Humillación
Aquella noche, Pablo L., abogado, treinta y nueve años, pinchó la rueda delantera derecha de su berlina metalizada en la zona menos recomendable de la cuidad. Cerró el coche después de esconder el reproductor de dvd bajo el asiento trasero y se aseguró de no dejar nada a la vista. Echó a andar por el empedrado de una calle oscura tratando de no hacer demasiado ruido con sus zapatos. Se sentía observado, sudaba adrenalina mientras mantenía la vista fija en el punto de fuga de la larga calle que anunciaba con unas tenues luces amarillas una avenida más transitada y menos inquietante que la que en esos momentos pisaba.
Pablo escuchó unos pasos acelerados a su espalda y, antes de que su cerebro descifrara lo que estaba pasando, sintió el frío de una navaja sobre la piel de su nuca.
Dos minutos después el abogado había perdido sus dos carteras de piel, su iPhone 3G, su Rolex, y cuatrocientos euros en billetes de veinte que siempre llevaba encima para cubrir imprevistos.
Una sensación de suciedad e injusticia le invadió cuando recuperó el color y el ritmo cardiaco al alcanzar las luces de la avenida al final del callejón. Pablo L. encontró un taxi libre que le dejó en la puerta de su chalet y que pagó el mayordomo de la casa.
Paseó por el jardín, lleno de angustia y sensación de oprobio. La intimidación del poder que ejerció sobre él aquella simple navaja le hacía sentirse humillado. Le entraban nauseas al recordar la cara de aquél que durante unos instantes le robó la libertad y el fruto de su trabajo.
Pablo se sentía sucio, indigno, asqueado de ser congénere de esa especie biológica capaz de cualquier mezquindad por unos euros que gastar en cualquier capricho superfluo y vacío, despreciando la necesidad de dignidad y libertad de los robados. Porque más que su dinero, era su dignidad lo que sentía que había sido violado.
Aún bajo esa sensación de asco sobre todo lo que le rodeaba, dio un breve beso a su mujer cuando ésta llegó del gimnasio. No tenía ganas de hablar de la experiencia tan humillante que había tenido que vivir hacía apenas una hora. Decidió darse un baño con sales relajantes en el jacuzzi del piso de arriba. Necesitaba relajarse, había mucho trabajo que terminar esa noche y no podía esperar al día siguiente.
Las burbujas le habían despejado lo suficiente. Una copa de cognac francés haría el resto.
Abrió su portátil en la biblioteca del ala sur de la mansión, intentado olvidar cualquier resquicio del injusto atraco que había sufrido. Aún sentía nauseas, pero debe terminar el trabajo que tenía entre manos.
Tenía que pensar. Pensar. Pablo L. era un gran profesional, muy valorado y aún más caro. Encontraría el resquicio legal que permitiría a su cliente, una importante y lucrativa multinacional, echar a seis mil personas a la calle, de forma que sus beneficios se duplicasen al año siguiente. Tenía que concentrarse. Tenía que concentrarse. Los despidos masivos eran su especialidad. La comisión por ese informe que estaba preparando le permitiría, por fin, comprar un barco de recreo de veinte metros de eslora con el que soñaba desde su última visita a la finca que sus suegros habían comprado en Cerdeña.
Deje usted que me presente
Soy un hombre rico y de buen gusto
Llevo por aquí muchos, muchos años
Y he robado muchas almas y mucha fe
...
Una película para Pablo: Up in the air, de Jason Reitman
Una canción para Pablo: Sympathy for the Devil, de Rolling Stones
Un libro para Pablo: El maestro y Margarita, de Mijail Bulgakov
62 Comments:
Pablo como muchos hombres son cortos de vista y se les olvida la empatia con el resto del mundo. Que triste cuando ganas el mundo y te pierdes a ti mismo.
Saludos. :D
Te lo diré directamente y sin rodeos: ¡Un relato excelente! ¿Por qué? Sencillamente porque hace apenas un par de semanas que he perdido un juicio contra una "reconocida" academia que me ha robado casi dos mil euros. ¿Por qué? me dijeron que si no estaba a gusto con ellos o no me gustaba su procedimiento de estudio me devolvían el dinero. Y cuando les comuniqué que me iba y que me devolvieran mi parte (tan sólo recibí una clase) me dijeron que según las cláusulas no estaba en mi derecho y bla bla bla. Natural, los denuncié por abuso y estafa y ahora, hace apenas unos días, merced a un "Gran Profesional muy valorado" como el de tu relato, ganaron el juicio y me robaron la pasta.
Ante casos así solo cabe preguntarse un par de cosas ¿la ley es justa? ¿Funciona la ley? Hubo un tiempo en que llegué a creer que si, pero hoy en día, basado en mi propia experiencia, pienso que no.
La ley va siempre con el más poderoso, la ley solo mira el dinero, la ley es fácil de corromper. Luego, a quiénes protege es a los de siempre; a los de tu relato. A los empresarios multimillonarios que compran bufetes de abogados a golpe de talón y se lucran a costa de los demás.
Por cierto, la canción de los Rollin Stones muy apropiada.
Saludos!
Ese tal Pablo se merecía más, visto lo visto. Muy buen relato, la verdad es que has descrito a un ser por el que es imposible sentir ni la más mínima simpatía.
Saludos.
El relato es muy bueno. El final pudiera parecer previsible, pero ya ves tú, me cogió por sorpresa.
Sobre el tema que toca, pues muy poco que decir que no se infiera ya directamente de lo escrito. El ladrón de guante blanco y el navajero son un relejo más de esas desigualdades omnipresentes.
Lo malo es estar en el punto de mira de ambos, como un servidor.
:-)
¿Era en la Biblia, donde decían que somos capaces de ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el nuestro?
...menudo vigoncio llevaba clavado el Pablo.
La de veces que interpretamos mal las cosas.
¿Cuál sería la historia del atracador? ¿Roba por gusto, para drogas, por necesidad, para dar de comer a sus hijos?
Tienes un arte, lagarto, que no te cabe en el cuerpo, para llevar a la gente por donde quieras con tus relatos.
Tu Pablo me ha recordado al Sherman de La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe, que es el libro que yo recomendaría para esta entrada. Ambos viven en un mundo propio, ajenos a las realidades exteriores, tomándose a sí mismos como referencia y medida de todas las cosas. Pero no por eso dejan de ser humanos, vulnerables. Nos demuestran que a cada uno le duele donde le duele, que cada persona tiene una serie de valores y principios que pueden ser criticables, pero en los que nadie tiene verdadero derecho a entrar...
Es la moral social de pacotilla la que ha trastocado todos los 'valores'. Ahora el bien se disfraza de mal y viceversa.
Este mundo... Está realmente mal. Hundido en la miseria humana.
¿Sería mejor antes, en las èpocas donde habìa màs luz que oscuridad? ¿Será mejor en el futuro cuando una nueva humanidad renazca de las cenizas en que acabó consumida esta, depredada por su propio egoìsmo y vanidad?
Quién sabe... Y creo que, a decir verdad, poco importa.
Lidiar a diario con la mezquindad y la injusticia y tratar de que el mundo no corroa el propio interior... Con eso hay bastante de qué preocuparse.
Por el momento y por muy pretencioso que parezca, debo decir que he conocido a subhumanos que conviven entre las personas. Y no me agrada.
Pero también he conocido a seres que están en un nivel superior de conciencia y eso mantiene mi esperanza. Aunque no siempre 'triunfa el bien', sè que el reinado del 'mal' tampoco es eterno ;)
Ah.. qué imperfectos somos y cuànto nos falta por aprender..
Excelente relato..
un abrazo
Y Pablo L... sabiendo por su oficio que hay gente capaz de robar a los demás tal como él mismo hacía, sin que por eso se les caigan los anillos... ¿qué coño hacía a esas horas y en ese barrio...?
Me provoca una gran angustia ese mundo de Pablo que describís. No me da el estómago para imaginar un trabajo así.
Desgraciados hombres en su estrecha burbuja de estupidez y egoísmo.
Qué buen relato, Lagarto.
un beso.
genial y terrible a la vez
terrible por lo real, lo cercano y lo actual que es
Humillación no necesariamente es sentir una navaja sobre la piel siendo víctima de algún truán en medio de la noche.
Esa "sensación de suciedad e injusticia" que experimentó Pablo al ser vulnerado sus derechos y libertades es la misma que sentirían seguramente aquellos 6 mil trabajadores al ser echados a la calle por un abusivo cliente... con la asesoría del valorado Pablo.
¿Quién dá más asco en éste relato? Esa navaja va de uno a otro bolsillo.
Excelente tema Lagarto!
Abrazote
Que bueno, buenísimo el relato…
Cómo describes la sensación de injusticia e indefensión que siente el protagonista por el suceso que le ocurre y la falta de ningún tipo de remordimiento frente al trabajo que desempeña y le permite llevar una vida en la que el robo es sólo una afrenta y no una situación de verdadera consecuencias trágicas como lo son las consecuencias de su trabajo, genial, me encantó.
Respecto a las recomendaciones, me sumo a la recomendación de “Up In The Air”, una película que se encuentra entre mis favoritas de los últimos años, y no sólo por mi adorado George ;)
Es la segunda vez en poco tiempo que leo una recomendación sobre “El Maestro y Margarita”, ya está empezando a picarme la curiosidad, será cuestión de hacerme con el libro.
Besos
Uno puede llegar a estar muy solo, tanto, que el reflejo de la mirada del otro no nos dé medida, sólo sea un reflejo mudo... y de consecuencias devastadoras. Sin la referencia de un otro, casi siempre nos convertimos en miserables.
Al igual que "K" me ha recordado "La hoguera de las vanidades" de Wolf. Les importó un carajo atropellar al pobre infeliz y pasar las ruedas del auto unas cuantas veces por encima del atropellado accidentalmente. En la vida de este tipo de gente todo sucede accidentalmente. Nunca se sienten responsables de nada. No hay escrúpulos. No tiembla el pulso a la hora de firmar "sentencias de muerte" de cualquier tipo. Luego se extrañan si algún afectado con una navaja similar a la del atraco, les cruza la cara y les deja una cicatriz para el resto de sus vidas, como un tipo que conozco que en la anterior crisis, la del 93, firmó sin reparo alguno el despido de 500trabajadores de una empresa. Te doy ideas, NoS. para que prosigas el relato y Pablo se vuelva a encontrar con la navaja en cualquier oscuro callejón. La venganza literaria es lo que nos queda, ya que la venganza real es ruín y sólo engendra mayores deseos de venganza y violencia.
Aplausos, NoS.
Pobre "niño" rico...
Me ha gustado mucho. A ver si cuando se compre el barco sufre la injusticia de que le asalten unos piratas somalíes... ains...
feliz finde!
La hoguera de las vanidades...
Estamos la mar de literarios, de lo que me alegro un montón ;)
Lo digo porque si te pones cultural y gafapasta no te puedo criticar, que es lo único que me gusta hacer.
Vaya, doctor Lagarto, no puedo más que sumarme al elogio que sus comentaristas han hecho ya de su relato. ¡Genial!
Al leerlo me ha venido a la cabeza un fragmento de la película de Michael Moore “Bowling for Columbine”, donde éste entrevista al director de un famoso programa de la televisión americana llamado “Policías” que se dedica a filmar la persecución y arresto por parte de la policía de delincuentes comunes. Michael Moore, con su particular ironía y desparpajo, le pregunta al director que por qué no hace un programa titulado “Policías de guante blanco”, donde se filme el arresto de todos aquellos que se dedican a robar a gran escala a la sociedad. El director, captando la ironía y entre risas, le responde que un programa así carecería de la emoción suficiente para generar un alto índice de audiencia, porque nadie iba a arrestar a tales individuos por medio de un violento forcejeo, sino que más bien los tratarían con el mismo respeto que si fueran alcaldes, si realmente no lo eran.
Supongo que lo que quiero decir con esto es que el hecho de que Pablo no sea capaz de darse cuenta de que su delito contra la sociedad supera con creces y es infinitamente más obsceno que el delito que el atracador ha cometido contra su persona no depende sólo de su particular falta de sensibilidad, inteligencia o llámesele como se quiera. Es más bien el resultado de cómo la sociedad percibe, aprueba e incluso admira a estos “ladrones de guante blanco”, y condena a los que, armados de una navaja, atentan en un callejón contra la propiedad privada de cualquiera, sean los que sean los motivos que les puedan llevar a ello. Así que, por detestable que Pablo nos parezca, me temo que no podemos cargar plenamente sobre sus hombros la culpa de su más que detestable ceguera y su sensación de asco ante el robo sufrido. Porque Pablo vive en un mundo en el que ha aprendido que lo que él hace es perfectamente legítimo e incluso digno de aplauso, mientras que lo que hace el navajero es propio de vándalos inmundos sin ninguna clase de respeto por sus congéneres. Un mundo que se dedica a producir psicópatas como él.
Me ha encantado el modo en que se ha metido usted en los razonamientos de Pablo. Que piense que el robo responde a la voluntad de rapiñar “unos euros que gastar en cualquier capricho superfluo y vacío”. Imposible que Pablo pensara de otro modo. Que se le ocurriera pensar en la miseria, en la desigualdad, en la verdadera injusticia generadora de tanta frustración y violencia. De lo contrario, no podría dedicarse a hacer el trabajo que hace y acostarse tranquilo todas las noches. Y Pablo, estoy segura, además de ser rico, tiene la suerte de dormir muy tranquilo todas las noches. Y el día que se desvele porque no consigue encontrar el modo de echar a otros seis mil trabajadores a la calle, se mete en el jacuzzi, se arrea dos copas más del cognac francés y arreglado.
Un beso, doctor Lagarto!
Pablo puede exhibir sus éxitos profesionales, pasear en su Berlina y dejarse admirar porque su profesión es legal ... más aún, ayuda a impartir justicia!!!
El chico de la navaja tiene que conformarse a esconderse en callejones oscuros y esperar a que otros depredadores se encuentren desprotegidos.
Así somos, humanos y contradictorios
¡Qué mala es la gente!, “hombre rico, hombre pobre”.
Yo conozco a unos cuantos que han tenido que despachar, no a unos miles, sino a unas pocas decenas y ninguno se ha sentido a gusto haciéndolo, todo lo contrario, cuentan que ha sido la experiencia más amarga de su vida y que han sudado, no adrenalina, y sí sangre oscura. Por otra parte, también es verdad que, esos que yo conozco, no sudan ni agua cuando les ponen una navaja al cuello, saben qué es lo importante y qué no, no se ponen nerviosos por una menudencia como es perder el cuello de un tajo, y sus mujeres, pues mujeres son y no maniquíes de escaparate, no hacen gimnasia en los gimnasios y nadie de ellos milita en ningún sindicato. Tal vez será porque, como decía Stalin, un asesinato es una tragedia, pero miles son una estadística y no son muchachos, los míos, a los que les gusten los inventarios.
Saludos.
Yo le hubiera rebanado el cuello,el Rolex se lo merecía.
Loa aventadores de culpas.
Los rebanadores de recuerdos.
Los violadores de tumbas.
No, ninguna compasión por el Diablo.
Que asco de hombre este Pablo. Si el raterillo le hubiera rebanado el cuello, tal vez, seis mil personas, hubieran tenido sueldo unos días más. El tiempo necesario para que otro triunfador metiera en una caja las pertenencias de la mesa de trabajo de Pablo, para ocupar su trabajo.
Ángel, supongo que Pablo no sabe que hay vida más allá de su piel, sí. Pero quizás todos tenemos un poco de culpa en esa falta de empatía. Saludos.
Gracias, Josef. Dicen que la ley es el brazo derecho de la justicia, pero más bien es al revés: que la justicia es el brazo derecho de la ley. Quiero decir, la sociedad entiende que es justo lo que se ajusta a la interpretación de la ley de los poderosos, pero eso no tiene nada que ver con la justicia, no. La verdadera justicia, como dice un amigo mío, es sólo una emoción, y no tiene nada que ver con las leyes. Te deseo mucha suerte con ello. Salud!
Raquel, en realidad la palabra inglesa “sympathy” es lo que se llama un “false friend”, ya que su traducción no es la aparente (simpatía), sino que significa otra cosa: comprensión. Y creo que a Pablo, al igual que al Diablo, es posible comprenderle, aunque no tenerle simpatía. El egoísmo existe cuando no hay empatía ni amor. Supongo que Pablo es víctima de una estructura de valores que fomenta nuestra sociedad. Saludos.
Food&Drugs, yo creo que lo previsible es el ser humano en su miseria y en su debilidad. Y todos somos víctimas potenciales de ambas humillaciones, sí. Sólo que la sociedad castiga una y premia la otra. Terrible. Salud!
Tesa, sí, es de la Biblia. Acabo de comprobar que viene en Mateo 7:3. No sé, yo imagino a Pablo como un hombre español de derechas, esto es, valuarte de esa misma Biblia. Seguro que piensa que su atracador arderá en el Infierno por pecador. Besos.
Merce, no sé en qué gastará el atracador los cuatrocientos euros robados, pero seguro que no le llegan para un barco. Puede que su motivación sea frívola, y que no lo necesite para comer, sino para cualquier tipo de vicios. Pero lo mismo podríamos pensar de Pablo, claro. Besos.
K, tienes toda la razón. La novela de Tom Wolf le viene como anillo al dedo a Pablo, mucho mejor que la de Bulgakov. Pero, bueno, me obcequé con esa canción de los Rolling Stones, que está inspirada en El maestro y Margarita…
Supongo que es normal que todos nos consideremos el centro y medida de todas las cosas. Al fin y al cabo, el mundo exterior sólo se nos muestra como una sensación interna y nos es imposible conocer cómo es realmente sin el filtro de nuestros sentidos. La cuestión es saber si, tomando conciencia de nuestra “medida de las cosas”, podemos tomar conciencia también que para los demás el mundo también es una sensación interna sobre la que podemos influir con nuestros actos.
Siempre me ha hecho pensar la existencia personal del umbral de dolor. Quiero decir, el hecho de que no puedo saber si a los demás les duele de la misma manera que a mí cuando nos golpeamos un dedo con un martillo, por ejemplo. Y lo mismo podríamos pensar de cualquier emoción. Ninguna es universalizable, y es posible que Pablo sufra más por perder cuatrocientos euros de su inmensa fortuna, y que alguno de los despedidos por su culpa tenga más fuerza para continuar viviendo.
Besos
Isis, supongo que estos valores sociales de los que hablamos no entienden de ética. El único imperativo categórico parece ser el mercado y el crecimiento económico, siempre que éstos respeten la actual estructura de poder. Al fin y al cabo vivimos en un sistema económico internacional que, al menos en teoría, se basa en el liberalismo económico de Adam Smith, quien a su vez se basa en el hobbesiano “el hombre es un lobo para el hombre” para deducir sus teorías.
No sé si en el futuro los hombres se organizarán de una manera más ética y más respetuosa con la dignidad del resto de los hombres, pero no creo que en otros tiempos del pasado hubiera más solidaridad que ahora. Puede que no hubiese Dios Mercado, pero había otros dioses que se encargaban bien de mantener la injusticia social, incluso la esclavitud.
Un abrazo!
Carrascus, pues tienes razón. La historia no aclara qué pintaba Pablo en ese mundo paralelo que no debería existir para él. En eso la novela que menciona K, La hoguera de las vanidades, está muy bien resuelto. Creo que a Pablo, probablemente, le habrá pasado algo parecido al protagonista de esa novela de Tom Wolf: ha sido un error, un giro equivocado en una calle equivocada antes de pinchar la rueda. Porque es necesario que los Pablos no tengan contacto con los seres humanos menos favorecidos para que puedan permanecer ajenos a su dolor. Salud!
Luzdeana, claro que existen trabajos así. Y están bien remunerados, ya que lo que más pagan las empresas son, precisamente, las ideas y procesos que les ayudan a reducir costes manteniendo beneficios. Lo llaman eficiencia productiva. Y a los compañeros de trabajo, les llaman “recursos productivos” que se pueden “reestructurar”. Un beso!
Malbicho, terrible y actual, sí. Sobre todo en mi país, donde el paro está creciendo hasta niveles simplemente intolerables como consecuencia de la falta de crédito en el sistema financiero. Pagan los trabajadores los excesos de los poderosos.
RBC, así es. Supongo que la completa ausencia de empatía de Pablo le impide ver algo tan claro. Y también supongo que será difícil que Pablo siente esto mientras la sociedad premie a uno con un montón de privilegios y castigue al otro con la cárcel, cuando en realidad los dos son claros atentados a la dignidad de las personas. Un abrazo!
Vivian, Up in the air es una película que me gustó mucho, de lo mejor que he visto últimamente. El tema que trata es parecido, de alguna manera. Y no ofrece ninguna salida. Ni siquiera Clooney puede salir de esa rueda de dolor y deshumanización cuando se propone hacerlo.
En cuanto a la novela de Bulgakov, yo la recomiendo a todo el mundo. Tiene una magia especial, y un montón de segundas lecturas. Espero que lo disfrutes.
Besos!
Ana, tienes toda la razón. Sólo nos salva el conocimiento del otro, saber de la subjetividad emocional de los otros e interiorizarla de alguna manera. Es lo que J.A. Marina llamaba las “relaciones de intersubjetividades” en su Ética para náufragos. Todos somos el Otro. Besos!
Satenight, los Pablos son miserables, sí, pero al contrario de otros miserables la sociedad les premia y les paga cursos para ser unos hijoputas más eficientes y consumistas. Espero que le guste la novela. Un saludo!
Gemmayla, tenéis razón k y tú; Pablo parece un personaje de Tom Wolf. Incluso en otras novelas suyas, como Todo un hombre cabría perfectamente este personaje y su mundo excluyente.
Todo un hombre es una gran novela, te la recomiendo si te gustó La hoguera de las vanidades. Además, avanza en la vida del hombre que provoca ese efecto del paro hasta encontrarse y necesitar a su víctima.
Besos!
Miabi, no sé si encontrará muchos piratas somalíes en su travesía a la Cerdeña, pero seguramente irá tan asustado todo el viaje que no le dará tiempo a disfrutarlo :) Besos!
Maeve, me gusta que me critiques, que para eso estamos ;) Siempre trato temas abiertos, y perdona el gafapastismo si así te lo parece a veces. No puedo evitar que me interesen las cosas que me interesan, y si no logro comunicarlo de una manera sencilla, es que algo hago mal, claro. Besos
Doctora Antígona, gracias por sus inmerecidos elogios. La secuencia de aquella película de Michael Moore que trae aquí es genial, ya lo creo. A Moore puede acusársele de demagógico a veces, pero la verdad es que es un gran comunicador, muy inteligente, y con un gran sentido del humor y de la lógica social. Recuerdo ahora también esa otra secuencia de Capitalismo: Una historia de amor, en la que Moore se pone delante de la sede de Goldman Sachs en Wall Street pidiendo a gritos un policía porque ahí se ha cometido un robo…
El tema es que lo que hace Pablo habitualmente, no se considera un “delito”, ya que la Ley no sólo le protege, sino que le paga parte de los beneficios obtenidos con sus miserables actos ¿Es posible que algunos individuos con los que compartimos la sociedad puedan no tener moral de ningún tipo y ésta se limite a lo que Ley permite o no permite hacer? Por supuesto, sinceramente creo que son la mayoría. Al fin y al cabo, la sociedad española parte de unos principios católicos que han acostumbrado a las generaciones a no pensar en ética, sino en mandamientos concretos, enumerados y confesables a cambio de penitencia.
Respecto a en qué “capricho superfluo y vacío” se gastará el atracador el dinero robado, estoy seguro de que no será más superficial y vacío que cualquier aspecto de la vida de Pablo.
Un beso, doctora Antígona!
Mavi, es cierto. Se trata de un juego de depredadores, en los que no todos ellos tienen las mismas ventajas. Besos!
Claro, Peletero. No es lo mismo despedir a una decena de compañeros que a decenas de miles de desconocidos. En realidad, ése es uno de los argumentos de la peli que he propuesto, Up in the air, en la que el protagonista es un experto a quien las empresas llaman cuando quieren despedir a uno de sus empleados y no tienen valor para hacerlo personalmente. Es más fácil despedir a miles que a unos pocos, sí, como es más fácil ordenar la exterminación de un enemigo en una guerra que matar a un solo individuo al que le vemos los ojos y sabemos de su familia.
Ah, Brisuón, pero, como bien dices, poco dura la alegría en la casa del pobre. Mientras el sistema se base en la capitalización y el crecimiento económico vía beneficios empresariales, los recursos para un proceso productivo tenderán a ser cada vez más eficientes, desplazando fuerza laboral fuera de ese proceso productivo.
Todo esto ya lo decía Marx de manera muy clarita en los capítulos dedicados a la división del trabajo en El Capital. Claro que los que detestan a Marx como si del propio diablo se tratara, no han leído nunca esos capítulos de El Capital. Suele pasar.
Salud!
un ladrón es un ladrón ... allá dónde se encuentre, sea en una calle oscura, en una oficina luminosa, o en el más alto de los estrados.
¡Qué difícil es huir de la propia naturaleza!
Otra película para Pablo: Carancho, de Pablo Trapero. Se estrenó este jueves, la vi anoche, y mientras te leía, la redordaba.
Abrazo.
:)
amo pasar por aca y encontrarme con estas pequeñas genialidades...
no hsbis msnera mas precisa de exponer esa realidad...
inevitablemente, me vino por un momento a la cabeza ese tema de serrat, "algo personal"...cuando dice, por ejemplo:"y experimentan nuevos métodos de masacrar,
sofisticados y a la vez convincentes.
No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal."
ademas, tengo que decir que pusiste una de mis canciones favoritas...
maravilloso el video...
un beso
El poder del dinero aisla tanto del resto del mundo que se pierde la noción de la realidad y de la humanidad. "Los demás" pasan a ser simples anécdotas sin importancia que no pueden ni deben romper el equilibrio del bienestante.
En la anterior crisis económica de España, ví a un empresario por tv llorando con lágrimas porque con las pérdidas de beneficios en su empresa había perdido su palco en El Liceo y también porque había tenido que alquilar su casa de Barcelona y marchar a vivir a su torre de la costa. No lloraba por los trabajadores y sus familias que había dejado en la calle y que seguro las estaban pasando magras para poder llegar a fin de mes con el subsidio de empleo.
En esa misma semana yo había conocido a una madre que cada día colocaba la estufa de gas al lado de sus dos niños, arropados con mantas, a las siete de la tarde para que se durmiesen hasta el día siguiente porque no tenía comida para darles de cenar. No puedo expresar lo indignante y asqueante que me pareció ver a aquel miserable llorar por un palco en la Ópera, ojalá no tenga dinero suficiente para ir nunca más y espero que los de "su clase" se hayan reído más de una vez en su cara por aquella escena tan vergonzosa.
Tu relato está muy bien escrito, como siempre nos das la vuelta a lo que esperamos y nos sorprendes y remueves la conciencia común.
Un fuerte abrazo.
Joder, hacía tiempo que venía, y no veía post, y ahora a estas alturas, me lo leo...
Que el dinero corrompe, es lo de todos los días, pero escribirlo-describirlo tan bien... Creo que es pecado no ponerse a editar cosas... te sobra talento, igual tiempo es lo único que te falta.
Bueno, peloteos aparte, merecidos, me ha encantado. Conozco muchos Pablos, y créeme, ni son felices, allá en las alturas, y están bastante solos, sus mayordomos son el único contacto con el mundo, imagínate, que cabezas mas podridas pueden tener, y lo que se puede gestar en ellas.
Me ha encantado, parecía un capítulo de alguna novela pendiente. MUBIEN, cada día mejor. Perdona mi comentario un poco aséptico, hoy ha sido un mal día, pero todo pasa, hasta lo bueno.
Un besazo fuerte, cuídate¡
Cuando uno deconecta lo que hace de sus consecuencias, empieza a hablar como un hombre de derechas, si uno siente verguenza por las consecuencias de lo que hace pero sigue aciéndolo empieza a hablar como un hombre de izquierdas, los que hacen en función de las consecuencias son unos putos heroes cuando hacen bien y unos diablos cuando hacen mal.
Pelicula para Pablo: La tapadera
Libro para Pablo: El principe
Canción para Pablo: Pedro navaja
Grande la entrada, me hizo pensar en Los edukadores ¿La has visto?
http://www.youtube.com/watch?v=I4r_ISgRmJk
Saludos Lagarto
La humillación es un puñal que nunca se clava sólo una vez. Se empuña con la misma seguridad que se recibe, con el mismo cariño asesino. Me ha gustado mucho el tono vengativo de tu relato; me interesa mucho cómo llegan los personajes hacia el único lugar que les pertenecía.
la justicia escasea en estos tiempos...
a diario se la mancilla y se la deslegitima...
me quedo pensando
un abrazo
A pesar de la correcta indignación de muchos lectores por la insignificante humanidad, perversa amoralidad o escandalosa insensibilidad de Pablo, lo peor es que hoy día le ampara la ley, es lo que pregona y ejecuta el liberalismo económico que una gran mayoría de (nuestros) paises siguen de manera obstinada.
Saludos y excelente relato.
Me gusta mucho este relato y sobre Pablo, decirte algo que ya sabes...hay muchos.Saludo
Iba a decir exactamente lo mismo que zorro de Segovia, solo que yo me hubiera enrollado mucho más, y probablemente se me entendiera menos.
Así que suscribo su comentario punto por punto.
Up in the air, "humaniza demasiado" a los Pablos de este mundo, bajo mi punto de vista.
Leído tu texto, es fácil sacar la conclusión de que cada uno tenemos nuestra propia escala de valores. Y para la mayoría de poderosos lo que está arriba de todos es SU dinero y SU libertad, aunque sea conseguido a base de robar el dinero y la libertad de los demás. Y por supuesto, la justicia, eso que dice tu amigo que es un sentimiento, eso no saben lo que es.
Besos selváticos.
Zorro, claro que sí. Lo que pasa es que la Ley no parece entenderlo siempre.
Gilda, no he visto esa película. Veo que también está Ricardo Darín, que parece que tiene el monopolio del cine argentino :) Tomo nota!
Dany, qué grande Serrat, sí. Supongo que el problema básico está en lo “convincente” de los argumentos para masacrar. El pensamiento alternativo tiene muchos problemas para hacerse oir en una cultura de medios de masas como tenemos. Un beso!
Desde luego, Durrel, los ricos también lloran. Como bien dices, es un problema de falta de empatía social. Yo puedo comprender la tristeza de ese empresario de Barcelona… en el caso de que nuca haya salido de la burbuja social en que ha vivido inmerso. Quizás la alta sociedad no debería ser tan ajena a la realidad de los trabajadores para conseguir de ella un poco más de empatía. Un abrazo!
Ay, Tremends, si es que no tengo tiempo para nada…procuro escribir cada quince días y ni así puedo encontrar una tarde tranquila a veces. Pero, bueno, si alguien quiere editar este blog, yo por dos millones de euros en cash lo firmo ahora mismo, eh :P
Tienes razón en que la posición social y la pasta nada tienen que ver con la felicidad. Parece un tópico, pero no lo es. Quizás, tener de pronto un pastón es la manera más rápida de comprobar que el vacío existencial no se puede llenar de objetos. En cualquier caso, sí se podría comprar tiempo si decides no trabajar al tener ya los recursos disponibles. Pero en el caso de Pablo L. no es así, ya que necesita seguir trabajando para poder tener más objetos que, más que tapar su vacío, le ayudarán a no verlo. Es una vida muy triste, que nadie debería envidiar.
Besos!
Joako, creo que era George Lakoff quien decía que la diferencia entre las personas con tendencia a pensar “de derechas” y las personas con tendencia a pensar “de izquierdas” era el miedo o la ausencia de éste que había conformado su educación familiar. Y creo que estoy de acuerdo con él, en el sentido de que es el miedo lo que nos hace desconfiar, huir, no pensar en los demás y aplicar un “sálvese quien pueda” que visten de una libertad inventada. Buenas recomendaciones las tres. Salud!
Llop, no había visto lo que has colgado. La verdad es que estoy bastante out de las novedades en series, salvo por el tema de Lost, que me tiene completamente enganchado. Interesante, sí. Salud!
Psycomoro, supongo que cada individuo, por muy anormal que nos parezca, es un ecosistema. Me sorprende mucho la capacidad del hombre para justificarse a sí mismo. De esto no habló Darwin, pero me parece el gran secreto de la especie bípeda. Salud!
Roberto, yo creo que la ley nunca ha sido el brazo derecho de la justicia, sino que siempre ha sido al revés: llamamos “justicia” a lo que no es más que la implementación de la Ley, siempre al servicio de los poderosos. Un abrazo!
Carlos, efectivamente. Pablo es un privilegiado porque la sociedad le recompensa por su duro trabajo de tantas y tantas horas de dedicación, de tantas y tantas horas de formación y de tantas y tantas renuncias a su tiempo libre. Quizás es la sociedad la que está más enferma que Pablo.
Gubia, hay muchos, sí. Pero no entre mis amigos. Gracias a Dios. Saludos!
Fiebre, a ti se te entiende siempre muy bien. No nos prives de tus puntos de vista, que a mí siempre me gustan.
Yo creo que Up in the air “trata” de humanizar al personaje. Hace todo lo que puede, pero al final no lo consigue. Porque cuando entras en ese mundo, en esa dinámica de deshumanización, ya no hay salida posible. Y si tomas conciencia de que eres un mierda, como le pasa a Clooney en algún momento, entonces es cuando realmente llegas al Infierno. Porque no hay salida. No hay amigos. No hay paz. No hay nada que hayas podido llevar contigo en ese viaje sin vuelta atrás hacia el millón de millas de viaje.
Besos.
Pantera, todos tenemos una escala de valores, sí. El problema es cuando el escalón máximo de esa escala es un barco de gran eslora. No imagino vida más triste ni derrota más humillante para un ser humano.
Besos saurios!
Tú da ideas, que igual viene un Bill Gates y te compra el blog, y entonces me cuentas si te corrompe la pasta ó no...jejeje..
Cuídate, conozco gente con muuucha pasta, que tienen unos vacíos que no se llenan con nada, pero es que ellos no iban armados de nacimiento, en tu caso, te veo en el velero con una buena pila de libros, la pantalla de cine con peli de fondo cojonuda, y bueno.. una bella dama a tu lado, enamorada de tu interior, no de tu pasta..jejeje.
Bueno, me piro que hoy tengo el humor subido y digo muchas tonterías...
Un besazo fuerte, a ver si nos vemos pal verano... y eso, que lo del tiempo, andamos todos igual, a ver porqué te creés que no abro yo blog... ganas me sobran, pero tiempo físico, noexiste, cero.
Tremends, dile a Bill Gates que no necesito mucha pasta, me conformo con jubilarme ya y vivir de las rentas ;)
Besos!
Parece que todo el mundo anda enganchado a Lost (menos yo) pero Los Edukadores, amigo Lagarto, no es una serie es una peli :p
Joer!!! Es que acaso no somos todos Pablo???? De un modo u otro... todos somos Pablo L. Parece que nos situamos por encima del personaje... nosotros somos distintos (por mejores)pero tenemos tantas superficialidades a ojos de otros, como Pablo su yate... Seguro no hemos despedido a 6 mil personas... ¿seguro? Demasiado fácil el bueno y el malo... demasiado nítido... demasiadas obviedades demagógicas en la puesta en escena... joooooooo!!! Hola Lagarto... ¿Para cuando un post sobre la Elegancia del Erizo????? (lo digo por obviedades, y etiquetas y todas esas cosas) Es un placer estar contigo.
Publicar un comentario
<< Home