lunes, mayo 09, 2011

Teseo, Alaska y una taza de té



Hace un tiempo, un tipo llamado Teseo tenía un barco que navegaba por el Mediterráneo. Cada vez que Teseo tenía que sustituir alguna de las piezas del barco, acudía a una playa, donde dejaba abandonada la pieza antigua y la reemplazaba por una nueva. Al cabo de muchos, muchos años, el barco seguía navegando por el Mediterráneo con todas las piezas que lo constituían originalmente ya cambiadas por otras.

En la playa donde fueron abandonando esas piezas, otro marinero construyó un nuevo barco utilizando esas mismas piezas. La pregunta tremenda es, ¿cuál es entonces el barco de Teseo, aquél en el que él navega, o el que usa ahora el otro marinero? Y digo que la pregunta es tremenda porque las implicaciones de nuestra respuesta son tremendas, ya que estamos hablando de qué es la identidad, de quiénes somos y de si nosotros somos realmente nosotros después de tanto tiempo. Cómo eran aquellos griegos, ¿verdad?



En un capítulo de la cuarta temporada de Doctor en Alaska, el locutor de radio Chris se ve reclamado para cumplir una condena de prisión que eludió hace diez años en Virginia. Las pruebas son muy concluyentes y las posibilidades de eludir el castigo son nulas. En esa tesitura, Monroe, el abogado de Chris, opta por una línea de defensa desesperada:

Juez: ¿Piensa recusar esta citación, señor Monroe?

Monroe: Sí, señoría

Juez: ¿Basándose en qué?

Monroe: Identidad

Juez: ¿Identidad?

Monroe: Sí, señoría. Identidad. La identidad de este hombre al que defiendo: el presunto Chris Stevens

Juez: Señor Monroe, ¿es esto una especie de broma?

Monroe: De ninguna manera, señoría. Sostengo que este Chris Stevens que está aquí no es el mismo Chris Stevens mencionado en la citación. No estoy hablando de lo físico. Mi refutación se basa en una más amplia interpretación de la identidad que la simple prueba física, señoría. Y voy a demostrar al tribunal que mi cliente ha sufrido un cambio substancial en la misma naturaleza de su personalidad, y ha constituido otra identidad completamente distinta del individuo mencionado en la citación.

De esta manera, el abogado Monroe pretendía mostrar que sería una injusticia meter a un hombre en la cárcel por lo que había hecho otro.


Hace unas semanas se volvió a plantear una situación parecida con un terrorista que lleva diecisiete años en prisión, quien consiguió un permiso convenciendo al juez de que ya no era la misma persona que cometió esos asesinatos hace décadas. ¿Tiene razón el abogado?


El tema es un poco mareante, sí. ¿Soy yo realmente aquél que bebía cerveza en los bares de Malasaña a principios de los noventa, cuando aún estaba todo por delante?, ¿qué hace que yo sea yo ahora, si ya no soy yo?, ¿qué queda de mí?

Como decía el Hermano Kurt, “estoy en mi tiempo, con todos, destilando la vida que hay dentro de mí”. Y ahora bebo más té que cerveza.



(Lector, si quieres ver este video tendrás que subir mucho el volumen.
No se puede escuchar a Cobain sin sentir el dolor del ruido)




Una canción para Teseo: I and I, de Bob Dylan

Un libro para Teseo: Juegos de la edad tardía, de Luis Landero

Una película para Teseo: La caja de música, de Constantin Costa-Gavras


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42 Comments:

Blogger panterablanca dijo...

Claro que eres tú, pero eres otro tú que el que eras ayer. A cada segundo que pasa somos distintos del segundo anterior, aunque no creo que sea justo que no asumamos nuestras equivocaciones pasadas, equivocaciones que también han contribuído a convertirnos en lo que somos hoy. No sé si me explico...
Besos selváticos.

mayo 09, 2011 9:07 p. m.  
Blogger flower dijo...

¡Qué tristeza me da leer este texto, Lagarto! Y sin embargo, no debería, pues somos una consecuencia de lo que vamos siendo por el camino, y deberíamos alegrarnos de nuestro presente, pues nosotros hemos contribuído activamente en ello, en ser lo que somos.
Yo me considero mejor persona ahora que antes, creo que he aprendido a tratar mejor a las gentes, a empatizar un poquito más. No soy distinta, me siento evolucionada, mi esencia debe ser la misma, solo que antes no sabía dónde estaba la razón de muchos actos actuales.
En fin, que me da pena pensar que lo que fuimos, da lo mismo peor que mejor, no regrese nunca más.
Será por problemas de salud, pero últimamente estoy de un gilipollas que ni yo me reconozco. ¡Con lo positiva, activa y comemundos que he sido siempre, pordiosss! Y hoy me ahogo en el miedo, jobares!

Te dejo, ya, que desvarío. Besos,

mayo 09, 2011 9:50 p. m.  
Blogger Miss.Burton dijo...

Si fuera como reza el texto arriba escrito,seríamos pués libres de todo pecado cometido en el pasado. Pero en ese pasado, ó en cualquier tiempo, los pecados suelen ser de muchos tipos. No es lo mismo un etarra, que uno que bebe en Malasaña, como hacía esta que te leé y escribe. La identidad, es siempre la misma, evoluciona, ó muchas veces, desevoluciona, pero somos nosotros mismos, un compendio de mil cosas, historias, esperiencias... pero partiendo de un orígen, que es la historia de esa identidad de la que hablamos, pues, somos nosotros, pasado, presente, y futuro. Por supuesto que se puede reinsertar en la sociedad un preso, no lo dudo, pero hay casos, y aquí nos extenderíamos hasta el infinito, en los cuales no podemos hablar de una reinserción, y menos, aplicar a una identidad nueva, el perdón del pasado que forjamos en su día.
No estoy de acuerdo con el abogado de doctor en Alaska, ni con el del etarra. Sorry, pero aquí se paga lo que se hace, al menos, eso es lo que me enseñaron de pequeña, y créeme, algunos pagamos más de lo que llevábamos en el bolsillo el día de nuestro nacimiento.
Buen texto, y mejores reflexiones a las que invita.
Un besazo, lagarto, ya podemos vernos en las terrazas, fumando al aire libre, por fin, a ver si es verdad¡¡¡¡¡¡¡

mayo 09, 2011 10:14 p. m.  
Blogger Inma Luna dijo...

Uf, me autocito: "las manchas que arrastramos son las que nos dan forma". Nuestras piezas, las que vamos cambiando, continúan formando parte de nosotros; nuestros actos, aquéllos de los que estamos orgullosos, aquéllos de los que nos arrepentimos, todos nos van convirtiendo en lo que somos, las cervezas nos conducen al té... o viceversa. Evolución? No me atrevería a decir tanto pero me gustaría pensar que vamos descubriendo, entre desatinos, algo de lo que realmente nos importa.
Beso al lagarto que cavila.

mayo 09, 2011 11:25 p. m.  
Blogger Merce dijo...

Somos un cúmulo de yos. De yos anteriores... Yo me entiendo pero no me explico. :-)

Qué gran serie Dr. en Alaska!!! Sin desperdicio.

:-)

mayo 09, 2011 11:30 p. m.  
Blogger Te susurraré... dijo...

Interesante pregunta, interesante dilema.
Yo no me atrevo a contestar sin haberlo pensado con más calma.

mayo 10, 2011 12:50 a. m.  
Blogger Marga dijo...

Ta has parado a observar alguna vez a un crío jugando con un Lego? Pues la identidad siempre me ha parecido algo muy similar a ese juego: de partida tienes unas cuantas piezas, luego vas adquiriendo otras poco a poco y en cualquier caso lo divertido del juego es montar y desmontar cambiando el resultado final que en principio nunca sabes cuál será... pues eso! jajaja.

Besos manipulando.

mayo 10, 2011 10:15 a. m.  
Blogger Gemmayla dijo...

El dilema planteado, estimado NoS., tanto en el caso de Teseo como en el de Chris, a mi entender y dado, lo que últimamente nos enseña la ciencia, en especial la neurología, la psiquiatría...debiera ser ¿Eran Teseo o Chris o el terrorista unos psicópatas desalmados y sin piedad? Si lo son, hoy por hoy, la psicopatía no tiene cura ni enmienda. Es importante saber que la psicopatía es incorregible, aunque se pueden utilizar fármacos antipsicóticos para reducir su impulsividad y rehabilitación conductual con una alta disciplina, pero las terapias de rehabilitación habituales no sólo son ineficaces, sino peligrosas.

Si Teseo, Chris o el terrorista son psicópatas, entonces lo eran entonces, lo son ahora y lo seguirán siendo y son personajes perversos, ególatras, que sólo buscarán su propio provecho causando daño a los demás incluso tramando lo peor con su mente criminal.

Teseo cometerá en este caso delitos ecológicos dejando abandonadas piezas no degradables en la playa.

Chis disimulará empatía y se esconderá en Alaska entre gente pacífica y encantadora, engáñando a sus conciudadanos.

Y el terrorista nunca se rehabilitará.

Este es el triste y lamentable panorma, amigo Lagarto.

Besos

mayo 10, 2011 11:53 a. m.  
Anonymous carrascus dijo...

Es que además el que uno sea o no sea la misma persona ahora que antes tiene perspectivas diferentes según desde donde se mire...

Tenemos en España un caso muy concreto y totalmente real.

¿Es Chano Dominguez, ahora que es ocho o diez veces campeón paralímpico de natación, el mismo que se quedó postrado en una silla de ruedas para siempre a consecuencia de la huelga de hambre que hizo en la cárcel...? ¿Y es también el mismo que entró unos años antes en la papelería de la calle Oriente de Sevilla y en nombre del Grapo asesinó a quemarropa a Rafael Padura...?

Para el Gobierno que hace cuatro años le concedió el indulto no es el mismo... pero la familia de Padura opina otra cosa muy distinta...

mayo 10, 2011 1:19 p. m.  
Blogger Soy ficción dijo...

Esta entrada sube directamente al puesto número uno de mis favoritas por una sencilla razón: Chris! Lo sé, soy fácil de ganar :D

El tema de las identidades me ronda desde hace meses la cabeza, ya no sé si soy la misma o no. Pero como decía hace poco creo que se debe a mi naturaleza de mar, soy la misma pero siempre diferente, y quizás la identidad no sea más que algo que inventamos que no se encaja del todo en la realidad. Al menos no en la mía.

mayo 10, 2011 1:19 p. m.  
Blogger Tesa dijo...

Muy interesante tu post.

Yo creo que somos diferentes a como eramos en el pasado, pero no otra persona. Somos un continente más lleno de contenido pero no con otro contenido diferente: como una mochila cada vez más llena.
Hay un poso en el fondo y gracias a él, somos como somos.
Es complicado pero los errores del pasado son nuestros, siempre.

mayo 10, 2011 10:04 p. m.  
Blogger pazzos dijo...

Teseo inventó las velas negras milenios antes que la Bruja Lola.


También uno, después de cada metamorfosis descubre que de la crisálida sale un gusano más capullo que el anterior pero:

Aunque a los zurdos nos jode especialmente el Derecho a veces se olvida que la rehabilitación del criminal no es el único fin de la pena, sino que son muy importantes su misión ejemplificante para evitar que otros imiten el delito y también el resarcir a la víctima y su familia evitando que caigan en una espiral de venganza ciega.
En 17 años un hombre cambia. En un segundo alguien pasa de hombre a asesino. En ese mismo segundo otro pasa de hombre a nada.

mayo 11, 2011 1:34 a. m.  
Blogger Antígona dijo...

No sé yo quién plantearía esta historia del barco de Teseo, pero me gusta mucho. Y me gusta porque, en efecto, revela todo el problemón que se oculta detrás de eso que cotidianamente damos por sentado como si se tratara de algo totalmente aproblemático, porque nos obliga a plantearnos expresamente qué entendemos por identidad y entonces la cosa no resulta ya tan fácil. Porque, es verdad, ¿es el barco de Teseo aquel que Teseo usa cada día? ¿O son las piezas materiales que lo componen las que constituyen su identidad?

En nosotros mismos resulta mucho más complejo. Porque hay experiencias en la vida de cada cual en las que uno, con el paso de los años, no se reconoce, y que sólo sabe suyas porque están en su memoria. ¿Era yo realmente así?, ¿era ése yo realmente?, nos preguntamos extrañados. Y aunque no tengamos más remedio que concluir que sí, porque sabemos que ese recuerdo es nuestro, la conclusión racional no aniquila la sensación de extrañeza.

Siempre defenderé que no hay en nosotros una identidad esencial. Que nuestra identidad no es más que un constructo narrativo, la historia que nos contamos a nosotros mismos acerca de quiénes somos nosotros mismos, con todos los artificios, con todos los autoengaños, con todas las mentiras, conscientes e inconscientes, que ese relato conlleva. Más aún teniendo en cuenta que esa historia no puede contarse completa, no puede narrarse hasta el final que le dé su cierre y la haga aparecer como una figura, como una unidad acabada, hasta que no hayamos muerto. De manera que nosotros mismos nunca podremos contarla, puesto que, por paradójico que resulte, en el momento en que podríamos hacerlo ya no tendremos –muertos- la posibilidad de hacerlo. Ni ningún otro podrá, ningún otro que sólo capaz de poseer una visión fragmentaria y externa de aquello que somos.

Reconozcámoslo ya de una vez: no sabemos quiénes somos, nunca lo sabremos. Por mucho que queramos proclamar, huyendo de esta inquietante ignorancia, “eh, que yo soy yo”. ¿Yo? Risa me da: justamente la instancia del lenguaje que “cualquiera” puede ocupar. Así que mucho menos podremos saber si somos los mismos que no se sabe qué, o somos otros.

Me quedo, decididamente, con Rimbaud: “Yo es otro”.

Y que uno deba cargar con las deudas contraídas en su pasado no significa en absoluto que no pueda haberse convertido en otro. Aquí lo único razonable es pensar que la ilusión de la identidad nos es útil, personal y socialmente. Nada más.

Un beso, doctor Lagarto!

mayo 11, 2011 11:28 p. m.  
Blogger O SuSo dijo...

Profunda reflexión.La cuestión es si Cris, o el etarra, o incluso el bebedor de Malasaña como Teseo, cambiaron TODAS sus piezas y son barcos nuevos.

Aaaa la identidad, aquel decía, "Yo soy yo y mis circunstancias" y eso engloba el pasado, por supuesto y las faltas pendientes, ojo, que no digo que la justicia con retraso de diez años sea justa.
Me viene a la mente aquellas historias de yonkis de los ochenta y principios de los noventa, que eran juzgados y condenados en el nuevo milenio, cuando ya se había reinsertado (bonito palabro) tenían mujer e hijos, trabajo, y se les condenaba a carcel. Ya no recuerdo en que quedaron aquellos casos, pero quiero imaginar que como a Cris, le reconocieran que los del pasado, eran otros y no ellos.

mayo 11, 2011 11:44 p. m.  
Blogger meloenvuelvepararegalo dijo...

Interesantísimo post.
La búsqueda de la identidad, su aceptación, no es tan fácil.
Somos gracias a lo que fuimos, así que sí que "somos" los mismos, pero mejorados, cambiadas, envejecidos, experimentadas, diferentes...
Vuelvo a confesarte que no vi Dr. en Alaska, tendré que remediarlo.
saludos,

mayo 12, 2011 2:14 a. m.  
Blogger Diana H. dijo...

Coincido con Suso: somos los que fuimos más lo que vino después.
Como cada vez que te visito, ya no soy la que vino hasta acá. Ahora soy ésa, más las preguntas que me has dejado. Es lo que me gusta de leerte.
Un beso.

mayo 14, 2011 5:13 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Pantera, te explicas perfectamente. Efectivamente, el cambio no exime de la responsabilidad pasada, sobre todo cuando ha habido víctimas. Pero no deja de ser cierto que la identidad nueva puede no tener nada que ver con la culpable. Besos saurios!


Flower, pero a veces esa evolución nos lleva a un yo completamente diferente. Un yo que se extraña absolutamente de su anterior yo, a quien no puede reconocer en sí mismo más que por los recuerdos que no tiene más remedio que admitir como reales. Espero que lo que cuentas sobre tu salud no sea nada, y que pronto sigas comiéndote el mundo. Besos!

mayo 14, 2011 7:26 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Miss Burton, yo no creo que una identidad nueva pierda la responsabilidad sobre sus Yo anteriores. No somos libres de ese pecado, pero tampoco somos “nosotros-ahora” quienes lo cometimos.

Quizás no debí poner el ejemplo del terrorista. Soy consiente de que hiere mucho la sensibilidad un ejemplo tan extremo, y que en realidad no aporta nada a la teoría de Teseo, de Chris o del joven Lagarto de los noventa. Quizás si en lugar de un terrorista hubiera puesto de ejemplo un ex drogadicto que cometió un pequeño robo hace veinte años como consecuencia de su adicción y ahora está completamente recuperado, con familia, trabajo, donaciones a ONGs...

Hoy hace un día estupendo. Tengo unas ganas tremendas de sentarme en una terraza, por fin. Nos vemos en los bares, besos!

mayo 14, 2011 7:27 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Tus autocitas siempre son muy interesantes, Luna. Pero quizás esas piezas que forman parte ineludible de nosotros son los recuerdos de esas piezas y no las piezas en sí. Los recuerdos son las manchas, y las renovamos en cada presente. ¿No piensas que los recuerdos son móviles, y cambian con distintos presentes? Besos, Luna!



Merce, claro que te explicas. Todos los Yo anteriores nos han traído al Yo actual. Y, si me apuras, también los Yo que no existieron nos configuran. Ahora soy el que no se explica :) Besos!

mayo 14, 2011 7:27 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Te susurraré, me sorprende que me digas que no te atreves a algo :) La pregunta es interesante, sí. porque, sin o sabemos siquiera si nosotros somos nosotros realmente, ¿cómo nos atrevemos a querer conocer más cosas? Besos!


Marga, normalmente es más fácil montar que desmontar. Y es en el desmontaje donde mejor nos podemos conocer, sin duda. Besos deconstruidos!

mayo 14, 2011 7:27 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Quizás, Gemmayla, habría que definir bien qué crea la psicopatía y que responsabilidades tiene la personalidad sobre ella. Porque si se trata de algo fisiológico, entonces podríamos tener también dos Yo psicópatas diferentes, por ejemplo. Incluso un Yo entre todos los Yo que no desarrolle la psicopatía potencial... No sé, no entiendo mucho de neurociencia, aunque me apasiona el tema.

En todo, caso, como le decía ahí arriba a Miss Burton, creo que me he equivocado al poner el ejemplo del terrorista, lo que supone un cambio cualitativo tanto en lo moral como en lo penal que distorsiona el tema de la Identidad, que era lo que traía aquí con el ejemplo de Teseo y que me volvió a recordar aquel episodio de Doctor en Alaska.

Besos, Gemmayla!

mayo 14, 2011 7:28 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Buen ejemplo, Carrascus. Entiendo perfectamente a la familia Padura, pero el caso es que, nos guste o no, tenemos un sistema de Justicia basado en la reinserción, y no en la venganza. El tema de la justicia es muy complejo y da para mucho. Sinceramente, y ahorque suene a esnobismo, yo creo que la Justicia es una entelequia incompatible con la condición humana. Salud!



Soy Ficción, lo suponía, por eso me acordé de ti en cuanto saqué a Chris de mi cabeza :) Estoy de acuerdo contigo en que la Identidad es una construcción interesada para poder dar un sentido al mero hecho de ser. Pero si lo pensamos un poco, hasta esa base es tramposa. Besos!

mayo 14, 2011 7:28 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Tesa, es interesante lo que planteas, pero, entonces ¿qué define a una persona, si ni ninguna de sus células, ni ninguno de sus pensamientos, ni su cuerpo ni su alma, son lo mismo? Quiero decir, esa mochila, como el barco de Teseo, está completamente renovada. Lo que permanece es el recuerdo de lo que había antes (incluida la responsabilidad de los actos, por supuesto), pero no lo que realmente había. Algo así. Besos!



Pazzos, lo de Teseo es un ejemplo sobre la paradoja de la Identidad, pero hay muchos parecidos en la historia de la filosofía. Locke, por ejemplo, sacaba la misma confusa conclusión con unos calcetines remendados. Lógicamente, esto no elude la responsabilidad, porque la Identidad, sea real o no, sí es base jurídica, qué le vamos a hacer. Saludos de zurdo a zurdo!

mayo 14, 2011 7:28 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Doctora Antígona, desconozco quién lo plantearía, pero no es distinto de lo que decía Heráclito sobre los ríos y las personas.

Efectivamente, si resulta que lo menos aproblemático de lo que percibimos como seres vivos es también discutible, pues va a ser difícil avanzar mucho más en el conocimiento de lo que nos rodea.

Nuestro Yo es sólo un constructor narrativo, usted lo expresa mucho mejor que yo. Vamos, que me dan ganas de borrar mi post y dejar su comentario, sin más. Bueno, no todo. Dejaría el vídeo de Cobain, que es lo más interesante del mismo.

Besos, doctora Antígona!

mayo 14, 2011 7:28 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Bueno, O Suso, la paradoja de Teseo exige que sí sean cambiadas todas las piezas. Por otra parte, la ciencia nos demuestra que todas las células de nuestro cuerpo se han sustituido por otras nuevas al cabo de siete años. Las circunstancias a veces duran más de siete años, eso sí. Pero pueden no ser tampoco eternas.

Creo que las historias de yonkies harían mejor ejemplo que la triquiñuela del abogado del terrorista, como le decía a alguien un poco más arriba. Creo que en estos casos la sociedad entiende mejor la condición de nueva identidad, aunque ese cambio no tenga por qué suponer renunciar a la responsabilidad de todos mis yo, como asumo igualmente la de mis hijos mientras éstos sean menores de edad.

Salud!

mayo 14, 2011 7:29 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Me lo envuelve, efectivamente, somos gracias a lo que fuimos. No podemos negar la concatenación de causas y efectos que nos han traído hasta aquí. Y esos recuerdos son experiencias que nos hacen entender mejor esa evolución, sí. Pero no creo que elimine completamente el problema de la identidad, ya que también la experiencia ajena nos ayuda a entendernos mejor (educación, literatura, etc) y los recuerdos no tienen por qué ser exactos de experiencias pasadas, sino que también son susceptibles manipulación mental. En fin, que siempre se puede complicar un poco más la cosa. Saludos!



Luzdeana, me gusta dejarte preguntas. Lo importante siempre son las preguntas, no las respuestas. Me alegro de formar parte de tu nuevo yo, y que éste sea bueno, eh :) Besos!

mayo 14, 2011 7:29 p. m.  
Anonymous Alguien que disfrutaba viéndola dijo...

Disfrutaba viendola porque cada personaje era atractivo en sí mismo, porque eran de verdad, sin mascaras. Cuando él, se alejo del pueblo para vivir solo, no sé pero dejaron de cautivarme. Creo que esta parte de la que escribes, pertenece a esta última. Por eso dejo de gustarme, el guionista no lo hizo bien con Chris, no le pegaba rehuir algo que él había hecho. Somos, lo que somos, con nuestras luces y nuestras oscuridades, cuando lo aceptamos, cuando nos queremos tal cual, estamos más agusto con nosotros mismo. Huyo de quien para quererme me impone que tengo que cambiar. No l@ creo, nunca me querra aunque cambie. Quien nos quiere como somos y no nos pide que cambiemeos para querernos, es de quien nos podemos fiar porque nos quiere de verdad. A Chris, no le pegaba rehuir de su pasado, porque ese pasado lo había hecho tal y como él en ese momento.

mayo 15, 2011 11:12 a. m.  
Blogger Tomás Serrano dijo...

Es magnífico este blog, hecho por ti y todos los visitantes, que dejan comentarios brillantes.
Yo también creo que hey trampa en la comparación con el barco de Teseo.
Sacas a relucir al etarra que ha salido 19 años después y es un perfecto ejemplo de lo contrario de lo que tal vez querías sugerir: ahí le tienes haciendo propaganda electoral y sin ninguna muestra de arrepentimiento.

mayo 15, 2011 10:04 p. m.  
Blogger MK dijo...

Este fin de semana he estado en Menorca , por cuestiones de trabajo. Aunque siempre el tiempo allí se transforma y acaban siendo de todo un poco. Desde hace años si he de escoger mi lugar en el mundo , está allí.
Estaba cenando con unos amigos en el bar del pueblo , esos huevos fritos con patatas de toda la vida cuando vimos por la enorme tele colgada a nivel del techo como se desarrollaba el festival de Eurovisión.
Era yo la misma? Era yo la que había cambiado? Los huevos fritos sabían a gloria igual que hace veinte años .Me estaba riendo con los mismos amigos de hace veinte años ...y lo que es peor probablemente de algunos mismos chistes que nos hemos contado los últimos veinte años y que se nos olvidan de un año para otro.
Había entrado en el tunel del tiempo?.
No sé Lagarto ...però me encanta ese :
“estoy en mi tiempo, con todos, destilando la vida que hay dentro de mí”
Y me encanta que sigamos acordándonos de cosas como "Doctor en Alaska" y Nirvana .Y encontrando cosas que fueron y serán puntos comunes y que cambian y nunca cambian.
Como nosotros.


Y hablando de barcos ,y de Eurovisión te acuerdas de aquel ..."Y quién maneja mi baarca..." :-P
Besos

mayo 16, 2011 3:05 p. m.  
Blogger Zorro de Segovia dijo...

Te he hecho caso respecto al volumen del vídeo. Gracias!

Respecto a tu reflexión, desafortunadamente no creo en el don de la ubicuidad y Sor María de Ágreda no se ha pasado por aquí para explicarme lo contrario.

Por tanto no estoy dispuesto a exculpar ni a Chris ni al etarra. Chicos, vuestros cuerpos estaban allí, y no en un Universo paralelo sino en éste. Así que, como dirían en Castilla la Antigua, a "pechar" por los pecados pasados.

mayo 18, 2011 12:14 a. m.  
Blogger Roberto dijo...

me quedo otro rato empapándome de estos posts tuyos tan interesantes...

como esta en casa...

mayo 18, 2011 11:59 p. m.  
Blogger Colombine dijo...

Excelente blog.

Somos puro cambio, pero esencialmente creo que seguimos siempre siendo la misma persona; siempre habrá algo que nos defina aunque hayan pasado muchos años y/o tengamos el cuerpo absolutamente recauchutado.

Por otro lado tengo muy claro que negar al hombre la responsabilidad sobre sus actos es negarle su absoluta libertad. En el fondo, por mucho que nos empeñemos, somos tan soberbios que nos empecinamos de por vida en lo mismo, pocas veces el hombre busca su redención, un cambio radical sobre los valores que fundamentan su vida; si cambia, cambia sólo la superficie. El fondo, pocos tienen la valentía o humildad de cambiarlo. Somos un poco cobardes. Al menos esa es mi percepción.

Eso sí, sigamos destilando la vida al lado de los buenos amigos, que es una de sus mejores propuestas.

Saludos.

mayo 22, 2011 11:15 a. m.  
Blogger tomae dijo...

...yo me apunto al niño que llevo dentro porque siempre sale, al menos pasado los 40 (o cuando te reproduces si es el caso)...no sé si el adolescente saldrá después.

Saludos

mayo 24, 2011 11:12 p. m.  
Blogger Abraham dijo...

Gran serie.

¿Soy realmente yo el mismo que suspiraba enamorado por O'Conell?

¿O soy tanto como el Dr. Fleishman es el que ahora captura a los malos con "Numbers"?

Algo mío es, sin duda. Mi pasado es como esos jarrones que temen romperse, y por los que siempre he de responder.

mayo 25, 2011 6:21 p. m.  
Anonymous Mediterráneo dijo...

...ya no soy el mismo de cuando navegaba Teseo.

mayo 25, 2011 10:41 p. m.  
Blogger PSYCOMORO dijo...

Doctor en Alaska es uno de esos recuerdos que iluminan una época muy confusa, llena de identidades ambiguas y falsos inocentes. ¿Cuando dejamos de ser lo que parecemos? Quién sabe... Enorme entrada, Lagarto; y enorme tema de Nirvana. Saludos.

mayo 29, 2011 9:38 a. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Alguien... , la verdad es que, aunque el pueblo de Cicely perdía a sin la presencia de Joel, a mí me interesó mucho la evolución del personaje. Quizás era ya entonces otra serie, desde luego. De hecho fue cuando decidieron no hacer más temporadas.

Estoy contigo en que no merece nuestro amor quien pretende cambiarnos. Supongo que el secreto está en quien nos ayuda a encontrar un mejor yo dentro de nosotros mismos.

Salud!

mayo 29, 2011 9:40 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Tomás Serrano, no pretendo dejar impunes los delitos terribles de estas gentes, claro que no. Pero, aparte del estrambótico ejemplo, sí me parece interesante el debate sobre quiénes somos realmente cuando somos capaces de cambiar tanto. Salud!


Mk, me encantaría perderme unos días en Menorca. Qué envidia me estás dando. Sobre todo por los huevos fritos con patatas :) Sí, creo que ahí has dado en el clavo: huevos fritos menorquines o magdalenas proustianas, la memoria de las emociones es lo ue nos define. Petons!

mayo 29, 2011 9:41 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Zorro, gracias por subir el volumen. La intensidad de Cobain hay que sentirla en toda su brutalidad, o no nos enteramos de nada. Estoy de acuerdo contigo en que hay que “pechar” sí. Pero creo que la causa de este culpar está más en la responsabilidad que en la personalidad. Sí creo que el personaje de turno puede ser distinto en su identidad de quien cometiera el delito, pero eso no exime de ser responsable de esa otra identidad también. Algo así. Salud!


Gracias, Roberto. Siéntete en casa!

mayo 29, 2011 9:41 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Colombine, gracias por pasarte por aquí y por tus palabras. Lo interesante es saber qué es lo que lo que es lo mismo cuando todo ha cambiado. Quizás sea sólo la memoria, tan mutante como traidora.

Me ha gustado que trajeses aquí el concepto de libertad. Me ha parecido muy interesante, porque es verdad que esa libertad nos pertenece a ese nivel superior al cambio. Si no hay libertad no hay conciencia.

Saludos!

mayo 29, 2011 9:41 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Tomae, el niño que yo debo dentro debe estar muy escondido últimamente. A ver si un día me tomo unos huevos fritos menorquines, a falta de magdalena proustiana, y recupero algo que tengo tan perdido ahora mismo. Salud!


Abraham, desde luego, Maggie O’Connell de los ochenta no es la misma Janine Turner de hoy en día. El tiempo no espera a nadie, como cantaban los Rolling Stones. Pero peor pasa para otros, como Mickey Rouke. No rompamos nada, no. Salud!

mayo 29, 2011 9:41 p. m.  
Blogger NoSurrender dijo...

Mediterráneo, ja, ja.. muy bueno!!


Psycomoro, ¿Cuando dejamos de ser lo que parecemos? Pues no sé, a veces me temo que no dejamos nunca de ser lo que parecemos, y que incluso no somos más que lo que parecemos. Quizás nuestras máscaras cubren otras máscaras que a la e cubren a otras que ocultan un vacío. Salud!

mayo 29, 2011 9:42 p. m.  

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