos!


Tremends, supongo que esa nostalgia de la que hablas es un mecanismo de autodefensa: si sólo recordamos lo bueno, nos querremos más y estaremos más contentos de vivir. Supongo también que escribir lo que nos pasa y lo que sentimos en el momento en que nos ocurre, puede ayudar a mantener “puro” ese recuerdo. Pero no sé si entonces nos reconoceríamos en esa “realidad” más de cómo nos reconocemos en los recuerdos mutables que guardamos dentro de nosotros. Espero que ganes todas tus batallas. Besos!!

febrero 13, 2010 11:09 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Conxa, he estado buscando el artículo que recomiendas en la red, pero no lo encuentro. En cualquier caso, has explicado muy bien el tema. Me ha parecido muy interesante que no recordemos lo que sucedió sino lo que sentimos cuando sucedió. De alguna manera, el mundo sólo se nos presenta atravesando nuestra piel. Esto es, el mundo es una emoción, más que una realidad. Y si, encima, como bien dices, nosotros nos transformamos continuamente, entonces es para marearse, sí :) Besos.



Miabi, estará bien si nos acordamos de nuestras debilidades mañana: nos sentiremos entonces más fuertes y con menos miedos. Claro que sí ;) Besos!

febrero 13, 2010 11:09 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Vivian, la verdad es que siempre me han fascinado los estudios sobre el comportamiento del cerebro, y esos libros de Punset :) La verdad es que asusta lo que cuentas acerca de lo poco que podemos controlar nuestro cerebro. Y nos asusta porque pensamos que es, precisamente, aquella parte que más “controlamos”, hasta el punto de hacer de él el centro de todo nuestro Yo.

Un tranvía llamado deseo es una grandísima película, sí. Creo que el personaje de Blanche explica bien cómo esa confusión mental puede condicionar todo lo que hacemos, sin que aflore el sentimiento de culpa.

Besos!

febrero 13, 2010 11:09 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Gemmayla, es un tema muy Punset, sí. Su fascinación con el cerebro me fascina. El tema, Gemmayla, es que ya da igual que aquello de tus tres o cuatro años fuera o no verdad. Porque ha influido completamente en tu vida, incluso más que otros hechos que puedan tener más verosimilitud contrastada. Somos complicados, sí. Maravillosamente complicados. Besos!

febrero 13, 2010 11:10 a. m.  
Blogger la jardinera dijo...

¡Qué buena esta relexión sobre la memoria y los recuerdos!

Yo la tengo bastante jodidilla. Mi padre murió de Alzheimer y me da tanto miedo enfrentarme a esa posible realidad, que no hago nada por ir al médico ni ná de ná.

Pero tengo auténticas lagunas en mi memoria que me hacen entrar en pánico.

Y no siempre olvido lo malo, olvido cosas insustanciales, hechos importantes... Dicen que lo que realmente no me interesa, no lo almaceno en mi memoria, pero eso no es cierto. No ando haciendo diferencias cuando alguien me está contando algo. Es que no olvido únicamente lo que me cuentan, sino también hechos vividos.

En fin, lo dejo, que me pongo mala!

Besicos lagartijo,

febrero 14, 2010 10:57 a. m.  
Blogger atikus dijo...

Yo cada día ando peor de la cabeza...seguro que pillo la enfermedad esa con nombre de pirula...alzheimer o como se diga...lo que si suelo recordar son las cosas del pasado pero las del presente...¿que estaba diciendo?...bueno da igual!!

ah pues yo fui a Woodstock ;)


saludos

febrero 14, 2010 1:12 p. m.  
Blogger Luna Roi dijo...

Yo estoy segura de haber estado en Woodstock, pero no me enteré de nada: entre el lío que había y que aún no había nacido.

Mediodía y todavía estoy esforzándome camino adelante por la parte más oscura,/ Adentrándome en senderos estrechos, no puedo tropezar ni pararme./ Otro esta hablando con mi boca, pero sólo escucho a mi corazón. He hecho zapatos para todo el mundo, incluso para ti, pero yo continuo descalzo./ Yo y yo...

Besos!

febrero 14, 2010 5:38 p. m.  
Blogger ana dijo...

Yo siempre he pensado algo así, que somos la narración de nuestra propia percepción... y que en esa percepción a veces perdemos muchos matices y nos inventamos los que nunca existieron. No debemos tomarnos nunca demasiado en serio nuestro yo... esa narración que creemos que somos o esa narración que los demás creen que somos.

Inenarrables que somos, pero bueno, es divertido intentarlo. cómo te ves, cómo te ven y cómo te inventas... jajajaja.

Un abrazo.

febrero 14, 2010 6:57 p. m.  
Blogger Antígona dijo...

La verdad, doctor Lagarto, es que me parece extremadamente inquietante todo lo que plantea en el post. Porque soy de las que creen firmemente que no somos más que una construcción que constantemente elaboramos y reelaboramos a partir de la memoria, del presente vivido, y de las expectativas depositadas en el porvenir. Y que esa construcción es, además, necesariamente narrativa: somos lo que nos contamos a nosotros mismos que somos, lo que contamos a los demás que fuimos, somos y seremos. Somos el modo en que nos narramos a nosotros mismos, en la intimidad de nuestras conciencias, lo que fueron tales o tales acontecimientos que nos marcaron, lo que sentimos en aquel momento, lo que hicimos ante aquellas circunstancias. El modo en que nos explicamos, siempre en palabras, siempre en conceptos, el conjunto de sucesos que creemos nos explican y dan sentido. Sobre la base de esa narración aportamos a nuestra vida el sentido y la coherencia que en sí misma no tiene. Y el resultado de todo ello es esa identidad en constante remodelación, necesariamente abierta e incompleta hasta el día de nuestra muerte, en el que el testigo de esa narración quedará en manos de otros que serán los que nos narren y nos cuenten.

Pero, ¿qué sucede si esa narración se sustenta sobre cimientos tan endebles como una memoria en la que nosotros mismos, u otros, pueden introducir falsos recuerdos? Puedo asumir sin excesivo problema que nuestra memoria sea tremendamente selectiva, como lo es ya nuestra propia percepción de la realidad. Que se transforme y hasta cierto punto falsee cada vez que la revisitamos, puesto que siempre tenderemos a interpretar lo vivido a partir de lo que ocurre en el presente, o a partir de la historia completa y ya parcialmente cerrada en la que se insertan esos acontecimientos vividos. A fin de cuentas, la narración de cualquier hecho puntual depende del marco en el que se integra, hasta el punto de que un mismo hecho puede ser leído de maneras distintas, incluso contrarias, si lo contemplamos en cuanto perteneciente a dos historias diferentes. Usted mismo lo ha dicho: en ese esquema de introducción-nudo-desenlace, cada recuerdo queda sometido al todo, y moldeado, maleado en función de él. Nada más falso que la representación de la memoria como una suerte de archivo de fotografías fijas e inalterables. Nuestra memoria es, por el contrario, algo vivo, algo que se va transformando con nosotros mismos.

Ahora bien, que todo este proceso de remodelación, de transformación, de fluctuación, en el que no existe un original intacto que nos sirva de criterio para certificar la veracidad de nuestros recuerdos, también incluya la posibilidad de albergar recuerdos no sólo falseados o adornados, sino completamente falsos, ya me parece el colmo de lo desasosegante. Porque lo que se deriva de él es la imposibilidad de contar con un suelo mínimamente veraz sobre el que edificar nuestro yo. Y el vernos arrojados de lleno al campo de la mentira, de la invención, de la ilusión.

Por fortuna, los otros, cuando se trata de experiencias compartidas, no son sólo esos inductores de falsos recuerdos, sino que también actúan, aunque sea de manera precaria, como el criterio de verdad del que carecemos cuando se trata de experiencias vividas en soledad y sin más testigos que nosotros mismos.

Quizá toda la cuestión estribe en asumir que categorías como verdad y mentira tienen límites difusos, borrosos, cuando nos enfrentamos al problema de determinar quiénes somos. Que frente a ese problema, sólo hay grados de más o menos verdad, de más o menos mentira. En cualquier caso, parece que la posesión de la verdad sobre nosotros mismos no es más que una quimera imposible. Tanto desde el punto de vista de la memoria que nos forja como desde tantos otros puntos de vista.

Un beso desasosegado, doctor Lagarto!

febrero 15, 2010 11:24 a. m.  
Blogger Claudia dijo...

Lagarto, gran tema el de la memoria, he trabajado bastante con ese tema en mi campo y la verdad es que después de pensar y pensar creo que la memoria y el recuerdo, lo que tiene que ver con el pasado y lo ya vivido, es bastante mas real que el presente y el futuro, es lo mas seguro y lo que nos forma mas detalladamente.
Me ha encantado, voy a leerlo otra vez mas.

Un beso desmemoriado

febrero 15, 2010 8:19 p. m.  
Anonymous Arturo dijo...

Puede que la memoria diga más cosas sobre nuestro presente que sobre nuestro pasado. En cuanto a la identidad, yo confío con cautela en los actos. Algo ha de haber de verdad en que podamos reconocernos y comunicarnos, aunque sea mínimamente. Saludos!

febrero 15, 2010 9:32 p. m.  
Blogger Maeve dijo...

Lo siento, sigo siendo incapaz de leerme todos estos comentarios, me dan complejo de inferioridad.

No creo que inventemos recuerdos pero sí, y estoy muy segura de ello, que acabamos recordando el recuerdo del recuerdo y que, cuanto más evocamos un recuerdo más lo degradamos.

Pregunta: ¿Por qué "Hasta que te encuentre"?, ¿por qué, de todos los libros de Irving, precisamente ese?

Un saludo :)

febrero 16, 2010 1:49 a. m.  
Blogger Roberto dijo...

mañana a estas horas dudaré si realmente de mis recuerdos y de haber pasado por tu rincón...

tus letras rezuman filosofía y duda por cada uno de sus grafías...me encanta

un abrazo compañero

febrero 17, 2010 4:06 p. m.  
Blogger Shandy dijo...

Lagarto, hay la invención consciente de ilusos “recuerdos”. “yo también estuve allí!”. Es el deseo frustrado, la necesidad de protagonismo o de que te quieran. Una ilusión que, a veces, provoca la sonrisa: Franco murió en la cama, pero tener un pasado “guerrillero” da pedigrí.
Me pregunto para qué recordamos:
-Volver a pasar por el corazón momentos felices.
-Exorcizar el dolor.
-Indagar en lo que fuimos para explicarnos lo que somos.
-Dar luz a momentos vividos que con la perspectiva del tiempo podemos entender mejor y ponerle palabras (el pensamiento y el razonamiento de un niño es mítico. El adulto puede pasar al logos).

Son perspectivas diferentes y por tanto la forma de proyectar y proyectarnos sobre lo vivido también. Creo que en ocasiones se hace una “recreación” consciente del pasado (no estoy hablando sólo de ficción), tomamos lo esencial y el resto lo literaturizamos, oralmente o por escrito, lo adornamos, le ponemos humor y todo esto siendo conscientes de ello. Pero también es cierto que nuestra memoria es el recuerdo del recuerdo y de lo que nos han contado y de forma inconsciente se va transformando: “No es que la gente tenga la intención de mentir, sino que cuando se trata del pasado la verdad tiende a volverse turbia muy pronto” (El país de las últimas cosas, Paul Auster).
Diría que lo más peligroso es el “autoengaño consciente” para no enfrentarse a muchos miedos, fabricarse un pasado falso que puede llegar a superponerse, confundirse o anular al “existido” . Creo que esto puede pasar factura. La vida y una “realidad” más cierta (no digo “verdadera”) se suelen acabar imponiendo. No me inquieta tanto que se cuestione la fiabilidad de la memoria personal como el hecho de falsear conscientemente nuestros recuerdos por miedos, o el hecho de que nos induzcan y/ o propicien la creación de vivencias que nunca existieron. Me inquieta sobre todo con qué finalidad se lleva a cabo esto último, cuál es la intención o el interés.
Recordar y volver sobre lo vivido me parece necesario y útil- a veces doloroso y otras delicioso-, somos el resultado de nuestro pasado y necesitamos esa retrospección: “Si falta la memoria, falta la conciencia de existir. El criterio para distinguir la vigilia del sueño es la memoria”(Beckett). Pero nos movemos siempre entre la niebla y caminamos a tientas, como mucho podemos aspirar a ir descubriéndonos y construyéndonos cada día un poco, intentando, en la medida de lo posible, ser lo más coherente posible con uno mismo y sabiendo que somos dudas, interrogantes e incertezas. Y me parece muy sano lo que haces con esta entrada: cuestionar , reflexionar, poner una interrogación... mantener alerta nuestra conciencia y nuestra inconsciencia.
Entiendo que aquí hablas de recuerdos individuales porque la manipulación aún es más peligrosa y más inquietante cuando se hace sobre la conciencia colectiva, hubo y hay cabrones que saben que “ Una mentira mil veces repetida se convierte en verdad”
Un abrazo consciente…

febrero 17, 2010 5:44 p. m.  
Blogger dany dijo...

guau!que bueno volver a leerte...es que sos groso!
si creo que es cierto aunque de miedo.
creo que al repetirnos episodios los re inventamos, y creo que aveces lo hacemos para quitar dramatismo o sufrimiento...
aveces es dificil asumir las realidades tal cuales son...
besos

febrero 17, 2010 9:10 p. m.  
Anonymous El peletero dijo...

Apreciado Lagarto, una dictadura no aguanta 40 años sin la colaboración de la mayoría de su población. Siempre es así en todos los casos, el terror no es suficiente. También es verdad que España salió devastada y casi herida de muerte de una guerra atroz.

En Francia todos eran de la resistencia y en Polonia todos estaban afiliados a Solidaridad. Ahora los tiempos son diferentes, pero las mentiras son las mismas.

Un placer leerte aunque en muchos casos discrepemos, esta vez no.

febrero 18, 2010 8:07 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Jardinera, el alzheimer es una enfermedad muy dura, que recae con más fuerza sobre los que están alrededor. Siento que pasarais por todo eso. De todas maneras, no hace falta llegar a esos extremos para que podamos comprobar lo endeble de nuestra memoria a veces. Supongo que nos pasa a todos. Besos.



Atikus, la verdad es que a veces nos toca estar en algunas conversaciones tan insustanciales que lo mejor que podemos hacer por nuestra salud mental es olvidarlas según se van produciendo. Lo pasamos bien en Woodstock, ¿verdad? :) Salud!

febrero 21, 2010 1:47 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Bellaluna, veo que conoces la canción de Dylan. Es de su época religiosa, que es la que me resulta más extraña en él. Pero, a pesar de esa extraña tara, I and I (y todo el Infidels en general) tiene una gran calida poética y un montón de preguntas que se quedan en la mente cuando la escuchas. Me gusta. Besos!



Literata, qué envidia me da el verano austral en esta época del año. En mi ciudad, Madrid, el invierno está siendo duro y húmedo. Tengo unas ganas locas de calor y vacaciones. Bienvenida y besos!

febrero 21, 2010 1:47 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Ana, Kamala había mencionado ahí arriba el cuento de Borges de Funes el memorioso, en el que narra lo que ocurre con un hombre que no pude dejar de percibir más y más y más acerca de su realidad y de sus recuerdos. El caso es que es imposible vivir así, siendo plenamente conscientes de toda la realidad que se nos presenta.

Así que creo que tienes razón, que lo mejor es no tomarnos demasiado en serio ;)

Besos!

febrero 21, 2010 1:47 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Doctora Antígona, tiene usted razón: siempre estamos estudiándonos. Parece que “Yo soy así”, o “A mí me gusta esto” no son sólo son mensajes para los demás, sino también para nosotros mismos, para dotar de sentido y coherencia a nuestra existencia.

Creo que el pasado sólo existe en el presente, de la misma manera que el futuro en las películas de ciencia ficción sólo expresa las preocupaciones y las estéticas del presente en que se graban (así, el mismo futuro será más bélico, místico o ecológico según veamos cine de los cincuenta, sesenta o actual, respectivamente). Sólo tenemos un presente sobre el que nos proyectamos o nos explicamos de forma narrativa, sí.

Habla usted del papel que los otros juegan en nuestra memoria. Es cierto que es una garantía de veracidad cuando un recuerdo es compartido, pero estará usted de acuerdo conmigo en que el detalle que más nos ha quedado de una anécdota compartida no coincide la mayoría de las veces con el detalle que preside la memoria de esos otros. Incluso, a veces, lo que se rememora como comedia puede ser tragedia para esos otros. Porque, como usted bien dice, es esa narrativa la que condiciona todo.

Un beso, doctora Antígona!

febrero 21, 2010 1:48 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Claudia, seguramente podrías haber hablado con más conocimiento que yo de estos temas. Mi aproximación es meramente literaria. Me ha parecido muy interesante lo que has dicho sobre que “el pasado es más seguro”.

Es curioso que según nos vamos haciendo mayores vivimos más apegados a las modas del pasado en nuestros hábitos de vida.

Un beso!

febrero 21, 2010 1:48 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Arturo, efectivamente, la memoria funciona en su mayor parte. Funciona tan bien que hasta podemos reconocernos y vivir sin problemas... pero es una máquina que no es perfecta, en cualquier caso. Y a veces juega con nosotros, aunque la mayoría de las veces en temas que no son muy importantes, gracias a Dios. Salud!


Roberto, gracias por lo que dices. Espero no resultar demasiado árido y pesado. Un abrazo!

febrero 21, 2010 1:48 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Maeve, es exactamente como lo expresas: recordamos el recuerdo, y así manipulamos nuestra memoria en función de cada presente en que lo evocamos, ya que introducimos en él un montón de cosas con el objetivo de “explicarnos a nosotros mismos”.

Me encanta John Irving, y especialmente esta novela. En realidad, la cita que he puesto de William Maxwell es la que abre el libro Hasta que te encuentre. Se trata de una historia en la que el protagonista debe enfrentarse a sus recuerdos infantiles, que han condicionado toda su vida emocional. Creo que va muy bien con el tema del que hblaba yo en este texto.

Un saludo!

febrero 21, 2010 1:49 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Shandy, me parce que has hecho un análisis muy acertado de los motivos por los cuales nos paramos a recordar. Tratamos de aprender quienes somos, pero también de “tomar nota” de nuestras experiencias, en un continuo proceso de aprendizaje de la vida. Una vida que se nos presenta no sólo en forma de sucesión de acontecimientos aislados, sino también con un trasfondo literario y ético que proporciona una unidad que nos hace más fácil cada presente.

En cuanto al “autoengaño consciente” estoy también de acuerdo contigo. Por eso he querido que presida este texto un fotograma del personaje de Blanche en Un tranvía llamado deseo, una gran película que, entre otras cosas, también habla de esto. En la obra de Tennessee Williams, Blanche necesita mentirse sobre su pasado porque alguien tiene que quererla y decide que sea ella misma quien se invente un personaje al que querer ella misma. Porque no puede soportar la realidad.

Respecto a la mentira colectiva sobre nuestro pasado, creo que todos lo percibimos cada día en los ámbitos políticos, con orwelliana precisión.

Un abrazo!

febrero 21, 2010 1:49 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Hola Dany! Qué alegría verte por aquí de nuevo. Es interesante lo que dices: manipulamos nuestros recuerdos para hacernos menos daño. Esto es lo que nos pasa, pienso, cuando estamos bien, cuando estamos sanos. Quizás sea esa la diferencia básica entre la cordura y la locura; la capacidad para hacer del autoengaño algo bueno o algo malo. Besos!




Bueno, Peletero, después de una Guerra Civil en la que se extermina, se condena al ostracismo o se exilia a quien no piensa como el vencedor, no parece muy difícil conseguir la aprobación de la mayoría de la población (restante). Tampoco creo que fuera fácil ser de la resistencia francesa durante la ocupación nazi, por supuesto. Debemos ser más indulgentes con la condición humana, perdonarnos más y no olvidar lo que nos hizo tanto daño. Salud!

febrero 21, 2010 1:49 p. m.  
Anonymous satenight dijo...

A veces incluso un mismo hecho es contado por cada una de las personas que participaron en él de distinto modo, cada uno lo recuerda de forma tan distinta que incluso se llega a dudar de si aquello ocurrió como contamos o quien tiene el recuerdo más verídico y objetivo. La lección de esto es que tal vez ni lo que creemos que vivimos es real sino es transformado por nuestra mente bajo nuestro prisma personal. El hecho bajo aseptico bisturí tal vez no es ni siquiera 'un hecho' en sí mismo si no interviene nuestra imaginación en él para digerirlo y recordarlo luego siempre transformandolo de nuevo.
Realmente un tema difícil pero muy interesante.

febrero 22, 2010 4:23 p. m.  
Blogger Paco Merlo Ansin dijo...

Hola! Entiende este comentario como una muestra de gratitud por el afecto recibido por ti. Te ofrezco las flores de mi jardín.

febrero 22, 2010 5:06 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Satenight, tienes razón: nunca podemos estar seguros de nosotros mismos, pero debemos vivir con esa perspectiva frágil. Quizás por esa distancia con la verdad que el propio hecho de estar vivos nos pone, deberíamos ser más indulgentes y menos categóricos en nuestras maneras de juzgar nuestras vidas.



Paco, gracias de nuevo por el ofrecimiento, que lo tomaré en cuenta. Aunque ahora no estaba buscando flores, sino una buena foto de alguna secuencia de la película El cazador en la que aparezca John Cazale…

febrero 23, 2010 4:19 p. m.  
Anonymous El peletero dijo...

Naturalmente, apreciado Lagarto, que no era fácil resistir a Franco, luchar contra él jugándote la vida, la propia y la de tu familia, o hacerlo contra los nazis que ocuparon Francia. Hay que ser indulgente, por supuesto, pero eso nada tiene que ver con la mentira de auto-adjudicarse proezas y heroicidades falsas. Decir que se ha pertenecido a la Resistencia francesa siendo mentira me parece una mezquindad. Hace poco se desenmascaró en Catalunya a un falso preso de los campos de exterminio que llegó a ser presidente de una Asociación importante, a impartir conferencias, recibir honores, en incluso se le otorgó la “Creu de Sant Jordi” de la Generalitat. Todo era mentira.

Saludos.

febrero 25, 2010 1:22 p. m.  

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