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Hoy este Lagarto cumple 44 años.

En el año 44 el emperador Claudio regresó a Roma tras la conquista de Britania. Aún quedaba mucho para el descubrimiento de los Beatles, pero ya se empezaron a poner de moda los bardos bretones en Italia.

Britania es el nombre de un decadente hotel en la zona de embajadas de Lisboa, una ciudad que vive en el filo de la literatura y la vida, como un sueño de Thomas Mann en el Lido, que cuenta con 118 estaciones en su red de metro.

La Minnesota 118 State Highway fue la carretera en la que Bob Dylan dijo que había hecho autostop para llegar hasta Manhattan y conocer a los poetas revolucionarios neoyorquinos. Mintió como todos los poetas mienten; nunca hizo autostop. Quizás nunca estuvo en Minnesota ni en Manhattan.

Reconocemos a los autoestopistas porque estiran su brazo hacia la carretera y levantan el dedo pulgar. Pero en Sudamérica los autoestopistas deben enseñar la parte trasera de su mano con el dedo índice levantado en lugar del pulgar. En Polonia, la mano debe estar extendida y agitarse. En la India la mano se agita con la palma hacia abajo. En Israel la señal es apuntar el camino con el dedo índice. El autostop es una ciencia, tanto que en Moscú se ha creó una Escuela de Autostop en 1977.

En 1977 Keith Richards fue arrestado por enésima vez en Canadá por posesión de drogas. Tras el juicio le dejaron en libertad con la condición de ofrecer dos conciertos gratuitos para invidentes como servicio comunitario. Esta experiencia, emocional y dignificante, le hizo replantearse su relación con la heroína y dejar la heroína... por un tiempo.

Keith Richards acababa de cumplir 44 cuando grabó su primer disco en solitario, Talk is cheap. Fue una época en la que se sentía deprimido porque pensaba que había perdido su banda, los Rolling Stones, tras la apuesta de Mick Jagger por grabar discos en solitario. Le costó mucho hallar el valor suficiente para subirse a un escenario sin el parapeto de Mick Jagger. Al principio de esta aventura se sintió solo y asustado, pero libre. Y acabó siendo uno de los años más maravillosos de su vida. Los discos en solitario de Jagger fueron un fracaso, pero Talk is Cheap fue un rotundo éxito.

Hablar es fácil, talk is cheap. Lo fue para Claudio cuando regresó de Britania en loor de multitudes. Y para Thomas Mann cuando escribía sobre la muerte en Venecia desde un hotel en Lisboa. Y para Dylan cuando mentía sobre sus orígenes. También para el autoestopista que comparte viaje con un conductor desconocido, “¿de dónde eres, chico?”. O para Keith Richards cuando cumplió 44 años.

Lennon nunca cumplió 44 años. Así que es todo un lujo hablar, aquí, ahora. Hablar fácil, sin mucho pensar, sin mucho orden. Quizás lo único que da orden a este Laberinto es que cada 18 de septiembre me miro las canas incipientes y los surcos de la cara. Me digo que no me reconozco, pero me reafirmo en la promesa y os invito a participar de ella: no retreat, no surrender.





Una canción para alguien que cumple 44 años: Make no mistake, de Keith Richards

Un libro para alguien que cumple 44 años: Amsterdam, de Ian McEwan

Una película para alguien que cumple 44 años: Mad men, de Matthew Weiner


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